La idea básica y razón última de la reunión es re-conocernos o conocernos entre nosotros, a partir de compartir experiencias y conocimientos, y sobre todo, de avanzar en un lenguaje metodológico común, dónde seamos capaces de aclarar enfoques metodológicos, ver como se pueden poner en práctica o cuales son las experiencias nuestras al respecto. En fin, recuperar un discurso interno, que es tan necesario para consolidar las bases y el conocimiento mutuo entre los miembros del grupo.
Comencé poniendo en la pizarra lo que tenía en transparencias pero me di cuenta de que tenía ordenador para ponerlas, pero no tenía el cañón “del departamento” para proyectarlas. Entonces, lo puse en la pizarra. Mi propuesta de partida para hablar consistía en polarizar y significar cuatro elementos básicos en nuestra metodología que conducían a procesos innovadores:
El primero, las necesidades, las necesidades sociales y sobre todo, las necesidades de los estudiantes, que nos aportarán un soporte motivacional básico para impulsar nuestros proyectos. Saber lo que les ha gustado, lo que les gustaría repetir como prpofesor y aula, o lo que no les gustaría nuevamente encontrar, lo que les ha funcionado y motivado o lo que no, y cuales son sus ideas básicas para cambiar esa enseñanza de la que tienen esas experiencias, es un soporte básico de nuestro trabajo. Estamos intentando cambiar al profesor, el aula y los espacios de aprendizaje, porque entendemos que esos espacios están básicamente caducos y se precisa de una revolución desde los profesores para generar unos espacios más participativos y más consensuados en el aula y fuera de ella. Por tanto, en el este, en el naciente, en el comienzo, en el punto de partida, encontramos las Necesidades y para ello venimos haciendo investigación más o menos sistemática sobre ellas, bien sea en nuestras aulas o bien en investigaciones ad hoc, como la que ahora nuevamente estamos emprendiendo. Pero en ese naciente también están las experiencias de otros, las experiencias de buenos planteamientos pedagógicos que nos sirven como referentes d elo que se puede hacer y de lo que habría que hacer y en muchos casos, no hacemos.
Por tanto, en el Este, en el naciente, las NECESIDADES Y LAS EXPERIENCIAS, pero sobre todo las necesidades. Las necesidades sirven para orientar el proyecto innovador y canalizarlo. Las experiencias nos permiten apoyarlo en cosas que ya se han hecho y que han funcionado o no han funcionado, pero su orientación o alguna de sus partes constituyen referentes en los que nos podemos basar.
El Norte está formado por el primer elemento propiamente metodológico: el método científico. Buscar-documentarse, analizar-relacionar, inferior-teorizar-modelizar-proyectar, desarrollar y aplicar, y contrastar son las cinco fases que introducimos en nuestro trabajo, como fondo metodológico. Lo hacemos porque el método científico es la mejor expresión del sentido humano y del avance social, porque la ciencia sigue generando empleo, porque es la empresa más antigua y al mismo tiempo la que sigue teniendo futuro, y eso lo ha conseguido porque ha ido mejorando -y todavía mejorará- su método en el cual ha basado todos sus avances y conocimientos: un método científico como base, para trabajar las experiencias y desde las experiencias, desde la realidad, e intentar llegar a proyectos que transformen e innoven la realidad social. Este es el elemento de fondo de nuestra metodología: el método científico. Por eso entiendo que cuando realmente lo hemos aplicado consciente o inconscientemente es cuando hemos hecho nuestra tesis doctoral, una investigación primaria que nos ha permitido comprender muchas cosas, y entre otras, como se puede hacer más satisfactoria y crítica el camino de la vida. (¿ha quedado bonito, a que si?).
El segundo elemento metodológico son las aportaciones desde el action-research, lo cual supone muchas cosas. La primera es hacer práctico o basarse en algo aplicado en lo que decimos. Hablar mejor desde lo que es nuestra experiencia, que desde lo que nos gustaría que fuese o lo que teorizamos sobre lo que es. Y hacer, poner en marcha, aplicar, hacer práctico el aprendizaje. No sirve sólo con ejemplos de la vida y del entorno, ni casos de empresas, sino de experiencias lo más vivas posibles. ¿Por qué no trabajar a partir de las experiencias mismas de los estudiantes? ¿Por qué no proponerles una tarea y que sean ellos los que una vez hecha, vuelvan y la compartamos e intentemos sacar de ella conocimiento, o referencias documentales de ese conocimiento a veces ya conocido, pero otras novedoso o hasta arriesgado, pero posible? Por otra parte, el action-research como constructo induce a pensar que la acción, aunque vinculada intrínsecamente a la investigación y la reflexión, la antecede, es decir, hacemos, experimentamos, reflexionamos sobre nuestros aciertos y errores, aprendemos, y seguimos aplicando. Esto nos lleva a que en el dilema del huevo (acción) y la gallina (investigación), optemos por primar el huevo sobre la gallina. No sabemos si es antes o después, pero es útil que primemos la acción sobre la teoría, porque finalmente como dice el refrán: la experiencia es la madre de la ciencia. Pero es que además, enfatizar en la acción hace que veamos la botella medio llena en lugar de medio vacía. La acción favorece optimismo; la teoría nos hace sufrir, hasta nos puede deprimir, sobre todo si no somos capaces de sacarla -acción- y escribirla en un papel, donde de alguna forma, no podemos colocar todo el batiburrillo que tenemos en la cabeza, y sólo sale o escribimos aquello que expresa mejor nuestro pensamiento …. nos focaliza, nos acerca a un planteamiento más sintético y más posible, y menos depresivo.
