Cuando veo o leo algo de alguien entusiasmado, me arrebato.

Hoy, cuando he repasado mis mails y blogs, me encontré con una mujer llena de entusiasmo. Una mujer que ha tenido que caminar mucho para hace unos dos años haber conseguido un puesto de Agente de Empleo y Desarrollo Local. Hace poco la han vuelto al paro, en este país al que parece que a nadie le importa lo que ocurre con el otro. Habla de su ex trabajo con pasión: ha descubierto algo que le llena, cosa que a mi no me extraña porque es un trabajo muy atrayente, pero si es más extraño que alguien hable bien de su trabajo y más si ha sido despedido.

Dice que encontró un curso para profundizar y ser mejor en ese trabajo que ahora tiene suspendido, y se ha apuntado. Y añade que quiere aprender y que «Quiero sentirme preparada para poder competir con otros compañeros/as que tienen mucho más experiencia que yo. ¡Y algunos son muy buenos/as!». Todo lo que dice es cierto, pero se dice poco, se reconoce poco, y muchas veces, nos amarga que la sociedad sea tan poco gratificante con nuestros esfuerzos. Pero hay personas que tienen una energía especial, un entusiasmo por lo que hacen o pueden hacer … y ellas son las que construyen el mundo.

El país está ¿desencantado?. Por todos lados, uno sólo encuentra quejas o desesperaciones. Un ejemplo de entusiasmo, aun en la dificultad, es siempre un gran ejemplo.

Entradas relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *