Desde que el sistema capitalista se denomina así y aún antes, sabemos que el gran objetivo del mismo es bajar la tasa de salarios por unidad producida.
Por tanto, bajar los salarios siempre es una prioridad que permite al sistema ampliar el margen-excedente-beneficio a mejores cotas, o ser más competitivo y adelantarse al competidor, ganándole mercado y posicionándose en mejor ubicación para poder continuar la carrera de la competencia.
En la última fase del sistema, denominada globalización, y consistente en la formación de un mercado globalizado y mundializado, más amplio que en la precedente fase de internacionalización, lo que más ha dado vida al sistema ha sido precisamente el bloqueo y tendencia a la baja de los salarios netos recibidos por los trabajadores, teniendo presente la inserción en el mercado de países emergentes, donde los salarios medios eran claramente inferiores. Con la disculpa de la competitividad internacional, los salarios -y las condiciones de trabajo y de vida- en el mundo occidental han tendido a bajar de manera significativa. Una de sus formas, donde además existe una posible confusión entre lo que es salario y lo que no lo es- y que ahora se debate de forma continua en la sociedad española entre gobierno, patronales y sindicatos, la reducción del salario social, es decir, de las cotizaciones a la seguridad social, a lo que podíamos simplificar llamando “nuestro Estado de Bienestar”.
Los patronos están muy interesados en “pagar menos” por esa parte del salario -de los trabajadores y empleados, no de las empresas, ni del Estado- y de esa forma, pagar menos en términos netos de salarios, o en otras palabras, bajar la tasa de salarios.
Lo curioso es que esto se plantee como una “reivindicación” que parece que tiene que concederla el Estado, cuando quienes tienen que decir todo al respecto, porque es suyo, son los trabajadores o sus representantes, aunque claro sabemos de lo condicionados social, política y económicamente que están las instituciones sindicales. Por tanto, los sindicatos tienen que darse real cuenta de que eso es una parte directa del salario, que pertenece al trabajador, y que si se paga por ello y se deja de pagar una parte, ellos, los trabajadores son los que van a perder con menos prestaciones de la seguridad social, probablemente menos prestaciones por paro o por salud o por lo que sea. Es un dinero diferido que es de ellos, de los trabajadores, y ahí se juega la bajada del nivel de vida de los mismos. Un paso más para presionar los salarios hacia abajo, tendencia sin duda bien demostrada en la teoría marxiana, pero que nadie quiere comprender, porque es peligroso comprenderlo.
Bajar las cotizaciones llamadas de las empresas a la seguridad, exigirá -para mantener los niveles de prestación- que una parte del salario disponible de los trabajadores vaya a cubrir ese hueco, o bien, que es lo que normalmente ocurrirá, que las prestaciones se reduzcan en cantidad o en calidad o en ambas facetas a la vez. Todo esto equivale a un más bajo nivel de vida a corto, medio y largo plazo.
Por el contrario, los patronos aumentarán su margen en la misma medida en que bajen esos costes salariales y podrán exprimir y explotar aún más a los trabajadores y hacerlos más y más dependientes y sometidos a sus deseos, como ya se ha notado que viene ocurriendo desde que en los años ochenta iniciára el sistema esta nueva ruta de la globalización.
Si explico las cosas de forma muy clarita y poco técnica, es porque esto es necesario decirlo, decirlo seriamente, basado en conocimiento, pero de tal forma que todos sepamos lo que está ocurriendo. Por desgracia, los de mi profesión tendemos a hablar con “palabros” oscuros y serpenteantes y evitar así decir las cosas como son, aunque luego le pongamos unos nombres sugerentes por lo incomprensibles.
Hay que hablar claro: el sistema capitalista fundamenta su expansión continua -cuestión que habría que saber si es buena para la humanidad- y enloquecida a partir de una baja continua de la tasa de salarios, ahora de la tasa de salarios media mundial, y de la que dejar de pagar el salario diferido de una parte de la cotización social por parte de los patronos, es sencillamente su forma actual de expresión. Hay otras muchas directa o indirectamente vinculadas a esta, como el lock out, los ERE, la deslocalización industrial, los convenios para mantener empleo bajando salarios, el sometimiento de los trabajadores en función de que no tienen alternativas de empleo disponibles, sino que se trata de someterse o irse al paro, ….. etc.