Cuenta Heródoto en su Historia «los trausos, si bien imitan en todo las costumbres de los demás tracios, practican, no obstante, sus usos particulares en el nacimiento y en la muerte de los suyos; porque al nacer uno de ellos, puestos todos los parientes alrededor del recién nacido, empiezan a lanzar grandes lamentos, contando los muchos males que le esperan en el curso de su vida, y siguiendo una por una las desventuras y miserias humanas; pero al morir alguno, con muchas muestras de contento y saltando de placer y alegría, le dan sepultura, ponderando las miserias de que acaba de librarse y los bienes de que empieza a verse colmado en su bienaventuranza». Le debo la cita inicialmente a Ryszard Kapuscinski y a sus «Viajes con Heródoto», que me ha llevado a Heródoto y a su Historia.
Tal vez no estuvieran equivocados los trausos, en su forma de manifestarse ante el nacimiento y la muerte.