¿Depresión? No, gracias: Innovación

¿Por donde vamos?

(Innovación – Aldebaran Innovation)

Nos hemos quedado sin superavit y estimo que en un año estaremos en importantes dificultades debido, sobre todo, a la bajada de los ingresos y de la actividad económica. El Gobierno ha hecho como hacen los que despilfarran: tenemos superavit, pues nada a ganar votos gastándolo. Normal. Lo que haría cualquier gobierno en esas circunstancias que quisiera renovar el crédito del electorado, al menos en esta etapa donde los líderes son tan light.

Hasta las elecciones, la economía estaba estupenda -eso decían-. Ahora se empieza a recuperar poco a poco el sentido de la realidad -que remedio-, y se acepta que es necesario hacer ajustes. Pero lo que no se contempla es que lo peor está por venir. Los precios están disparados, aunque no se refleje correctamente por los indicadores oficiales; el empleo está en declive evidente y el desempleo puede ser un grave problema en pocos meses, una vez pasado el verano. Guiarse por la realidad y no por las fantasías de soberanos y pueblo es difícil, parece que el que lo hace es un agorero, alguien que sólo quiere fastidiar el fausto en que vivimos.

Lo cierto es que se veía venir desde hace más de año y medio, pero se siguió el modelo de «acumulación por construcción» y un modelo tan débil y tan de los años veinte-treinta del pasado siglo, no nos podía llevar a ningún sitio. No sólo es un modelo explotador -mano de obra precaria y poco cualificada, y con horarios extendidos-; no sólo es un modelo en que los que acumulan son los que «menos se lo curran» y no innovan en nada -sólo importan grandes artefactos que hacen que las obras sean más fáciles-; no sólo es un modelo que necesita mano de obra barata de inmigración, con todo lo que eso significa de sobreexplotación y de consecuencias sociales; no sólo es un modelo oportunista y que no induce al desarrollo, sino a la nostalgia de tiempos mejores; no sólo es un modelo que lo único que se concentra es en «hacer cosas», «cosificar las relaciones» y «seguir haciendo cosas»; sino que es un modelo sin futuro y que además deteriora las buenas formas y maneras de los que quieren forjar futuro. Y no tiene futuro porque no invierte en lo más importante, en las personas, en los grupos, en las cooperativas, en las formas de interrelación; sino que sólo invierte en cosas, y deteriora de manera substantiva el aprendizaje, el desarrollo personal y la importancia del saber en la sociedad.

Es un modelo especulativo, y como tal, lleva a la conciencia social, la idea de que todo es posible, porque nos puede «tocar alguna lotería», derivada de esa gran posibilidad de hacer «grandes negocios», no empresas, sino grandes negocios. De esa forma, los emprendedores no lo son más que en la medida en que sus propósitos e ideas son altamente rentables, con lo que no sólo crea una idea desadaptada a la realidad social, sino que favorece todo tipo de ambiciones que podemos llamar «excesivas». Al tiempo, deteriora la formación y el desarrollo personal, tanto que la formación es gratis y, en consecuencia, poco a poco, desvalorizada, porque «no vale para nada». Y es cierto en este modelo: «no vale para nada». Lo único que vale es dar el «pucherazo» o tener amigos que te ayuden.

Llevamos desde mediados de los noventa en este modelo y el daño que nos ha hecho como seres humanos es enorme. Es un modelo donde los líderes empresariales de la construcción han pensado que podían con todo y con todos, precisamente y tal vez los menos preparados -en ese sector casi siempre el «pocero» de turno se ha caracterizado por ser alguien que viene de la nada, y no está muy formado, y ese es el ejemplo social: poco formado, pero listo puede ser igual a millonario-. Se han endeudado fuertemente para «comprar» a otros y ya veremos como les va en el tinglado financiero que han montado. Estimo que no muy bien. Algunos han tenido suerte «saliéndose» antes de la debacle, pero otros están hasta el cuello.

Los empresarios se hartan de decir de sí mismos que son magníficos, los mejores; y sus subordinados piensan que sus empresas son sin duda líderes en el mundo -hay algunas, pero pocas- y que nadie «nos puede enseñar como hacer las cosas». Eso significa que hay una gran autocomplacencia, no nos miramos realmente al espejo. Nos va a venir bien la depresión que se avecina, para que al menos durante su transcurso nos miremos en el espejo y no sigamos enturbiando el agua para no vernos más que como queremos. Y el gobierno sigue diciendo que nosotros estamos en mejor situación que todos los demás, no sólo en Europa, sino en comparación con todos. ¿Cómo es posible que no nos enteremos de lo que somos? Decía Lucas Mallada que eramos vagos y fantasiosos y creo que por ahí va. ¿Será que las pocas ganas de hacer algo nos llevan a pensar que si lo hiciéramos seríamos los mejores, y por tanto, para qué intentarlo, si sólo tenemos que tener que hacerlo, para ser los únicos?. Será. Mallada decía que eran dos inmoralidades públicas. Pobre Mallada, no hay porvenir para los regeneracionistas en este país. Sí para los especuladores; si para los fantasiosos; si para los que creen que casi sin hacer nada, han hecho muchísimo.

Otro día seguiré, total no voy a arreglar nada o sea que ………

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2 comentarios en «¿Depresión? No, gracias: Innovación»

  1. Es cierto lo que dices no queremos ver lo que está sucediendo, es como si la sociedad se hubiera puesto una máscara y sólo mira por el agujero que le interesa. Nos quieren convencer de una realidad inexistente, porque lo cierto es que las tiendas ya están de rebajas, los grandes almacenes vacíos, comparando con otros años en estas fechas y la gente se está empezando a concienciar de lo que está pasando, pero no se lo creen, parece, pero no es posible, no quieren, en el fondo están asustados de lo que se avecina. El modelo especulativo en el que estamos viviendo no se puede mantener y lo cierto es que pasado el verano cuando se retorne de las vacaciones van a empezar los grandes problemas, dificultades de pago, aumento de paro, depresiones, etc… aunque no se pueda arreglar nada es mejor estar preparado o al menos hacer cierta reflexión sobre la realidad de los hehcos que estamos viviendo. Me parece un buen análisis de la situación, habría que darle más difusión a este artículo.

  2. Estoy de acuerdo con el comentario de Sagrario Medina , pero NO solo hoy el «problema» es ¿ganará España a Rusia?
    ¿despertaremos?

    Marisa Alvarez

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