Siguiendo la estela de Leonardo da Vinci en las citas de la entrada precedente. Quisiera hacer una breve reflexión sobre sus aplicaciones al aprendizaje.
Hay tres puntos básicos a considerar:
a) sin experiencia no hay ciencia, lo cual quiere decir que sin experiencia no hay aprendizaje, o es mucho menos interesante y menor, la experiencia es el medio para generar espacios de interrelación, para intercambiar «los cromos», e intercambiándolos, aprender, y encontrar razones-proyectos para transformar;
b) que la experiencia se vive a través de los sentidos, y cuando hablamos de experiencia hablamos de vivencias, hablamos de seres humanos, de seres vivos, de personas que aprenden sintiendo, a partir de los sentimientos, de lo que delatan nuestras yemas de los dedos: no, no se trata de memorizar y reproducir, sino de sentir y experimentar; en el sentir está la profundización en nosotros mismos, las cosas que no pasan en balde; en el experimentar está toda la aventura de la vida, la búsqueda, el saber no hallado, y siempre sorprendente por su riqueza de matices; y
c) que sentimiento se interrelaciona profundamente con experiencia. La acción experimental, la experiencia misma no se puede abordar sin sentir, sin convertir luego ese sentimiento -esa necesidad, esa percepción- en conocimiento, a través de un sistema complejo que llamamos método.
El facilitador ha de contemplar la experiencia en el alumno y fomentarla, que se tire a la piscina de la vida, que lo intente, que lo viva, y que reflexione sobre ella, para aprender de los errores cometidos. No como un castigo, sino como un acompañamiento hacia lo que él poco a poco podrá desear con más claridad.
El facilitador ha de saber que en su interrelación con los alumnos y la que hay entre ellos, los sentimientos juegan un papel central, y no sólo para que sean más o menos buenas, sino para que se conjunten en procesos complejos que les permitan avanzar en su aprendizaje. «Caer bien» o «caer mal», «saber empezar», «saber terminar», «no decaer en momentos», «no cometer demasiadas salidas de tono» … y lo mismo pasa con los espacios entre alumnos, hay que favorecer un estado anímico positivo, en el que lo más importante es asociarse, cooperar, aportar, ….. y no criticar, destruir, romper …..
Por último, el facilitador tiene que aportar un método, sobre todo grupal, que haga posible una comunidad de intercambios, y que los sentimientos en vez de quedar en meros sentimientos, la mayoría de las veces, frustrados por haber un desfase entre lo que es y lo que siento; esos sentimientos se canalicen en experiencias, en proyectos, en formas de transformar lo real, en maneras de aprender y cambiar el mundo. Porque en realidad, cuando aprendemos estamos cambiando el mundo, aunque sea sólo nuestro micro-mundo.
Por tanto, los roles del facilitador-profesor se intentarán materializar en experiencias derivadas de proyectos que permitan un aprendizaje activo y cooperativo. Entre otras cosas ….. claro.
Este tema se está debatiendo en el grupo Linkedin Asociación Espiral: http://www.linkedin.com/groups/ASOCIACION-ESPIRAL-INNOVACION-EDUCATIVA-2773305?gid=2773305&trk=hb_side_g