Por eso, y en función de los movimientos sociales y de su fuerza, se consiguió en Europa intentar compensar esa desigualdad mediante lo que hemos llamado Estado del Bienestar (Wellfare State).
Aspectos tales como el paro y su cobertura, la sanidad pública, la educación también pública y obligatoria hasta cierta edad, son algunos de los aspectos más significativos del Wellfare State.
Este modelo no es prevalente en todos los países. Más bien al contrario, y aún en Europa, existen grandes diferencias entre unos y otros países. Hay países muy avanzados y otros menos, y algunos que casi ni se lo han planteado o han podido planteárselo.
Por ejemplo, USA, a pesar del Employment Act de 1944 y otras acciones, tiene un sistema de wellfare state muy limitado, a pesar de ser el país más desarrollado tecnológica y consuntivamente de todo el planeta.
Todavía hoy se están planteando si van a apoyar el plan Obama para la sanidad pública, que permitiría ya no un sistema de salud pública como los europeos, pero sí al menos una primera aproximación.
El liberalismo no ha sido históricamente muy partidario del estado de bienestar. Y por supuesto, el neoliberalismo, mucho más radical, y casi siempre vinculado a movimientos religiosos radicales, lo ha visto como un despilfarro.
Hasta en Europa hemos visto reducirse el Estado de bienestar por la influencia de la doctrina neoliberal, que es también en esta época predominante en los países europeos. Aunque la presión social ha limitado las reducciones, pero aún así se han producido. Es sintomático el papel que jugó Margaret Thatcher en Gran Bretaña.
El sistema económico capitalista genera desigualdad. Es más, profundiza en esa desigualdad.
Los ricos más ricos y los pobres más pobres. Acumulación de capital y depauperación, son dos leyes del sistema.
Por eso, y en función de los movimientos sociales y de su fuerza, se consiguió en Europa intentar compensar esa desigualdad mediante lo que hemos llamado Estado del Bienestar (Wellfare State).
Aspectos tales como el paro y su cobertura, la sanidad pública, la educación también pública y obligatoria hasta cierta edad, son algunos de los aspectos más significativos del Wellfare State.
Este modelo no es prevalente en todos los países. Más bien al contrario, y aún en Europa, existen grandes diferencias entre unos y otros países. Hay países muy avanzados y otros menos, y algunos que casi ni se lo han planteado o han podido planteárselo.
Por ejemplo, USA, a pesar del Employment Act de 1944 y otras acciones, tiene un sistema de wellfare state muy limitado, a pesar de ser el país más desarrollado tecnológica y consuntivamente de todo el planeta.
Todavía hoy se están planteando si van a apoyar el plan Obama para la sanidad pública, que permitiría ya no un sistema de salud pública como los europeos, pero sí al menos una primera aproximación.
El liberalismo no ha sido históricamente muy partidario del estado de bienestar. Y por supuesto, el neoliberalismo, mucho más radical, y casi siempre vinculado a movimientos religiosos radicales, lo ha visto como un despilfarro.
Hasta en Europa hemos visto reducirse el Estado de bienestar por la influencia de la doctrina neoliberal, que es también en esta época predominante en los países europeos. Aunque la presión social ha limitado las reducciones, pero aún así se han producido. Es sintomático el papel que jugó Margaret Thatcher en Gran Bretaña.