Innovando en nuestra caja negra

¿Con qué instrumentos contamos para conocer nuestra particular caja negra?.

.En primer lugar, con nuestra actitud profesoral o directiva, realmente implicada. Sea Ud. el primero en dar ejemplo y pronto disfrutará de resultados. Nunca hay que olvidar que prácticamente sólo aprendemos viendo a los demás, aprendemos de cómo hacen las cosas y no de lo que dicen. Por tanto, si Ud. quiere una cosa, hágala Ud. primero, y luego désela a probar a los amigos y compañeros. No se conforme con tomar la decisión de que hay que hacer una cosa, y luego a pedir cuentas. Disfrutará si vive la experiencia directamente, y además, aprenderá y se verá fortalecido en su liderazgo, porque Ud. ha demostrado que se puede hacer y es un ejemplo, y así sucesivamente. No se lo pierda, es eficaz y satisfactorio

.En segundo término, promueva -sin necesidad de un objetivo inmediato- los espacios de comunicación y de diálogo sobre la tarea -sobre el trabajo-.

.En tercer lugar, sea justo y transparente en la impartición de la justicia. Cuando tenga que reprender a alguien hágalo en entrevista, a no ser que el «delito» haya sido cometido en público. En cualquier caso, una reconsideración privada nunca viene mal, cuando es necesaria. Por otra parte, trabaje con el grupo, sea transparente con él. Nadie le va a pedir que repita todo lo que hace, sino que mantenga el sentido de lo que pasa, y que aporte información necesaria para realizar el trabajo. Pero no se guarde cosas en la manga, sobre todo si son posiciones estratégicas o informaciones que afectan a la tarea de todos o de cada uno.

.En cuarto lugar, inspire confianza. Sea coherente con sus decisiones. Si se equivoca, lo cual es humano y más que posible, sepa rectificar. Recuerde que se aprende en la experiencia, y la experiencia de cada uno está plagada de equivocaciones y de caminos erróneos. Ha aprendido así, pues permita que los demás también aprenden así, evitando idealizar «su seguridad e infalibilidad».

.En quinto lugar, sea sincero y haga corresponder su mundo interior con su mundo exterior (no se mienta con eso de «yo soy así aquí, pero en casa soy de tal otra forma»). Dice Nietzsche que no es preciso ser muy inteligente para ser sincero. Por tanto, no es tan dificil, y la sinceridad implica correspondencia de mundos. Le aseguro que puede Ud. ser tan cariñoso en su casa como en su trabajo, e igual que piensa que su familia está bastante contenta con Ud., puede pensar lo mismo sobre sus subordinados y compañeros. Es preciso ser racional, pero aceptar nuestra emocionalidad, sacarla y no guardarla como dice Kets de Vries que hacen los alexithímicos.

.En sexto lugar, sea realmente respetuoso con los demás
(llegue puntualmente a sus compromisos y citas, respete el turno de palabra y la aportación de cualquiera distinto de Ud., escuche y permita hablar, etc.). Cuando respetamos a los otros, somos capaces de aprender de ellos, porque sabemos que tienen algo importante que decirnos. Esta sería la filosofía que está implícita en el benchmarking, hoy tan de moda. En efecto, respetar a los demás es rentable, aunque un verdadero sentimiento de respeto no busca la rentabilidad, sino la comprensión y la humanidad y a través de ella unos buenos resultados. Es lo mismo que cuidar las amistades: si las cuidas suficientemente y disfrutas de su compañía, nunca te fallarán.

.En séptimo lugar, trabaje con los otros y piense que Ud. sólo no puede sacar la empresa adelante, ni puede hacer todos los roles, por más que le gustaría, porque, por supuesto, «Ud.seguirá pensando que Ud. lo hace mejor que nadie». Avance y trabaje en equipo y deje espacio a los otros. Trabajar en equipo no significa aprovecharse del equipo, ni tampoco que le acompañen indefectiblemente. Trabajar en equipo es dejar espacio para que los demás se desarrollen y contribuyan a un objetivo o estrategia común, con libertad y sin miedos, participando de los esfuerzos y de los resultados. ¡Ah! y no se preocupe, trabajar en equipo no reduce su capacidad personal, no se pierde la personalidad en un grupo, sino que se potencia y desarrolla en forma de mayor libertad individual. Claro que muchas veces no se quiere trabajar con otros, y si aprovecharse de lo que hacen, porque no se tiene un «yo» suficientemente formado, una personalidad definida, y esto permite que el sujeto se refugie en triquiñuelas del poder maquiavélico para mantener un no-equipo

