La presión para vender

La locura del sistema …. «tenemos que vender más …. y más y más …..» Es una posición enloquecida y esquizofrénica, sin final -si acaso un suicidio del sistema de contradicciones en el final de los finales-.

La famosa presión para vender del sistema: ¿por qué? es fácil de contestar y simplemente, porque si no venden se quedan con lo que han producido, pero ah desgracia, como cuando producen generan menos renta de la necesaria para comprar lo que quieren cobrar por lo producido, el resultado siempre es desproporcionado y siempre hay más cosas que las que se pueden comprar, sobran cosas, pero sin embargo, si quieres seguir compitiendo tienes que seguir produciendo, tienes que seguir vendiendo y tienes que seguir ganando dinero. En caso contrario, te vas …. y nadie se acordará de ti.

Es más difícil contestar a la pregunta, ¿para qué tanta presión por vender? porque en planos micro tiene una respuesta, pero en macro, en sociedad no la tiene. En el plano micro es vender y anticiparte al otro, pero en el macro no tiene mucho sentido sobre todo si no se genera la renta suficiente para comprar lo que se ofrece. En consecuencia, diría Marx esto lleva a la sobreproducción, que Keynes llamaba demanda insuficiente, no da lo mismo, pero aquí vamos a permitir que valga igual. En cualquier caso, hasta Ricardo sabía que la economía tendía a agotarse en sí misma, a un estado de estacionario a deprimido, y siempre por la misma razón.

La terapia que utiliza el sistema es dedicar casi todos sus recursos a vender. En los últimos veinte años, el puesto de vendedor o en temas relacionados con la venta, como el marketing o la publicidad, ha aumentado extraordinariamente, pero eso sólo ha hecho aumentar los costes, y presionar sobre otros factores, como la monopolización, para mantener los precios y hasta elevarlos. En definitiva, por más recursos que se dediquen a vender, sólo se puede salvar a la competencia, es decir, que «yo no sea el afectado por la sobreproducción», y que sea otro, otro empresario cualquiera, que no ha dedicado tanto tiempo ni recursos a vender y «le ha pillado el toro». Asi se produce la selección dentro del sistema. El que más vende, aleja del mercado al otro, y así no pierde mercado, es decir, sigue vendiendo. Algún día le tocará suicidarse, pero todavía no ha sido esta vez: otro se ha deprimido antes que él.

¿Cómo hemos llegado a la presión total para vender manifestada en tantas cosas? ¿Cómo es que ese problema se ha ido acentuando y cada vez son precisos más recursos para seguir vendiendo lo mismo? También es simple la respuesta: la competencia origina este stress continuo, donde nunca se llega a estar, sino que se vive en un continuum no vivir. Además, la venta es el último escalón de un proceso productivo, y ahí, en lo marginal, es donde el sistema se la juega, donde aparecen los stocks que no se pueden vender o se han de malvender, dónde los clientes pueden exigir más y que la presión se haga insoportable. En fin, hemos llegado aquí por la misma dinámica del sistema, pero siempre el capitalismo ha tenido las mismas presiones. Lo que pasa es que en la medida en que el mercado se mundializa, quedan menos espacios para cubrir, y no es ya fácil encontrar nuevos mercados. Ahora el capital todavía tiene un mercado potencial poco desarrollado, en términos generales, África. Aunque es un mercado complicado, porque las rentas no fluyen con gran facilidad, porque ha sido arrasado por las manufacturas del mundo desarrollado, y eso ha llevado a un terrible paro, o ejercito de reserva, que en otros sitios espera a la puerta de Melilla y de Ceuta a irse de ese mundo destruído que es la posibilidad de tener medios de vida que ya no es posible contemplar en buena parte de África. Por tanto, la mundialización del mercado encuentra en lo marginal un gran problema que probablemente no le resuelva el problema, porque lo cierto es que todos han de acaparar lo más posible el mercado y para ello, van a tener que seguir produciendo por encima de lo que pueden vender, y reduciendo en lo máximo las rentas salariales y asociadas para seguir manteniendo sus tasas de beneficio estables, y eso conducirá a una reducción cada vez más acentuada de la disponibilidad de rentas para dedicar al consumo, y por tanto, la sobreproducción se acenturá.

En fin, hacía tiempo que tenía una deuda con Shigeto Tsuru, su «Adonde va el capitalismo», fue un libro maravilloso que me abrió los ojos a muchas aspectos que hasta ese momento no habían aflorado ni en mi mente, ni tampoco en los pensadores que había leído. Gracias, Shigheto, murió justo cuando yo renací, en 2006.

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