«- Maestro, ¿qué le llega al hombre inteligente tras la muerte?
– No lo sé
– ¿No sois un hombre inteligente?
– Si. Pero no estoy muerto»
¡Qué gran y corto diálogo zen! ¿Cómo vas a responder o hablar sobre algo que no has vivido? ¿Cómo es posible que tantos hablen sin haber vivido, sin haber experimentado? y …. ¿hasta rebatan tus argumentos vivenciales, experienciales, sin haberlos puesto nunca en práctica? Es curioso como somos, que poco serios somos, cuando hablamos no sólo de lo que no sabemos, sino que tampoco hemos vivido de lo que hablamos.