La action-research o si queréis la aplicabilidad o la acción, o la práctica, la ponemos en el Oeste, porque el Oeste es “por donde va el sol”, o lo que es lo mismo, la vida. Y por tanto, es la vida misma, es también la aventura, el riesgo, las nuevas oportunidades, el cambio. No importa si nos equivocamos -hasta muchas veces puede ser una buena plataforma equivocarnos, suspender, ….-, porque el error es la mayor fuente de conocimiento y aprendizaje, y un error siempre lleva a otro ensayo, y por aproximaciones sucesivas, poco a poco aprendemos, aunque no siempre la totalidad de lo que nos gustaría, pero avanzamos.
El tercer soporte de nuestra metodología, y el más potente y hasta paradigmático, es el grupo de trabajo, que significa participación, que significa intercomunicación, que significa respeto al otro, que significa positividad e innovación, que significa sociedad en lugar de individuo y soledad. El grupo de trabajo es siempre el futuro. Y no está en nuestro paradigma dominante, nada más que en formas secundarias del paradigma individualista, competitivo y en cierto modo, destructivo en que vivimos. Sólo aparece como team, como equipo, como un lider que lleva un grupo de personas subordinadas a su línea de trabajo y a sus métodos. Sólo aparece como tergiversación del grupo de trabajo operativo, bajo formas en las que ponemos el nombre de grupo, pero realmente, es pura división del trabajo de Adam Smith (1776), porque lo que hacemos cuando nos encargan algo en grupo es sencillamente ver que podemos hacer, montar un esquema y distribuirse desde ya el trabajo en partes, y luego pegar esas partes y ya está hecho el trabajo. Eso no es grupo de trabajo como nosotros lo entendemos.
Para nosotros hay cuatro temas que son básicos para hablar de grupo de trabajo: uno, saber conservar y mantener activa y presente la memoria de los discursos grupales; dos, aprender a asociar ideas, experiencias y conocimientos, respetando al otro y mostrando positividad ante lo que dice, y sabiendo añadir vertientes innovadoras en el camino de la complejidad; tres, aprendiendo que dirigir no es mandar, sino facilitar, y que los líderes naturales no son normalmente un ejemplo más que de mando y agresividad hacia adelante o hacia sus propios objetivos, y los demás, arrastrados detrás, y cuatro, saber que las cosas se van construyendo, casi podríamos decir con más exactitud deconstruyendo, según se hacen, pero aplicando capas de mejora a cada paso. Una de mis frases preferidas y que el otro día recuperé, porque la tenía olvidada es que “la innovación nos evita el cambio”, y así es, porque cuando no se innova, hay un punto en que nos quedamos tan atrasados que es preciso dar un gran salto, pero el salto del cambio casi siempre es mal recibido aún por aquellos que lo pedían, porque rompe demasiado con nuestro yo, al que estamos acostumbrados, y parece que al final solo beneficia a los “jetas” (ver el video de La Historia de España for Dummies).
El grupo de trabajo es nuestro mayor aliado para innovar en los espacios de aprendizaje, sin olvidar los otros tres elementos de los que antes hemos escrito: necesidades-proyecto, metodología científica y action-research o aplicabilidad o para qué de todo lo que aprendemos. El grupo rodea a los otros elementos del método y los convierte en un mundo diferente.
