«El tiempo no es oro, el oro no vale nada, el tiempo es vida» José Luis Sampedro
No, el tiempo no es oro, es vida, es pasado, es futuro. Dicen los físicos que el tiempo sólo existe desde el Big Bang, aunque pienso que es más viejo. En todo caso, si hasta es anterior al Big Bang, ya lleva «tiempo».
Lo que no es, como dice el maestro, es oro. Los suizos, a quienes se les supone que inventaron los relojes nos hicieron algunas bromas pesadas: el reloj mismo, con su cansino andar en dirección contraria a lo que tenía que ser, esa forma tan rara de ir … en un círculo.
Y desde luego, el tiempo no es un círculo, entre otras cosas, porque el tiempo no se repite, no vuelve al mismo sitio, excepto para los curas y los muy de derechas, que siempre están con esas cosas de las nostalgias y todo eso, y al final se quedan en el pasado, con lo bien que se pasa viviendo el presente y no estando siempre que si antes eran las cosas mejor y todas esas chorradas. Pues bien, el tiempo no puede medirse por un reloj porque el reloj es circular o tiende a formar círculos y a volver a ser las dos menos diez, dentro de doce horas, y a volver a repetirse.
Sin embargo, el tiempo fluye, el tiempo, si es cierto lo de los físicos, lleva caminando unos 14 evos -que no huevos, aunque podría ser-, que son miles de millones de años luz, demasiado para ponerlo en ceros y números. Y eso siempre que el tiempo no estuviera funcionando antes del Big Bang, que es mi opinión. Por tanto, el tiempo es y punto.
Desde luego el tiempo no es oro, porque el oro no tiene mayor cualidad que ser «dorado», es decir, ser oro y luego ser ostentación de los ricos y de sus señoras. Es un metal que me parece que no sirve para mucho. Yo, al menos, no llevo nada de oro, y eso debe querer decir que no vale nada, sólo para molar con otros tontos, pero nada más.
Bueno, el oro fue en su momento moneda, pero hace ya mucho. Se acabó con el llamado papel-moneda, más o menos cuando Hilferding escribió su famosa obra, hace ya mucho, más de cien años. A ese sistema monetario le llegaron a llamar patrón de cambios oro, pero no era verdad, porque cuando De Gaulle le exigió a los USA que le cambiasen los dólares que había acumulado en su Banco de Francia por oro, estos prefirieron declararse en quiebra y declarar en quiebra el sistema nacido en Breton Woods en los cuarenta, antes que pagarle en oro, lo cual me lleva a pensar que probablemente o el oro no valía nada, y nunca hubieran pagado los dólares con el oro que supuestamente tenian, o lo querían tanto en su Reserva Federal que no querían de ninguna forma desprenderse de él, probablemente porque las señoras de los ricachos de la Reserva lo habían convertido en ostentaciones a lo «teoría de la clase ociosa» de Veblen.
En definitiva, mi maestro, Sampedro, al cual tanto echamos en falta, tiene, tenía razón -razón intemporal, razón de sentido común- cuando dice que el oro no vale nada, y que el tiempo sin embargo tiene su valor en la vida y en vivirlo, y aunque es corto, aunque vivas cien años, estamos aquí para disfrutarlo, haciendo como que pensamos, haciendo como que amamos u odiamos, y haciendo como si fuera realmente importante, y lo es, ya lo creo, que después como suelo decir, sólo nos esperan «os vermes» o la reencarnación según budistas y demas orientales, y también los espíritas …. -siempre cabe una mínima posibilidad de reencarnarnos en perros o bien en humanos, y seguir luchando y viviendo el tiempo, que no está mal: es poco, pero no está tan mal como parecía, aunque es cierto que podría ser mejor. En fin, el tiempo no es oro, sino vida, y a vivirla que son dos días.