Si, casi 100.000 más …. son muchos …. son muchísimos ….. desempleados que ya han empezado a desmoralizarse, a deprimirse, a sentirse incómodos, a no ser ellos mismos, a perder identidad …. ¡qué pena, si, qué pena! Muchos pensarán que lo han hecho mal …. otros pensarán que los han tratado mal …. otros creerán que tienen mala suerte …. otros odiarán a sus jefes …. otros ….. demasiada negatividad para que la vida pueda transcurrir. Una cosa es sacrificarse y saber sufrir y otra muy distinta es entrar en un sufrimiento al que no se le ve la salida.

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Si gasta menos el Estado, va a haber más desempleo todavía, porque ocurrirá como en Grecia que empiezan a echar funcionarios. Si gasta menos el Estado, muchas facturas estarán sin pagar o con un sine die y muchos otros vinculados quebrarán ….. si gastan menos las empresas …. forzarán a reducir el precio de los servicios y muchas empresas quebrarán. ¿Cuándo nos daremos cuenta de que gastando menos, siendo austeros, siendo cutres con nosotros mismos, sólo podemos seguir hacia el fondo del agujero negro?. El sistema capitalista no remonta, porque el sistema tal y como sabemos por experiencias pasadas no tiene capacidad para remonantar …. aunque sí tiene capacidad para expandirse, pero las recesiones no son algo que sepa trabajar automáticamente el sistema. Keynes -y en gran medida, gracias a las aportaciones casi cien años antes de Marx- pudo ver esta realidad, a la que llamó «insuficiencia de la demanda efectiva», sólo compensable por un sobregasto del Estado. Sin embargo, la política neoliberal dominante nos lleva a gastar menos, a equilibrar presupuestos, a reducir deficits, a reducir servicios públicos, ….. y entonces …. entonces, ¿cómo vamos a remontar? No tiene sentido. La austeridad en nuestro caso sólo lleva a más paro, a más dificultades, a menos ventas para las empresas, a menos demanda, a menos vida y a más depresión y desempleo. Se equivocan, ya lo creo que se equivocan los ortodoxos neoliberales. Pero se equivocan porque les interesa, porque así nos tienen metidos en un puño, acogotados, sometidos, sin identidad ni respuesta, y llega un punto en que ni siquiera confiamos en nosotros mismos. Los que tienen empleo, temen perderlo; y los que no lo tienen, están tan sorprendidos de ser «tan inútiles» o están tan cabreados de ser ellos los que lo pagan, que no pueden reunir fuerzas para enfrentar a la injusticia de un sistema, el de mercado, el capitalismo, que destruye todo lo que toca …… y nos va haciendo perder hasta la esperanza.

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