Los alumnos demandan que se les atiendan (necesidades), reclaman atención y como no la tienen, se rebelan; los alumnos reclaman método, que los programas no se los facilitan, como mucho les dan técnicas, pero no método, y mucho menos, y parece mentira, método científico. Quieren saber como se hacen las cosas, para ellos intentarlo. El método nos hace libres es otra de las frases que me gustan de mi mismo. Lo siento, alguna vez uno tiene que citarse, porque pocas veces lo hacen los demás. Los alumnos también reclaman que lo que estudien le sirva para algo, si es posible para conseguir medios de vida y un empleo, que sean actos para eso, autoempleo, empleo o lo que sea, pero que les ayude a formar su vida. Quieren practicidad en lo que estudian, y lo piden, lo demandan insistentemente en todas sus manifestaciones. A pocos les gusta la teoría y más teoría, aunque los hay, los más adaptados al sistema, probablemente los de matrícula de honor. Los alumnos, por último, quieren participar, no quieren ser prisioneros de discursos cerrados o sin posibilidad de ser debatidos, que haya intercambio, quieren huir del discurso llamado inadecuadamente “lección magistral”, porque es muy aburrido, porque sólo produce silencios o huídas. El grupo es una gran solución, una terapia para un espacio de aprendizaje, y además, una vez que es conocido en sus bases por el grupo, las cosas fluyen solas, y el profesor -y eso puede ser lo que más sienta- pasa a ser un facilitador, una persona que apoya en la materialización del método, pero la palabra y el discurso pasa al grupo de estudiantes, que son los que tienen que aprender más intensamente, en aquellos temas que les motiven.
NECESIDAD (y Experiencias) + Método Científico + Action-Research (Aplicabilidad, Practicidad) + Grupo de Trabajo + Epsilom (1)
Esta es la fórmula hacia la cual tendemos, y que puede constituir una parte de nuestro acervo común.
Sobre estas bases de trabajo, mucho más resumidas, se organizó un grupo que estudió las debilidades básicas y lo que podíamos o necesitábamos mejorar. Se trabajó sobre todo eso. Y estoy seguro de que mi compañera Mercedes ha hecho un gran resumen de todo ello y nos lo mostrará en el foro ad hoc que hemos creado en Linkedin. Me he preocupado más de las premisas básicas porque me gustaría que empezásemos a pensar en términos de conocimiento común/metodologías compartidas, de un método de auto-organización y autorrealización donde situamos nuestro trabajo y hacia el que tendemos, aunque estamos siempre en proceso de aprendizaje.
Gracias a todos por vuestra participación. A los que no pudieron asistir, me gustaría que lo leyesen con detenimiento, tanto este resumen, como el de Mercedes, que tomasen notas, que se planteasen preguntas, preguntas por contestar, y los que tenemos alguna respuesta, nos comprometemos a mostrar “nuestras respuestas” que seguro que no son “las respuestas”, sino sólo una aproximación a las respuestas. Entre todos constituiremos un discurso grupal que acabe dando las respuestas provisionales y nuevas preguntas, que a su vez nos permitirán buscar otras respuestas y así, por aproximaciones sucesivas, ir haciendo el camino.
N.B.-Epsilom en las ecuaciones econométricas es “cualquier cosa que no sea tan significativa, pero que puede contribuir o mejorar el resultado” (la descripción es mía, pero si tenéis interés podéis acudir a google.
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El sentido de las cosas, lo que llamo Horizontes, junto con los sistemas de valores o reglas del juego, son básicos para generar un buen proyecto. Un proyecto no es un plan, sino que el plan es sólo una parte del proyecto. Un proyecto en sí mismo es irrealizable completamente, sólo parcialmente, porque si tiene horizonte, éste no es alcanzable, pero si nos motiva y nos provoca la curiosidad y la necesidad de ejercer nuestra libertad intentando llegar.
Un proyecto es un horizonte más holding. Lo difícil no es definirlo, sino hacerlo realidad. Llevamos desde mediados de los ochenta (1985) en un proyecto, un proyecto de transformación e innovación educativa. Hemos optado en todo este tiempo por saber que podíamos caminar bastante rápido, pero no demasiado, que muchas veces tendríamos que descansar, y siempre consolidando el proyecto, haciéndolo más fuerte. Hemos hecho muchos planes, y hemos cumplido mucho más de lo que estaba en los planes. No nos propusimos divulgarlo hasta después de algo más de diez años de experiencia, en la que habían participado unos cien profesionales. Diez años, cien profesionales, trabajando coordinadamente y aprendiendo a cada paso, da lugar a muchos aprendizajes. Nos conformamos con dedicar un año a asentar todo lo que habíamos aprendido. Construimos un libro: “Experiencias en grupo e innovación en la docencia universitaria”. Tardamos un año en terminarlo. Quince de los cien profesionales, los que estaban más activos en 2001, acabamos el libro. El libro contenía las experiencias en directo de todos ellos, pero es que además, para el libro trabajamos específicamente para actualizar nuestras experiencias y contrastarlas. Hicimos varias investigaciones primarias, como por ejemplo, el análisis de las experiencias de los estudiantes que se ubicó en el anexo I . Cada capítulo fue apremiado por investigación actualizada. Muchas de las cosas las habíamos comprobado en la experiencia, pero no nos conformamos con eso: investigamos aquellos puntos en los que todavía teníamos dudas de su sentido de la realidad. Fue un gran trabajo. Se publicó luego por la Editorial Universitaria a partir de una financiación que nos hizo el incipiente vicerrectorado de calidad e innovación educativa. El trabajo fue más importante porque lo hicimos entre todos los que quisimos participar. Recuerdo alguna persona que no se consideró “apta” a sí misma, y habiendosele propuesto escribir o investigar, no lo hizo, pero fueron igualmente recordados en el libro. Hasta dos alumnos hicieron unos ensayos sobre su experiencia en la universidad, no sólo de lo que hacíamos nosotros, sino de lo que habían vivido. Fue un momento de reflexión, un momento para asentar conocimientos, y expresarlos por escrito, y luego, cuando se presentó el libro, oralmente.
