«Si los hombres no tuvieran esta facultad, una facultad igual en todos, de conmoverse, de enternecerse recíprocamente, se convertirían muy rápido en extraños unos respecto de otros, se dispersarían al azar por el planeta y las sociedades se disolverían ….El ejercicio de esta potencia es a la vez el más dulce de todos nuestros placeres y la más imperiosa de todas nuestras necesidades» Joseph Jacotot