Decía el maestro Kung, Confucio, y podría ser aplicable a la situación de los últimos años en el sistema capitalista:
«Algún dinero evita preocupaciones; mucho, las atrae»
La avaricia rompe el saco, decimos en un refrán castellano. Y esto se parece a lo que ha ocurrido más acentuadamente con todo el proceso desregulador y globalizador que vivimos desde hace casi veinte años.
Cuando corremos demasiado, o queremos acumular demasiado, o tenemos demasiado dinero, las cosas no fluyen, sino que se ofusca. El capitalismo ha seguido buscando vías, algunas no muy ortodoxas ni éticamente ni legalmente muy correctas, para seguir y seguir acumulando. La acumulación les ha tapado los ojos, han perdido perspectiva, todo se ha hecho más a corto plazo, más inmediato, para casi anteayer, y se tiene casi la seguridad de que el flujo se ha roto. Mucho dinero, atrae preocupaciones y reduce nuestra capacidad de innovación.