¿Elemental, querido Watson? ¿Cómo es posible que ahora que ha salido el sol, veamos que en los campus universitarios, la suciedad, los papeles en el suelo y en el cesped, las latas, los fumadores empedernidos y contaminantes, también con sus restos, están a la orden del día? Mientras no hizo sol, no mirábamos nada, o todo estaba más gris, pero cuando el sol se ha instalado, vemos de pronto que los verdes están llenos de papeles tirados, de latas, de vasos de papel, de colillas, …. y ¿eso es lo que os enseñan? decía mi abuela, eso es lo que os enseñan cuando vais al colegio. Estos ya no van al colegio, van a la universidad, es decir, son unos privilegiados, hijos en su mayoría de las clases más acomodadas de la sociedad, de clases medias altas y medias, ¿Cómo es posible que sean tan sucios? ¿Cómo es posible que no hayan aprendido que las cosas hay que saber dejarlas como mínimo igual que estaban, pero si es posible, mejor? ¿No se les ha enseñado ni estos? Privilegiados y sucios, ¿quién les ha enseñado a tirarlo todo, a manchar?
Aunque se enfade alguno de mis lectores, pienso que es un problema de nuestra forma de ser, de la falta de educación (la libertad de cada uno acaba donde empieza la de los otros), despreocupación, indolencia -como decía Lucas Mallada- y sentido de superioridad respecto a los otros.
Una vez, y creo que ya lo he contado, pero siempre me acuerdo porque es sintomático de esos privilegios lamentables y esa forma de mirar por encima del otro a los otros, una vez íbamos otro profesor relevante y yo por el campus y ante la cantidad de suciedad que había en el camino y en las veredas del camino y los verdes, le dije: parece mentira que pongamos esto tan sucio y nadie lo remedie. A lo que el profesor citado respondió: es que los barrenderos no hacen bien su trabajo. Totalmente clavado lo que es, privilegios y suciedad. Pienso que esto no ocurre en muchos sitios de este país, España, que he recorrido, donde la gente no tira al suelo en el bar los deshechos, ni otras cosas. Son cosas que ocurren comúnmente en Madrid. Y de siempre. Llevo 50 años y no me acostumbro ni a los privilegiados y miradores por encima del hombro, ni a la suciedad que producen y que hacen que esta ciudad siga siendo sucia, a pesar de que los profesionales de la limpieza hacen un trabajo extraordinario y desde luego, mayor que en Suiza o que en Barcelona o que en otros sitios, donde estas cosas ocurren muchísimo menos.
Tenemos que saber educar en lo que es importante: y apoyar el privilegio o la discriminación; o también no denunciar la suciedad o el que fumen dentro de los locales públicos, es muy grave y los profesores tendríamos que ser más estrictos. Y también los padres …. que finalmente son los que dan el ejemplo más inmediato.
LOS PADRES …Y TAMBIEN LAS MADRES.
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