Ideas y emprendimientos

(Innovación – Aldebaran Innovation)

“La idea no es necesariamente importante …..”

No es suficiente con tener una buena idea, es preciso saber llevarla a la práctica. Por desgracia, las personas con ideas no son necesariamente personas prácticas. Es más, no es fácil combinar ambas características, aunque son posibles. A las personas con ideas les gusta pensar, disfrutan pensando y recreándose en sus ideas, pero les cuesta mucho trabajo ponerlas en práctica, ejecutarlas y mucho más verlas realmente y comprobar los resultados que se han conseguido. Suelen ser personas que disfrutan haciendo lo que hacen, pero no siempre lo que les gusta es emprender negocios.

Si encontramos un emprendedor que a su vez tiene ideas y que sabe ponerlas en práctica es como un mirlo blanco. Lo más seguro es que lo que encontremos sea una persona con muchos puntos débiles en su formación y sobre todo, en lo que es necesario para poder hacer negocios.

Aquí la proactividad, la capacidad de intercomunicación, la sensibilidad ante los clientes y su capacidad de adaptarse y adelantarse a sus necesidades, la calidad de su trabajo y su cuidado con la calidad del mismo, son cuestiones decisivas.

La proactividad no sólo consiste en tomar la delantera y liderar algo, sino en aplicarlo. No es suficiente con saber que lo que tenemos es ¡fabuloso!, sino que al final lo importante no es tanto la idea como la forma de ponerla en práctica: volvemos nuevamente al cómo. Otras características de un emprendedor han de ser el apasionamiento, la constancia, un cierto carácter aventurero, la racionalidad -su ser científico-, el sentido de la realidad frente a lo ideológico, a lo místico. El emprendedor ha de saber adelantarse a su tiempo, pero no es necesario que cambie el mundo, sólo que proponga algo nuevo que satisfaga necesidades realmente sentidas y ampliamente extendidas o extendibles.

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Un comentario en «Ideas y emprendimientos»

  1. Sin duda, las ideas son abundantes, pero ponerlas en práctica en lo difícil. Lo comentaba en la terminación de un ciclo de trabajo este fin de semana. Esta afirmación choca un poco, porque de alguna forma está en contra de lo que domina culturalmente y hemos aprendido, pero por eso es interesante, porque tener una idea no es tan difícil, lo importante es tener una buena idea, y dentro de ellas, tener una gran idea. Y para eso, muchos son los que tienen que tener la posibilidad de ofrecer sus ideas, y sobre todo, tener ganas de ponerlas en práctica.

    Decía Lucas Mallada, autor que me gusta especialmente de finales del siglo XIX español, que los españoles eran/son fantasiosos, sin sentido de lo real, y pienso que sigue teniendo razón. Tenemos ideas, pero no nos planteamos, en buena medida, ponerlas en práctica, sino que nos preguntamos cómo es que otros no las ponen en práctica, y sobre todo, cómo es que el Estado no hace esas cosas que nosotros pensamos que serían buenas.

    (Innovación – Aldebaran Innovation)

    La sociedad no cambia así, y si esperamos que el Estado o nuestros políticos pongan en práctica nuestras ideas, «vamos de cráneo», porque la energía hay que ponerla en hacer realidad aquello en lo que creemos y no pensar que son otros los que tienen que hacerlo por nosotros, y como no lo hacen, criticarlos. Si crees tener una buena idea, ponte a la tarea, móntate tu emprendimiento sea social, económico, político o lo que sea, y tira para adelante, y atrévete a que la «buena idea» solo sea una «mala práctica», y asume la responsabilidad de hacerla real. Lo veo con más facilitad en otras culturas. Todavía la nuestra es más de proposiciones, de discusiones de ideas, que de atrevimientos prácticos, menos para ganar dinero en un «plis-plas», que para eso muchos se las pintan calvas.

    En fin, más atrevimiento y menos miedo al fracaso, y menos ideas para que otros las pongan en práctica y críticas porque no lo hacen. Eso se llama responsabilidad, y eso significa, perder el miedo a la libertad. Y eso es lo que necesitamos, mandar a la mierda nuestros propios miedos, y como recordar que si nosotros no cambiamos, las cosas no cambian. No lleguemos a pensar que las cosas cambian porque las pensamos, porque no es así. Sólo cambian, si queremos cambiar nosotros, y si somos capaces de atrevernos a poner en marcha iniciativas que nos lleven a liderar ese cambio.

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