Me enamoré de ti
entre el silencio de tus lágrimas.
Recorrí tus mejillas… acariciándolas,
y me posé en tus labios
acallando el sollozo con un beso.
Me enamoré de ti.
Susurré en tu oído… un Te Quiero
y seguí el camino hasta tu cuello.
Me enamoré de ti.
Me embriagó la locura en tu pecho
y traspasé el muro hasta tocar el cielo.
Agarré tu cuerpo con deseo
y desperté en gemidos
al cruzar el jardín prohibido
…extasiada,
¡locamente enamorada!
Me enamoré de ti…
Y tú, al fin… ¡despertaste!
Paul Claudel dijo alguna vez: «La señal de que no amamos a alguien es que no le damos todo lo mejor que hay en nosotros».
Sin duda …. sin duda.