Los expertos sabemos que nuestra sociedad, nuestro sistema económico y empresarial no genera la oferta de trabajo suficiente en cantidad y en calidad, que es un sistema donde continuamente escasea el trabajo. Me refiero a España, evidentemente. Siempre ha habido más demanda de trabajo que oferta. Y eso es claro que es un defecto estructural del sistema.

Cuando vamos a U.S.A. o a U.K. nos suele sorprender la gran cantidad de anuncios en todos los sitios, donde se demanda a trabajadores para trabajos concretos. El mercado es más fluído y normalmente existen puestos de trabajo suficientes para todos los que quieren trabajar. Eso no ha ocurrido en una economía como la española donde la tasa media real de desempleo se ha situado continuamente y en la historia por encima del 20%. A veces, mucho más. Si los cálculos los hiciéramos bien, nos daríamos cuenta de que nuestro sistema empresarial es poco creador de empleos, porque está más preocupado por los costes que por las oportunidades, por los costes que por la calidad de sus prestaciones y de destino al cliente, de sus costes y no de sus trabajadores.

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Las tasas de actividad en España son sorprendentemente bajas, si las comparamos con la media europea; durante años hemos sido emigrantes y hemos “expulsado” a un montón de parados, que luego, claro, no se reflejaban en nuestras estadísticas y aún así teníamos tasas de paro superiores al 15%. Por eso también, el empleo público ha sido forzosamente mayor del necesario, ha actuado como un «refugio» ante la baja oferta de empleo, y ha crecido más de lo debido, porque las oportundades del sector privado han sido menores de las que debían haber sido, dado que estamos en un sistema de mercado capitalista.

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No ocurre lo mismo en la mayoría de los países avanzados europeos, donde es excepcional que las tasas de paro superen al 10%, muy excepcional, porque casi nunca se alcanzan, salvo situaciones entre la primera y la segunda guerra mundiales. Nosotros hemos tenido que ir a la emigración, y todavía hoy soportamos tasas de actividad bajísimas en relación con la media europea o la de Estados Unidos, que no es precisamente alta. Y todo es nuestro sistema empresarial, más preocupado con no gastar, más preocupado con hacer negocios, que con dar un buen servicio, que prestar un servicio inigualable a sus clientes, o de hacer empresa, porque lo que realmente faculta a la empresa socialmente no es que gane más o menos dinero, sino que genere empleo.

Asi es, hacer empresa o hacer dinero no tienen que ser cosas incompatibles, pero aquí predomina hacer dinero sobre hacer empresa, y los resultados son los que son. Si primamos el beneficio sobre la calidad, si primamos el beneficio sobre el futuro, si primamos el beneficio por encima de todo, estamos al borde del abismo y seguro, no tenemos futuro. Es fácil decir que en nuestro país se invierte poco en investigación, desarrollo e innovación porque se invierto poco en futuro, y realmente nosotros estamos más preocupados por un presente floreciente que por un futuro para nuestros hijos.

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No plantamos hayas o secuoias o robles, plantamos eucaliptos y pinos y así nos va. No queremos ver que el buen empleo hace empresas sólidas, y con futuro, y regenera el empleo, porque da continuidad a lo bien iniciado. El empleo precario o insuficiente sólo sirve para tapar los «agujeros» de la hipoteca y para «lavar» la cara de los políticos, sobre todo cuando se acercan unas elecciones.

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5 comentarios en «Empleo»

  1. Hola,

    considera Ud esto un problema social y cultural, de profundidad, para España que dificilmente se puede cambiar o es algo que quizás se cambiará rapidamente con el desarrollo económico social que pueda tener España en el próximo futuro?
    Quiero decir, es un problema social-cultural de dificil arreglo, o un problema con solución más facil?
    Saludo,

  2. Puede cambiar, pero a largo plazo, porque es una característica estructural del sistema económico y social. La entrada en Europa, en la Unión Europea, ha cambiado parcialmente la situación, mejorándola parcialmente, de forma estructural, pero aún así y en época de bonanza económica, como han sido estos últimos años, sin duda, el desempleo ha disminuido, y también ha aumentado la tasa de actividad, pero sin embargo, la calidad del empleo no ha mejorado, sino que ha empeorado en términos medios. El modelo «constructor», motor básico de los últimos años, ha actuado negativamente, y la crísis inmobiliaria puede convertirse en una buena oportunidad para que al menos no se deteriore más la calidad del empleo. Aún así tendríamos que «tirar» mucho de I+D+i para empezar a transformar el modelo, cosa que hasta ahora no ha ocurrido. Eso es lo que pienso: se puede cambiar, pero a largo plazo y con muchas resistencias.

  3. Creo que es muy dificil de cambiar, además en los últimos años se ha empeorado considerablemente. La situación de empleo cada vez es más precaria, los salarios más bajos y el desajuste entre la formación y el trabajo que se realiza desmotivador. Desde luego es un problema social y cultural y no tiene arreglo, al menos a muy muy largo plazo.

  4. Hagamos un viaje a la época en que Castilla-España era un imperio y el oro y la plata fluían a nuestro país por diversas formas. El desempleo era feroz. Uno de los problemas lo hemos parcialmente resuelto, el que se derivaba de lo que llamábamos hidalgos, esos personajes históricos que «odiaban» tener que hacer algo práctico y trabajar, que no fuera con las armas -este tema está bastante resuelto, aunque no del todo-; el otro tema era que no teníamos empresarios, que no había emprendedores, sino aventureros y conquistadores, que es cosa bien distinta; ni tampoco teníamos comerciantes, o los pocos que había -en reinos como Aragón o Valencia-, no los dejábamos -literalmente, no los dejábamos- ir a las Indias, ni por tanto comerciar. Sólo iban el de la espada, el escriba y el de la sotana y la cruz, y luego los buscadores de El Dorado. Es decir, no teníamos oferta de empleo. Sólo empleos para guerrear. De ahí que la revolución industrial nos «cazó» en calzoncillos, y no se puede hablar de acceso al modo de producción capitalista propiamente dicho hasta mediados de la década de los cincuenta del siglo pasado, sí, me refiero al siglo XX, algo así como doscientos años después de que Francia y Gran Bretaña se lanzaran a la acumulación agrícola y la consiguiente revolución industrial. Verlo para creerlo. No me costaría citar detrás de mis argumentos a grandes historiadores, como Vicent Vives u otros. No me lo he inventado yo. Es historia y fue realidad. Mientras en Inglaterra o en Francia o en Holanda, había empresarios, de todos tipos, unos comerciantes, otros artesanos, otros banqueros, otros agricultores ……. De ahí viene nuestro atraso.

  5. Estimado señor Carballo:

    ¿Cómo ve usted que la actual económia, concretamente la crisis Española, puede perjudicar negativamente a las nuevas tecnologías? (Internet, móbiles, redes sociales, etc) y a los trabajadores de este sector (hablo por mí)

    Gracias de antemano por su respuesta.
    Un cordial saludo.

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