«Cuando no sabemos a qué puerto nos dirigimos, todos los vientos son desfavorables»(Séneca).
«En la vida el que tiene un porqué encuentra un cómo» (Carlos Andreu Pintado).
«No necesito saberlo todo. Tan sólo necesito saber dónde encontrar lo que me haga falta, cuando lo necesite». (Albert Einstein).
El viento nos es favorable si sabemos adonde queremos ir, pero no siempre es así. Muchas veces, «perdemos el norte», nos cuesta saber adonde queremos ir, aun cuando lo hayamos visto y repasado recientemente. La cuestión es que nuestros objetivos u horizontes han de revisarse continuamente en función de nuevas situaciones del presente, o nuevos análisis, y eso hace que más de una vez entremos en «crisis» y en cierta confusión sobre lo que queremos. Es cierto por tanto que es difícil mantener el rumbo, y hasta tenerlo. Hay gente que navega por navegar; hay otra que planifica la navegación y luego el medio le hace modificarla, o no hay viento o no es tan fuerte, o ha cambiado algo en el contexto. A veces, hasta quienes cambiamos somos nosotros mismos, que entramos en dudas donde ayer parecía que no las había.
También nos ocurre que nos planteamos: ¿vale realmente la pena este esfuerzo? y sin contestarnos del todo, lo vamos dilatando, lo vamos dejando aparcado, hasta que aparezcan más energías propias y un contexto más adecuado. Aunque tengamos un por qué no siempre tiene la energía de llevarnos a buscar un cómo. La escasez relativa, la urgencia, la necesidad es lo que finalmente nos motiva para encontrar métodos que aborden nuestros problemas. Pero muchas veces somos conscientes de esos problemas y preferimos morir con ellos porque sabemos que aún teniendo el cómo correspondiente, sabemos que las probabilidades de éxito de un esfuerzo como el que se nos pide para resolverlos, son bajas y no vale la pena intentarlo.
Menos mal que viene Eisntein en nuestra ayuda con eso de que no necesitamos saber todo, sino sólo saber donde encotrar lo que necesitamos. Claro que formularlo es fácil, pero disponer de esta cualidad y conocimiento no lo es tanto. Mucha gente aspira a saberlo todo para evitar encontrarse en situaciones donde no sabrá si podrá hacer lo que es necesario, porque en el fondo no confia en sí mismo. Y así prefiere acumular conocimientos, erudición, e intentar tenerlo presente siempre para disponer de él. Sin duda, es más útil saber como salir del atoalladero, porque se sabe buscar la manera de hacerlo, sin necesidad de conservar tanta memoria. Pero la memoria y los conocimientos adquiridos tampoco vienen mal en esos momentos, normalmente de cierta tensión, y en donde disponer inmediatamente del conocimiento, tenerlo cerca de uno, es útil.
Podíamos hablar y hablar sobre estos temas, que siguen y seguirán siendo importantes en la vida cotidiana, pero lo dejamos por hoy aquí. De todas formas, y no lo podemos olvidar, el punto de partida es profundizar sobre ¿dónde estamos?. Porque las respuestas nos dirán lo que nos falta y lo que nos sobra, lo que es importante y lo que no lo es, lo que tenemos que hacer y lo que no, lo que debemos enfatizar y lo que menos, y asi. Conocer donde estamos y compartir el donde estamos es el auténtico fundamento de saber adonde vamos, de sentirnos con energías para buscar métodos y rutas críticas, para tantas cosas.
Si estamos vivos es porque tenemos lo suficiente para vivir. Deberíamos estar satisfechos.
Sin embargo sufrimos. Unos por la obsesión de necesitar cada vez más y más cosas materiales. Otros por la obsesión de tener algo importante que hacer y no saber qué cosa es.