Jana participa en el Master de Comunicación Social de UCM en el que Omar de León y yo impartimos una asignatura sobre Innovación y Desarrollo. Es interesante leer este pequeño corto sobre el trabajo de grupo, expresa algunos de los aspectos de su energía potencial.
El trabajo en grupo no es una tarea fácil. Es complicado organizarse, sacar tiempo para quedar, repartir las tareas, pensar en el horizonte hacia donde queremos que nuestro trabajo vaya… Hay que echarle fuerzas y ganas. Trabajando solo te organizas sin depender de nadie, te ordenas el tiempo como quieres; pero en un trabajo en grupo los inicios necesitan de una gran inversión de esfuerzo y también serenidad para que no se desmorone el «arma productora de conocimiento» y no surjan emparejamientos o una jerarquización de las funciones.
Empiezas un trabajo con esta metodología y parece que te introduces en un mundo nuevo de relaciones sociales. Las personas se van conociendo, intercambiando opiniones, se toleran (aunque solamente lleven un par de clases sentándose al lado). Se establece un espacio en el que se adecúan las actitudes porque todos queremos obtener un fin concreto; es una especie de terapia en la que va surgiendo el conocimiento y se producen cambios a nuestro alrededor.
Pero es importante que este grupo de trabajo sepa hacia dónde quiere ir, el horizonte, para ello antes de todo es analizar la realidad saber en qué punto nos encontramos, para luego interpretar y proponer qué falta, qué no falta, por qué, etc.
En un espacio de innovación de este tipo ha de estar presente aquel que va a ser receptor o beneficiario de nuestra propuesta: el cliente.
Y es que muchas veces, como dice Confucio: «Las cosas no cambian porque en el fondo nosotros no queremos que cambien». Así que saltándonos este estatismo que promulga el pensador chino, nos ponemos manos a la obra para analizar e interpretar lo que ya hemos recopilado, hay que atreverse a formular cosas nuevas, siguiendo el método y evitando el aburrimiento e intentando que lo que propones sirva para algo.
Me gusta sentir nuevas necesidades a partir de lo que dicen los jóvenes. Esa juventud preocupada, llena de ilusión por aprender, y que continuamente mantiene al día a sus profesores. Yo, en ese sentido, me siento un privilegiado, por renovarme a través de ellos y plantearme otros matices, otras perspectivas, otros caminos.
Ah, y no dejo de sentirme sorprendido ….. por sus aportaciones, y por lo que esas aportaciones movilizan mi mente, dando sentidos diferentes a lo mismo, o recreando espacios diferenciados.