«Para facilitar la comunicación con los empleados de sus muchas sucursales del país, los directivos de Staples, compañía de suministros de oficina con sede en Framingham, Massachussetts, se reunen trimestralmente con los empleados de cada una de las tiendas de esta cadena para hablar del desempeño de la empresa y sus prioridades. Se anima a los empleados a hacer preguntas y sugerencias, y los resultados se publican un mes más tarde en un folleto que se distribuye a todos los trabajadores» (Bob Nelson: «1001 formas de motivar»),

He tomado casi al azar una vertiente de la motivación que es el centro de los procesos innovadores, y aún en un nivel menor, de competencia. Hace años, cuando fuí la primera vez a Gran Bretaña a trabajar, me encontré con una práctica similar, a la que llamaban «briefing teams», que consistía, aunque había variaciones entre las empresas, en la reunión en pequeños grupos de los trabajadores de una unidad para difundir como iban las cosas, y recibir todo tipo de preguntas y propuestas para que fueran mejor. En España, esta técnica sólo la ví en funcionamiento en Gas Natural a finales de los ochenta y principios de los noventa. No sé si seguirán haciéndolo, aunque me parece que el formato que utilizaban era algo pesado desde el punto de vista del trabajo que generaba.

Sin duda, saber donde estamos, que hemos hecho y adonde queremos ir es decisivo para mantener un nivel mínimo de motivación entre los trabajadores y todos los integrantes de una unidad empresarial u organizacional. Una reunión de media hora al mes «no hace daño» y sin embargo, puede mantener el sentido y sobre todo, la pertenencia, el holding de los que participan todos los días, y hacen posible, que las cosas funcionen. Un pequeño, pero gran empresario, amigo, lo practicaba en su empresa todos los días, y la primera media hora servía para que todos se pusieran las «pilas» y se pusieran a trabajar sabiendo hacia donde se dirigían y por qué lo hacían. Y trabajaba con personas deficientes. Quizás aquí la necesidad del colectivo, conllevaba a hacer las cosas bien …. Sin duda, la necesidad siempre es un buen punto de partida. Lo cierto es que se practica bien poco algo tan necesario para mantener la coherencia y el estado motivacional, como serían las reuniones informativas y de sugerencias, reuniones vivas, reuniones llenas de calor y de intercambios, espacios para conocerse mejor y para saber lo que queremos, cómo lo queremos y para qué lo queremos. Los «briefing team» son una gran opción sin explotar, todavía hoy.

Claro que para eso necesitamos una sensibilidad social mayor y una necesidad también mayor. En un mercado que crea menos empleo del necesario, nunca hay «escasez» en relación con el trabajador, y consiguientemente, se cree que no es preciso hacer los esfuerzos necesarios para que se motive y se sienta interesado realmente en lo que hace. No hay competencia por el trabajador. No creamos suficiente empleo y siempre mantenemos tasas de desempleo excesivamente amplias. Y tampoco cuidamos la calidad del empleo, ni lo creamos. En fin, nos queda mucho tramo por andar.

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