No sé si alguien duda que nuestro sistema educativo es anticuado y utiliza sistemas ante-diluvianos, mayoritariamente tomistas, deductivos y aburridos. Hemos estado «al margen», con excepciones, de los movimientos de innovación educativa que se han producido en tantos países. No podemos sorprendernos si resulta que nuestra educación es básicamente técnica -y no de un alto nivel, con alguna excepción profesional, donde todo está casi globalizado como es la medicina-, especializada, jerarquizada y pobre de contenidos y de intenciones -la principal intención no es aprender, sino aprobar-.

Las formas -que luego se reproducen por los estudiantes- son muy autoritarias, jerarquizadas, de una sola dirección, con poco diálogo e intercambio, y se trata de prepararte para aprobar ….. una especie de oposición en que se convierte cada materia o curso. Eso desilusiona a los chicos, fomenta aquellos que son más obsesivos y saben repetir memorísticamente lo que les piden sus profesores, y es profundamente aburrido. El otro día decían que Sarkozy había montado una gran legión de inspectores para ver si los chicos iban a clase en secundaria. ¿Eso quiere decir que lo único importante es que estén en la escuela-¿prisión?.

Los estudiantes están desilusionados porque no participan, porque tienen que estar cuatro o cinco o seis horas sentados oyendo lo que dicen los profesores, que muchos de ellos sólo repiten lo que está escrito en unos libros, con poco más. Y aún encima, los políticos quieren resultados. Véamos. En Mayo de 2008 la CC.AA. Madrid hizo un test a chicos de 12 años de 1.208 colegios de la región Madrid. Salieron unas cifras que no nos decían más que las cosas estaban bastante mal, y no se les ocurrió otra cosa que publicar los resultados, por lo que supimos que una serie de colegios, la mayoría públicos, estaban en los últimos puestos -ya saben como son los periodistas que siempre tienen que sacar noticia de las cosas malas-. Pues bien, ocho meses después, nadie ha hecho nada para mejorar esa situación, y esos colegios «no han recibido ningún apoyo de la Comunidad». Más bien se han deprimido más, por dos razones: una, porque no tienen medios, y otra porque el test se hizo de manera no muy seria, y los resultados les parecen injustos en términos comparativos. Tomo algunas manifestaciones de representantes de esos colegios del periódico de ayer:

– «¿Plan de Mejora? No sé de qué me habla, la única mejora que conozco es que el inspector viene más que hace un año y nos da más trabajo»

– «Los últimos colegios de la lista son colegios en los que la población extranjera supone del 30% a casi el 100% del alumnado» «La mayoría de nuestros chicos no habla bien español y el resto son gitanos con graves problemas de absentismo. ¿cómo van a medirlos con el mismo rasero?»

– «En esta lista no se cuenta que nos llegan alumnos rumanos a mitad de curso a los que también hay que educar»

– «la tarea es más asistencial que educativa, algunos alumnos vienen a clase porque hay calefacción»

– «Hemos pedido un logopeda y un pedagogo terapéutico, no nos los han concedido»

– «Tenemos un único profesor de compensatoria y hay 400 alumnos»

– «Nos interesa mucho más que nuestros niños no estén en la calle y vengan a clase, que la prueba de matemáticas»

Pienso que es suficiente, suficiente para darnos cuenta de que no podemos responder con estos recursos, y los recursos educativos cada vez están más restringidos …. no se sabe en beneficio de qué o de quién.

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Un comentario en «Educación»

  1. Muchas veces, he tenido la impresión de que lo más importante para el sistema de la universidad son sus funcionarios no docentes. Y para el país, parece que lo más importante son sus políticos de segunda. No lo entiendo, porque me parece que los dos auténticos agentes del proceso de aprendizaje son los estudiantes y los profesores. Y tenían que ser más importantes. A los estudiantes, parece que nadie quiere escucharlos, pero si torpedearlos con tests, exámenes y otras paridas. A los profesores, el caso que se les hace es bien poco. Pintamos bien poco, aunque seamos imprescindibles. Sin embargo, los funcionarios no docentes si que son importantes. Esa es la sensación que tengo, más bien una vivencia.

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