Resulta curioso, una vez representado gráficamente, los resultados del programa de investigación sobre empresas-organizaciones innovadoras y su plasmación en un espacio cardinal. Vemos que el Este se representa por una “empresa del Este”, de un lugar como Catalunya, fuerte en tradiciones, respetuoso con sus tradiciones, pero al tiempo, sorprendentemente actual en cuanto a innovaciones, especialmente tecnológicas, pero también de otros tipos. Casi diríamos que es un país que “no ve” la puesta de sol, y por eso le falta sentido de la realidad de “por donde van las cosas”, pero le sobra, sentido de la idealización de por dónde vendrán. MRW es una empresa de toda la vida, con un planteamiento innovador, pero dentro de la continuidad, sin grandes saltos, sin grandes rupturas, pero profundizando sobre las personas que la integran, promocionándolas, en tanto en cuanto, son personas trabajadoras, serias, responsables y concentradas. MRW ha “roto” el mercado del transporte urgente, y al tiempo “sólo es transporte”; utiliza franquicias para organizarse, pero sus franquiciados “nacen” en gran medida de la experiencia en la propia empresa.
Hay un mix de tradición y modernidad, que es lo que normalmente representa correctamente el Este: la seguridad de lo de siempre, de aquello que nos da identidad; y la búsqueda de novedades razonables que puedan cambiar, pero sin que el cambio sea excesivo.
El Oeste se representa por una “empresa del Oeste”, en este caso, Inditex. Lanzada hacia el mundo y la globalización, siendo antecedente de sus procesos y leyes internas, marcando pautas de por donde se va hacia esas nuevas formas del mercado, revolucionando un sector tradicional, el textil y de la moda, revolucionando las formas de compra y de venta, las formas organizativas. Eso es una empresa “de la aventura”, pero curiosamente se puede ser tan aventurero si las cosas son tuyas.
Aquí no valen franquicias, salvo como excepción. Es un caso similar al de Zeltia-Pharmamar, pero dedicándose a temas muy diferentes. “Hago las cosas que hago mientras pueda permitirme hacerlas, porque tengo recursos para ello”. La solidez de este planteamiento está en la aventura misma, en la forma de vivirla, en la proyección hacia “donde va la vida y detrás de la vida”. Pero la aventura es comprometida; no es hacer una cosa y regresar; es hacer algo y no mirar para atrás, seguir, seguir, porque el Oeste es una frontera sin fronteras.