Uno de mis maestros decía aquello que recuerdan muchos economistas de mi generación y también de otras: «la estructura es lo que dura, lo demás es coyuntura». Tengo la sensación de que «no hay estructura» (sic), o dicho más correctamente, hace mucho que sólo vivimos coyunturalmente. Hemos hecho del dicho de Keynes («a largo plazo, todos muertos»), un dogma. Las políticas monetaristas y sus derivados neoliberales no están menos perdidas que coyunturales son hasta la médula. No abordan los problemas más que en su inmediatez. Es como si «hubiéramos perdido el norte» (¿alguna vez lo habremos tenido?). El despiste de las políticas económicas es monumental, y parece que todos piensan que dando más dinero para que se sigan haciendo las mismas barbaridades, vamos a resolver nuestros problemas. En fin, sólo quería recordar a un maestro, a Sampedro. No digo nada nuevo, o que no se sepa, pero vale la pena recordarlo de vez en cuando.
Recordar a Lévi-Strauss y su «Antropología estructural» es más que un recuerdo, es una especie de renacimiento. Alguién decía ayer en una clase que estábamos tal vez en una época similar al renacimiento, cuando se empezó a hacer lo que se quería y no lo que le apetecía a los poderosos. Cada vez me siento más contento de poder revivir a través de estos mecanismos actuales, tan sofisticados, que no lograré comprender, como es youtube, pero que son inestimables, no sólo para el recuerdo, sino para la recreación y el renacimiento.