(Innovación – Aldebaran Innovation)
El caso de Martinsa es paradójico de la relación construcción-poder, especulación-política. Y como tal, morirá. Jove consiguió levantar un imperio; Martín otro, algo más pequeño, pero más ambicioso. El primero, Fadesa, lo intentó y aprovechó el tirón de la construcción en la última década, a partir de un trabajo, al menos eso dicen sus allegados, bien hecho y serio. El segundo, Fernando Martín en un plano de ambición desmedida y de relaciones profundas con el poder político en sus distintas formas. Llegó a sustituir al presidente de ACS como presidente del Real Madrid, y luego, a partir de sus buenas relaciones, y de que Jove se quería retirar, le compró Fadesa, y ahora está en suspensión de pagos. ¿Por qué? Porque decía mi madre: la ambición rompe el saco; quiso abarcar demasiado, igual que su colega y antecesor en el Real, que ahora ha de vender Unión Fenosa si no quiere también perecer. Y es lo que vengo diciendo desde hace tiempo, zapatero a tus zapatos, y no me refiero al presidente del gobierno, sino a la profesionalidad debida.
El capitalismo de la construcción se lanzó hace dos años a comprar otras empresas, a empeñarse en actuaciones financieras para las que no estaban muy capacitados, con el apoyo de una banca oportunista y que veía en eso un buen y seguro negocio. Y ahora, ¿qué?. Pues nada, a retroceder. Pero ya decía Bion que los líderes para avanzar y atacar no tienen que servir para retroceder. Y el mismo no sirve para todo, aunque todos lleguen a creerse que es asi. Retroceder es deprimente para personas ya acostumbradas a estar donde han llegado. Y sino, miren uds. al pocero, que es lo que hará ahora con sus promociones.
Lamentable que ahora se le pida al presupuesto del Estado que asuma una parte de las pérdidas. Las únicas pérdidas serán las de puestos de trabajo, porque sinceramente, todos estos ya han ganado bastante y ya han destrozado bastante el país. Habría que exigirles responsabilidades hasta el final. Eso sería justo, y no que al final «paguen justos por pecadores», también era proverbio que utilizaba mi madre.