Marcó el final de una etapa del Grupo de Colaboradores, y se produjo una subetapa donde se reconstruyó el grupo, sin dejar de trabajar, de Colaboradores a propiamente profesores. En el de Colaboradores había tres o cuatro profesores, pero con ellos y constituyendo el núcleo básico del grupo, forjamos un nuevo grupo que llamamos GII (por dos razones: una, porque aprovechaba los aprendizajes del GI, que como todo primero, no lleva romano; y otra, porque respondía a Grupo Interdisciplinario e Interuniversitario: incorporamos a profesores de muchas áreas diferentes y de dos universidades en principio, la Politécnica y la Complutense de Madrid. Luego fueron siendo más y más profesores y no sólo profesores. Después de asentar los aprendizajes y divulgarlos, especialmente nuestras experiencias, y haber montado 3 Encuentros donde asistieron más de 300 profesores y en el último, al menos veinte alumnos-estudiantes, y haber publicado varios DVDs y otras cosas, haber participado en libros como “Iniciación a la docencia”, donde publiqué “Aprender haciendo en grupo”, o dar un paso más y publicar lo que sería la antesala del GIII : “Manifiestos para la Innovación Educativa”. Se trata ya de difundir un modelo, porque está muy testado, de ponerlo a disposición de profesores, estudiantes y sociedad en general, y de fomentar espacios de interrelación e intercambio y aprendizaje entre todos los interesados en construir un sistema educativo más justo, más en función de las necesidades y más adelantado a su tiempo, y que reduzca el gap entre lo que hacemos y lo que sabemos que se puede hacer, porque ya lo hacemos o ya lo han hecho otros.
El GIII, autodenominado también Grupo Prometeo, está en este camino, en un camino de libertad donde todos sus miembros son de alguna forma agentes de una metodología que compartimos en lo básico, y que va a permitir seguir forjando una plataforma desde la cual transformar la educación en sí misma, y tal vez convertirla en auto-educación, auto-organización, auto-realización, o lo que sería en términos griegos: “Conocerse a sí mismo”, pero con otros, trazar el camino de desarrollo del ser humano a partir de la cooperación, la continua búsqueda e investigación, la humanidad, respeto, positividad de las relaciones, cada vez más intensas y en red, y donde todo lo que recibamos tendamos a convertirlo en algo mejorado, y devolverlo a toda la sociedad, por una parte; y por otra, que aquello que sea bueno para nosotros, se difunda abiertamente para que pueda ser bueno, con las transformaciones necesarias, para muchos otros.
Y en esto consiste parte del acervo común de nuestro Proyecto. Es un proyecto que busca la felicidad de todos, a partir de un esfuerzo que nos haga, que nos transforme en personas y seres humanos responsables, que quieren conocerse a sí mismo y establecer relaciones en libertad con todos los demás, y que cada vez que avanzan tienen la precaución de difundirlo no para mirarse en el espejo de su narcisismo, sino para que otros puedan aprovecharlo, de acuerdo con su libertad y manera de entenderla.
Los puntos de partida son siempre la percepción sensitiva, la sensibilidad ante el medio, y la realidad en sí misma. A partir de ahí, el análisis acaba enriqueciendo el proceso, sobre todo, si hay posibilidad de trabajarlo en grupo y en acción-experiencia.
Sin sensibilidad, sin sentir lo que pasa o lo que suponemos o sabemos o vivimos que es ….. el proceso de empobrece.
En el Café Filo del último domingo, se nos ilustraba sobre el funcionamiento del cerebro y la importancia decisiva que tenían las percepciones para configurar o desarrollar conocimiento. Por cierto, lo recomiendo ya para septiembre. Último domingo de mes, a las seis de la tarde.
Muchas veces la cuestión básica es dar sentido estructural a los fragmentos con los que nos acercamos o trabajamos ….. de la realidad misma. Siempre hay que preguntarse, el papel que juega cada parte en el conjunto y como se interrelaciona con los demás elementos.