Origen del texto: Roberto Carballo “Manifiestos para la Innovación Educativa” Díaz de Santos, Madrid, 2009
Al principio, claro el horizonte: aprender
Surgió inmediatamente el primer gran tema, el tema de aprender, de la importancia de aprender, y de aprender a aprender, y de aprender a vivir. Viene a ser como el horizonte implícito y la razón de ser de la Universidad y de la educación en general. Aprender está en el centro de todo . Se observa claramente que el alumno viene a aprender, que le motiva aprender, que es consciente de la importancia que eso tiene, y que, aunque sólo sea implícitamente, piensa que tiene la oportunidad y el privilegio de hacerlo cuando llega a la Universidad .
Pero ……. pocos sobreviven en este viaje en el horizonte en que realmente están interesados. Un porcentaje demasiado alto va siendo desmotivado paulatinamente y sólo enganchado parcialmente por actuaciones individuales y no significativas globalmente. Eso significa que esa energía de aprender a aprender y a vivir que es mucha en un principio, se va diluyendo y llega un momento en que un buen porcentaje “comprenden” que no es tanto aprender como aprobar, y esa perspectiva se va generalizando como salida práctica. Así, su sentido social y utópico de aprender, se acaba mezclando en partes desiguales con el sentido realista de aprobar . Sin duda, se reencuentran a lo largo de la licenciatura con algunas ocasiones donde el aprender a aprender vuelve a tener sentido, bien por profesores aislados y vocacionalmente muy activos, o bien por encontrar apoyos en compañeros y sentir que entre ellos pueden aprender más, pero en general, los años pasan y acaban saliendo de la universidad con un aprender a aprender muy deteriorado.
Y qué descubrimos con ese primer gran horizonte, pues descubrimos que el alumno va perdiéndolo por muchas razones, pero particularmente porque los profesores y el sistema educativo tienden a convertir cada una de sus asignaturas en únicas, separadas, especializadas y parece que no existen las otras y a enfatizar en aquello que no es tan importante como aprender . Esto conlleva especialización y se deriva en gran medida de la fragmentación de los planes de estudio, y de su falta de sentido global y interdependiente. Esa especialización produce fragmentaciones y rupturas internas en el alumno y le hace perder el “sentido estratégico”, el sentido común y hasta el sentido de lo que hace y por qué lo hace . Todo se convierte en suma de cosas, y no en algo integrado y que tienen un sentido final, que además pueda satisfacer las aspiraciones de todos o casi todos ellos, aprender.
Así descubrimos una cuestión más: se puede – y se ha de- aprender desde abajo –probablemente sea la mejor forma de aprendizaje-, y entre varios –en grupo- y hasta investigar y trabajar tan bien que podamos enseñar sistemática y científicamente a otros alumnos: aprender enseñando o enseñar aprendiendo. Y todo esto es importante, porque entonces la función de aprendizaje se revaloriza, y las personas piensan que vale la pena aprender, porque aprender es vivir, y “depende de nosotros mismos”.
Los requisitos para conseguir un renacimiento de nuestro interés y de nuestros alumnos por aprender podían expresarse así:
1. Aprender es el horizonte, el objetivo estratégico. Aprender economía no es lo importante, sino aprender .
2. Hacer para aprender. La acción, si es propia mejor, nos engancha en lo que actuamos. La teoría nos fragmenta, y hasta nos dispersa y nos enfrenta .
3. El que tiene que aprender es el alumno y puede hacerlo desde su posición inicial de relativa ignorancia, pero de experiencia y energía para poder aprender . Es decir, el aprendizaje es más eficiente desde abajo. Y además, es más cierto, porque entonces se trata de un redescubrimiento del conocimiento. Buscar es el principio de aprender y de encontrar.
4. Para evitar la discriminación de “unos aprenden mucho, muchos aprenden poco” que produce el sistema dominante de aprendizaje, es preciso, hacer que los que aprenden mucho, puedan aprender más; y que los que aprenden poco, aprendan mucho. Y eso se consigue mediante la interrelación, la interdependencia, la interconexión entre los alumnos, en definitiva, mediante el grupo de trabajo. Trabajo-investigación en grupo conlleva multiplicar por mucho el aprendizaje individualizado, y además, favorece los procesos de intercambio, de comprensión, sociales, y hasta democráticos.
5. El aprendizaje no es algo que se haga en el aula y para siempre. Es una concepción del mundo, es una manera de hacer y de ser, es una forma de disfrutar y de vivir. El aprendizaje ha de abrir puertas, y abrirse a otros mundos .
6. Se aprende mejor haciendo el esfuerzo de enseñar, de comprometerse en el proceso de aprendizaje de los otros. Aprendemos más cuando tenemos que enseñar a otros lo que sabemos. Es más, a veces se aprende más sólo pudiendo expresar lo que sabemos en voz alta .
7. Se aprende más si la enseñanza es práctica, pero aún más si se vive, si se interactúa. La enseñanza práctica nos permite vivir en directo las cosas, y no me dirán que es lo mismo un vinilo que una actuación en vivo .
8. Se trata de aprender a partir de uno mismo, con otros, y haciendo, lo que hemos llamado: aprender haciendo-investigando en grupo . Aprender es buscar, aprender es recibir, aprender es aportar, aprender es cambiar, aprender es retar, aprender es vivir.