Sólo hay que ir unas veces a los cines de Princesa, de la plaza de los Cubos y adyacentes, para que te ocurra algo similar a esta escena. Y hasta ….. en la espera …. haberlo hecho tú mismo con tu acompañante femenina. ¿Será el aburrimiento de tener que guardar cola para ver cine lo que nos lleva a hablar con supuesta erudición o será que es un lugar adecuado, porque demuestras que tú «estás en el ajo». Lo cierto es que las colas de los cines de películas subtituladas -en España se hacen versiones en español de toda película que no sea de minorías- pueden resultar divertidas o tener que aguantar a un coñazo que te suelta un rollo de sabiondo para que tú le oigas y le valores. Cosas también de tímidos.
La otra parte es que el que tiene que oir a otro que ha «pillado la palabra», no puede hacer más que criticar, a su vez, las opiniones del que supuestamente sabe, mostrando radicalmente su oposición a las posiciones que defiende. Y no siempre hay un McLuhan que puedas «sacarte de la manga», para apoyarte, porque tú también, en tus posiciones, pecas de saber, cuando sólo es una opinión de aficionado.
Sólo hay que ir unas veces a los cines de Princesa, de la plaza de los Cubos y adyacentes, para que te ocurra algo similar a esta escena. Y hasta ….. en la espera …. haberlo hecho tú mismo con tu acompañante femenina. ¿Será el aburrimiento de tener que guardar cola para ver cine lo que nos lleva a hablar con supuesta erudición o será que es un lugar adecuado, porque demuestras que tú «estás en el ajo». Lo cierto es que las colas de los cines de películas subtituladas -en España se hacen versiones en español de toda película que no sea de minorías- pueden resultar divertidas o tener que aguantar a un coñazo que te suelta un rollo de sabiondo para que tú le oigas y le valores. Cosas también de tímidos.
La otra parte es que el que tiene que oir a otro que ha «pillado la palabra», no puede hacer más que criticar, a su vez, las opiniones del que supuestamente sabe, mostrando radicalmente su oposición a las posiciones que defiende. Y no siempre hay un McLuhan que puedas «sacarte de la manga», para apoyarte, porque tú también, en tus posiciones, pecas de saber, cuando sólo es una opinión de aficionado.