.En octavo lugar, aprenda de lo que hace y de lo que hacen los demás y demuéstreles a los otros lo que ha aprendido de ellos: consiga una posición de aprendizaje permanente. Muestre a los demás lo que ha aprendido de nuevo, presénteselo como hipótesis, para ser mejorada por ellos mismos y por Ud. Igualmente, sea capaz de devolver y reparar al que ha trabajado diciéndole lo que ha aprendido de su trabajo y trabajando con él. Una posición así sólo puede alcanzar nuevas satisfacciones. Nota: es cierto que es muy duro reconocer que no se tiene la verdad absoluta, y no siendo así que dificil es devolver cosas buenas a los otros, pero es preciso hacer un esfuerzo, vale la pena. Tenga en cuenta que esto se aprende haciéndolo, y según se va metiendo en un papel así más satisfacción va encontrando. Es preciso aprender haciendo las cosas, aunque cueste trabajo aceptar que no poseemos la verdad

.En noveno lugar, sea uno más, aún sabiendo que es diferente porque su rol es diferente, pero otros podrían jugarlo con cierto entrenamiento y experiencia tan bien como Ud. No es imprescindible, pero es importante. Todos somos «primus inter pares» vistos desde nosotros mismos. Y así es correcto contemplarse. Soy lo más importante para mí y para mi familia, necesito conocerme mejor, dotarme de lo mejor para continuar aprendiendo y desarrollándome; pero estoy con otros y trabajo con otros y los otros me aportan mucho. Me alegro de que sean diferentes, porque así tengo una oportunidad más de aprender de sus diferencias. Y … no soy imprescindible. Muchas personas podrían ocupar mi puesto, pero yo lo hago bien y sigo creciendo; así que soy importante y tampoco absolutamente prescindible, sólo relativamente. Dice Piedrabuena que «hay que ganarse todos los días el puesto que se tiene».

.En décimo lugar, use el método de la responsabilidad, nunca el de la culpabilidad. Si algo no sale bien, que siempre exista un responsable que puede dimitir y no un culpable que ha de ser castigado. Si algo no se hace correctamente, no busque un culpable, sino un responsable. Los culpables son castigados y, muchas veces, como ocurre en nuestra cultura, confiesan sus pecados, se someten y así son perdonados, o bien pueden morir eternamente. Si son perdonados, probablemente repitan las mismas pautas de comportamiento, y piensen que aunque vuelvan a ser encontrados en falta, pueden ser perdonados nuevamente, y no tienen que aprender a hacer las cosas de otra forma. Si no son perdonados, son cesados. Este país está lleno de cesados (y no de dimitidos). El cese produce un «regusto» amargo al poder (a los poderes les gusta tener la facultad de cesar; no les gusta que la gente les presente la dimisión), y produce una especie de exclusión y pecado mortal para el cesado, que sólo si es rehabilitado podrá sentirse nuevamente en la familia. Los responsables se hacen cargo de los resultados de su trabajo y de la calidad del mismo, y si las cosas no salen bien, o no se cree posible hacerlas con una calidad adecuada, se dimite. La dimisión nace de un acto de autocrítica y de consciencia de límites para el puesto que se ocupa. La responsabilidad es algo más avanzado que la culpa.

.En undécimo término, sepa guardar las distancias oportunas; no confunda un trabajo o la relación con un alumn@ con una amistad (por supuesto, que es posible desarrollar amistades en el trabajo, pero esa es otra cuestión); una posición con la distancia oportuna reduce las oportunidades de crear o de dar la sensación de discriminaciones entre los colaboradores o alumnos. En nuestra cultura nos cuesta trabajo hacer disociaciones operativas; hasta nuestro teatro es demasiado teatral, no como el anglosajón, especialmente el norteamericano, que es tremendamente apegado a la realidad, se representa, no se dramatiza. Jorge Amado decía en sus memorias que somos un país dramático, y acierta en lo substancial. Dramático y que casi en consecuencia, no sabe representar: tememos nuestra parte emocional, que en cualquier momento nos puede traicionar y hacemos una fosilización de nuestro papel en la vida. Bien, aprenda a guardar las distancias. ¿Cuantas oportunidades tiene un profesor de «ligar» con alumnas?. Muchas a lo largo de los años de docencia. Muchos hasta defienden esa postura en foros públicos y es una posibilidad a la que muchos profesores no renuncian. ¿Cómo van a aprender los participantes en el entuerto?, ¿Y los otros, que pensarán? ¿qué estado emocional estoy produciendo en el auditorio, entre mis alumnos? ¿Qué ejemplo estoy dando? Vuelvo a repetir que esta falta de distancia en la universidad existe y además se justifica. Es parecido a los muchos sucesos relacionados con amoríos entre jefes y subordinados.

.En duodécimo lugar, sea versátil, pero sepa mantener la orientación en todo momento. No se desvié de los problemas principales que siempre están relacionados con la tarea o con el trabajo. No se es innovador porque todos los días se cambie de ideas. Se es más innovador sabiendo mantener el sentido de lo que se hace, dentro de un horizonte coherente.

Etc. etc. etc.

. Enésimo lugar, y, sobre todo, créase lo que hace e dele sentido global a todo lo dicho anteriormente.

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