El ciclo de la innovación

(InnovaciónAldebaran Innovation)

En innovación o en creatividad parece que todo parece que empieza en una idea: alguien ha tenido una idea luminosa que ha innovado, tal y cual cosa. Lo que se valora es la idea, pero la idea es un resultado, normalmente de una asociación de ideas más o menos inconsciente, un resultado de un entorno social, un resultado de unas habilidades personales y de unas actitudes más desarrolladas de manera espontánea y natural en unas personas que en otras. Es cierto que hay determinados rasgos de personalidad y de carácter que contribuyen a hacer a una persona más innovadora, pero esto es más cierto con la creatividad y el arte que con la innovación. La innovación se aprende con método y desde la realidad.

La innovación empieza por el análisis, pero no habría análisis sin realidad, y la realidad se fragua en la acción, y si no vivimos la acción es menos fácil que la podamos comprender. De esta manera, la innovación comienza por una voluntad que adentrarnos en una realidad, y a través de ella y de su comprensión, vislumbra formas nuevas de abordarla.

La innovación es científica, y se aprende a hacerlo, y la innovación como todo lo que contiene un formato científico es prueba y error, es experimentación, pero para llegar a la hipótesis que guíe nuestros pasos y al método como recurso para experimentarlos, es preciso analizar y comprender lo que ocurre, imbuirnos del objeto y de su entorno, adentrarnos en el conocimiento de las cosas.

· La innovación empieza por el análisis, ahora ya se dice con escanear.

· Según vamos escaneando, analizando, vamos encontrando los horizontes hacia los que queremos encaminar nuestros esfuerzos, porque sabemos que con cierta probabilidad, ahí es donde tenemos que aplicarlos, y entonces, aparece el “focus”, las hipótesis dicen los científicos, los objetivos estratégicos y el proyecto, dicen los empresarios; el proyecto profesional, decimos los que lo tenemos.

· Para llegar a ese algo nos dotamos y necesitamos buscar y determinar un método y unos recursos apropiados al fin que se persigue (resource), y

· con objetivos, método y recursos, nos adentramos en la experimentación, en la práctica, en la ejecución, en la vida misma, y vemos las consecuencias de lo que queremos hacer y cambiar.

· Para asegurarnos que las cosas funcionen precisamos tener a punto un sistema de feed-back, un scan continuo, un análisis de prueba que siga dándonos la idea de si avanzamos o si no lo hemos hecho.

· Y mientras hacemos cualquiera de estos pasos, aprendemos (learn). El aprendizaje es continuo y consustancial a cada etapa, y siempre bajo dos formatos:

o aprendemos sobre el objeto, sobre la innovación y su entorno; y

o aprendemos sobre las rutas, sobre el cómo hacer las cosas, sobre el método.

Y necesitamos dotarnos de tiempo para hacer las dos cosas en la misma dinámica.

De esta interrelación y escalado de fases interrelacionadas, viene la necesidad de que la metodología tienda a la visión de conjunto, y se mueva y sea diseñada en diferentes niveles al mismo tiempo, que nos permitan abordar, a ser posible, de una sola vez, todas las cuestiones.

Igualmente el espacio de aprendizaje en vez de separarse del espacio de trabajo, tiende a integrarse a través del proyecto y de otras formas, de tal manera, que no sea algo lejano, sino casi lo mismo y la realidad presida el espacio de aprendizaje.

Esto nos lleva a un profesional también global, a un profesional que ha de estar preparado para hacer muchas cosas en el mismo espacio, y para eso sólo tiene que hacer una carrera que no ha hecho, la de metodólogo o la de dirección o facilitación.

Entradas relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *