Empecinados en la ideología o en el dogma, ¿cuántos están, estamos, empecinados en la ideología o en el dogma y siempre queremos predominar sobre el otro, o cortarle con nuestras críticas radicales y hasta destructivas?
Tenemos miedo de «estar equivocados», no aceptamos el error y consecuentemente, no aceptamos el conocimiento como flujo que deviene de la experiencia y de la vida. Aprendemos haciendo y experimentando, siempre que luego seamos capaces de pensar o repensar lo que nos ha ocurrido, y trabajar sobre ello, y después de un tiempo, llegamos a verdades muy provisionales ….. pero hay muchos que sin mucho esfuerzo llegan a verdades demasiado definitivas.
Los profesores suelen ser un ejemplo «a no seguir» de este prototipo de empecinamiento. En una facultad como la mía, hay muchos empecinados, que «reproducen» a muchas personas que acaban también siendo empecinadas en sus ideas o en sus dogmas, porque el ejemplo es lo que más se sigue, y sobre todo, el ejemplo del que tiene la mayor responsabilidad.
Un profesor habla durante una hora de su tema …. y entonces surge una pregunta. Si la pregunta «afecta» a sus planteamiento o la critica, en lugar de analizarla, busca argumentos para rebatirla y descalificar al «atrevido». Eso acaba produciendo inhibición en el alumnado que no quiere que sentirse «una mierda» con los argumentos y la rotundidad del profesor. Resultado: las clases siempre calladas, las personas calladas, sólo una voz o la voz de los que no disienten, sino que apoyan la voz ….. una clase de beatitos. ¿Es eso lo que busca el profesor? Probablemente no, pero su comportamiento lo ha conseguido. Él mismo se asusta de que eso ocurra, y suele apuntar que «los alumnos vienen mal preparados y no se atreven a hablar» …..No es cierto, es él, su poder, su palabra, su voz, la que calla la boca de los asistentes que no «comulgan» con su verdad.
Hay demasiada ideología en la enseñanza.
Al final del empecinamiento -que por supuesto, sigue- nos encontramos con sociedades fracturadas, en las que unos están con unos, y otros están con otros, pero nadie está con nadie …. más bien viven todos en solitario, o muy poco acompañados. Porque el empecinamiento es un ejemplo que se imita y tiende a reproducirse de forma ampliada.
No digo que una persona, un profesor, no tenga una ideología, y que se le note, pero no que la convierta en dogma y se posicione radicalmente frente a todos los otros ….. un ejemplo poco recomendable.
Saber adonde vamos es parte de nuestro ser. Saber donde estamos, también ….. si ni sabemos donde estamos, ni tampoco adónde vamos …. puede ser grave …. pero si nuestro saber se condiciona por un determinado dogma o empecinamiento, las cosas no pueden ir peor para nosotros y para los que nos rodean.
Para interpretar donde estamos, precisamos también de una forma de ver las cosas, de nuestra particular forma de acercarnos a la vida; pero eso no obliga a que lo veamos todo por el cristal de esa ideología, sino que seamos capaces de criticar en lo que es, que suele ser mucho más de lo que aceptamos, …… También para saber adónde queremos ir precisamos de una formación ad hoc, una formación social, política, por qué no, ideológica, pero bien mezcladas y no que el dogma o la ideología acabe supeditando a todos los demás componentes.
Si, pienso que Eric Fromm estaba en lo cierto, tememos nuestra libertad ….