¿Es posible una reacción social tan loca como la provocada por la muerte de Jackson? A mí me parece incomprensible, pero ……. -antes decíamos: «doctores tiene la iglesia»-. Los ídolos sociales dan la pauta de lo que es la sociedad. Una sociedad en absoluto serena, decadente, regresiva, …. Parece que elevamos aquello que quisiéramos haber hecho nosotros o que nos gustaría para nuestros futuros o presentes hijos, o que refrendan nuestro propio comportamiento. Un personaje renegado de sí mismo, lleno de droga y de perversión ….. vamos … para qué seguir …. ¿un ejemplo de lo que hay que valorar socialmente?. Lamentable. Si, muy lamentable, pero cierto.
La sociedad nos tiene alienados, profundamente alienados, ya lo ha conseguido con una buena parte de la población ….. el resto es casi marginal ¿o todavía no?
…………………… bueno, no quiero decir más.
Un poema precioso de Jorge Luis Borges: DIME
Dime por favor donde no estás
en qué lugar puedo no ser tu ausencia
dónde puedo vivir sin recordarte,
y dónde recordar, sin que me duela.
Dime por favor en que vacío,
no está tu sombra llenando los centros;
dónde mi soledad es ella misma,
y no el sentir que tú te encuentras lejos.
Dime por favor por qué camino,
podré yo caminar, sin ser tu huella;
dónde podré correr no por buscarte,
y dónde descanzar de mi tristeza.
Dime por favor cuál es la noche,
que no tiene el color de tu mirada;
cuál es el sol, que tiene luz tan solo,
y no la sensación de que me llamas.
Dime por favor donde hay un mar,
que no susurre a mis oídos tus palabras.
Dime por favor en qué rincón,
nadie podrá ver mi tristeza;
dime cuál es el hueco de mi almohada,
que no tiene apoyada tu cabeza.
Dime por favor cuál es la noche,
en que vendrás, para velar tu sueño;
que no puedo vivir, porque te extraño;
y que no puedo morir, porque te quiero.
Tiene razón el poeta cuando dice que «no puede morir, porque te quiero». El amor impide/tal vez retrasa la muerte.
Ya sabemos que la muerte de Jackson «no se impidió», pero ¿se retrasó?. Jackson es uno de los adelantados de «atiborrarse» de medicamentos, terrible defecto de nuestra sociedad, donde según cumplimos años, vamos y vamos a más, por «exigencias del sistema». Hay un punto en que la medicación es finalmente principio de defunción. Pastillas para todo, para dormir, para no deprimirse, para el dolor de cabeza, para las neuralgias, para bajar la tensión, …… en su caso, de forma más extrema, por eso digo que es un adelantado, muy en el prototipo USA.
La cuestión de la extrema medicación es un grave problema, en gran medida, producido por el sistema biofarmacéutico-sanitario. Los médicos recetan, las empresas presionan, se van sumando en las «alacenas» de cada paciente o grupo familiar de diversos y nutridos bioquímicos, que casi nunca sufren síntesis, casi nunca pueden ser reconsiderados. Pasa como con la conservación de cualquier aparato, es mejor comprar otro que repararlo. De tal forma, que esa gran alacena es utilizada como suma y no como integración o estructura, y el resultado son muchos efectos contrarios de origen bioquímico en el organismo, muchos de los cuales no pueden ni siquiera ser conocidos, ni conjuntados o sistematizados por los galenos de turno. Ni los mismos que los crearon probablemente sabrían hacerlo. Y sino, miren los prospectos de los medicamentos … Somos una sociedad que actúa por sumas, es la mejor forma de vender más; si actuáramos por síntesis, se vendería menos, y se despilfarrarían también menos recursos.
Una sociedad de sumas, de almacenes de desperdicios, ya pagados y en manos de consumidores finales, porque sino no tendría sentido. Hay que gastar, es preciso gastar más, porque sino el sistema cae en su estructural crisis de sobreproducción. También le pasa a las biofarmacéuticas y todo el sistema sanitario, en general. De vez en cuando se oye una voz que intenta conseguir racionalidad en el uso de medicamentos, pero es una voz en el desierto, es una voz sin eco, la «acumulación» inútil de medicamentos sigue forjando un gran stock -por supuesto, ya pagado- en cada vivienda uni o multifamiliar.