Hace pocos años sólo se hablaba de innovación, entendiendo por tal la tecnológica. En 2006 escribí mi libro manual sobre «Innovación y Gestión del conocimiento», con un enfoque claro de innovación social, desde las necesidades reales, desde el respeto al otro, desde el respeto a la sociedad, desde la importancia de hacer las cosas bien o muy bien, y desde la plataforma de intercambio básica para generar un espacio de innovación, utilizando el grupo como «agente»-metodología al servicio de la innovación social.
Hacia 2010 la bibliografía sobre innovación social crecía exponencialmente, y las aportaciones de una sociedad maravillosa que aprende rápidamente, encontraban todo tipo de presentaciones y alternativas y opciones a un tipo de innovación que antes resultaba difícil de desgajar de la «única» importante, la innovación tecnológica, que para mejorarse se acabó llamando primero I+D y luego I+D+i, pero aún así quedaba lejos de la innovación social.
Porque la innovación tecnológica, el desarrollo tecnológico es caótico en sus novedades y problemático en sus derivaciones. Por eso, el gran Marx aseveraba que la sociedad se movía a partir de unas fuerzas incontrolables que llamaba fuerzas productivas, que configuraban las relaciones sociales, entre ellas las productivas, pero también otras muchas. Y eso seguimos viendo. El acelerón de la innovación tecnológica nos está convirtiendo en robots a su servicio, como ya predijo con el concepto de alienación social el mismo Marx, nos está aislando del contexto social, induce, aunque no conduce a un tipo de relaciones sociales que cada vez son menos ¿humanas?, aunque muchas fuerzas sociales contrarrestan esta tendencia básica, pero aún así sigue predominando el efecto tecnológico sobre el humano, y mucho más mientras dejemos en manos del mercado las cosas, porque el mercado favorece la innovación tecnológica y también favorece la desintegración social y el consumismo, como forma de vida simplona y sin fin, sin sentido, y sobre todo, sin sentido de interrelación, sino basada en lo que llamaba Veblen, los comportamientos de la clase ociosa, que ahora ya no sólo es la ociosa, sino todas las clases sociales. Las fuerzas sociales tienen que reaccionar ante mecanismos automáticos que inducen comportamientos poco necesarios y poco queridos. Hay que tener en cuenta que hoy las necesidades se inventan por la publicidad y el marketing, y para hacer negocios no tenemos que atender las muchas necesidades sociales existentes y sin atender, sino que sólo tenemos que tener recursos para crearlas, casi artificialmente.
Muchos ejemplos se me vienen a la cabeza, pero seguro que a mis lectores también se le vendrán muchos. Por eso, prefiero no ser exhaustivo.
Innovación Social significa empezar por el análisis y comprensión de las necesidades sociales, y buscar la manera de generar aquello que puede ser positivo para atenderlas. Luego, es importante que el fin y los medios se correspondan, de tal forma que la metodología para llegar a un proyecto o a materializarlo en una organización, una cooperativa o una empresa o hasta un partido político, se base en la calidad y sobre todo, en la intercomunicación. Si no avanzamos hacia una sociedad más intercomunicada y donde las relaciones interpersonales predominen sobre nuestras ansias y deseos de consumo, estamos probablmente perdidos y acabaremos como acaban los millones de espermatozoides bsucando el objetivo de procrear que casi nunca consiguen.
Hace pocos años sólo se hablaba de innovación, entendiendo por tal la tecnológica. En 2006 escribí mi libro manual sobre «Innovación y Gestión del conocimiento», con un enfoque claro de innovación social, desde las necesidades reales, desde el respeto al otro, desde el respeto a la sociedad, desde la importancia de hacer las cosas bien o muy bien, y desde la plataforma de intercambio básica para generar un espacio de innovación, utilizando el grupo como «agente»-metodología al servicio de la innovación social.
Hacia 2010 la bibliografía sobre innovación social crecía exponencialmente, y las aportaciones de una sociedad maravillosa que aprende rápidamente, encontraban todo tipo de presentaciones y alternativas y opciones a un tipo de innovación que antes resultaba difícil de desgajar de la «única» importante, la innovación tecnológica, que para mejorarse se acabó llamando primero I+D y luego I+D+i, pero aún así quedaba lejos de la innovación social.
Porque la innovación tecnológica, el desarrollo tecnológico es caótico en sus novedades y problemático en sus derivaciones. Por eso, el gran Marx aseveraba que la sociedad se movía a partir de unas fuerzas incontrolables que llamaba fuerzas productivas, que configuraban las relaciones sociales, entre ellas las productivas, pero también otras muchas. Y eso seguimos viendo. El acelerón de la innovación tecnológica nos está convirtiendo en robots a su servicio, como ya predijo con el concepto de alienación social el mismo Marx, nos está aislando del contexto social, induce, aunque no conduce a un tipo de relaciones sociales que cada vez son menos ¿humanas?, aunque muchas fuerzas sociales contrarrestan esta tendencia básica, pero aún así sigue predominando el efecto tecnológico sobre el humano, y mucho más mientras dejemos en manos del mercado las cosas, porque el mercado favorece la innovación tecnológica y también favorece la desintegración social y el consumismo, como forma de vida simplona y sin fin, sin sentido, y sobre todo, sin sentido de interrelación, sino basada en lo que llamaba Veblen, los comportamientos de la clase ociosa, que ahora ya no sólo es la ociosa, sino todas las clases sociales. Las fuerzas sociales tienen que reaccionar ante mecanismos automáticos que inducen comportamientos poco necesarios y poco queridos. Hay que tener en cuenta que hoy las necesidades se inventan por la publicidad y el marketing, y para hacer negocios no tenemos que atender las muchas necesidades sociales existentes y sin atender, sino que sólo tenemos que tener recursos para crearlas, casi artificialmente.
Muchos ejemplos se me vienen a la cabeza, pero seguro que a mis lectores también se le vendrán muchos. Por eso, prefiero no ser exhaustivo.
Innovación Social significa empezar por el análisis y comprensión de las necesidades sociales, y buscar la manera de generar aquello que puede ser positivo para atenderlas. Luego, es importante que el fin y los medios se correspondan, de tal forma que la metodología para llegar a un proyecto o a materializarlo en una organización, una cooperativa o una empresa o hasta un partido político, se base en la calidad y sobre todo, en la intercomunicación. Si no avanzamos hacia una sociedad más intercomunicada y donde las relaciones interpersonales predominen sobre nuestras ansias y deseos de consumo, estamos probablmente perdidos y acabaremos como acaban los millones de espermatozoides bsucando el objetivo de procrear que casi nunca consiguen.