El sol entre brumas, los pájaros delimitando su territorio, las sombras alargadas, todo suavemente cobrando (sic) vida. Las carreteras casi desiertas, las personas descansando todavía, es domingo. Son las siete de la mañana, pero el reloj marca casi las nueve. ¡Demasiado tarde para amanecer!, pero está amaneciendo.

Es Galicia. Me imagino lo que sería un lunes o un martes, unos niños levantados una hora y media o dos antes, entre las siete y las siete y media oficiales, para llegar a su «curro» a las nueve, justo a esta hora. Aquí casi no ha amanecido. En Galicia, además, amanece «más tarde», es decir, amanece suavemente, las brumas, las nieblas, los rocios, as xiadas, las nubes que «rodean» el amanecer, hace que sea lento y que a veces no sea tal hasta más tarde. Y hablamos de días buenos, porque si el clima no ayuda, y está oscuro, con nubes o lluvia, el día no nace hasta más tarde, y son muchos los días que no son buenos, o no empiezan con sol.

Total, que no puedo entender como tenemos que aguantar este horario de locos. Es ya de locos para el resto de España, pero aquí es una demencialidad, que tiene que afectar a los organismos, a las personas, que tiene que alterar sus relojes biológicos, que uno se acostumbra porque no tiene más remedio, pero que no es lo que tendría que ser. Nuestros compañeros de meridiano, los portugueses tienen una hora menos; los irlandeses también; también los británicos, que equivaldrían a la hora real de Valencia, y aún así sabemos que «van adelantados», es decir, que casi todo el territorio inglés está al oeste de Greenwich, es decir, «amanece» más tarde que en Greenwich que sabemos que está cerca, pero al este de Londres.

No se puede estropear amaneceres tan bellos, tan suaves, tan llenos de dulzura y de vida, por las prisas que se derivan de «dejar que los niños estén algo más en la cama» porque es muy temprano, y sin embargo, el reloj dice que «es muy tarde». ¡Cómo estamos tan locos! ¿Para qué hacemos esto? Según más de un estudio no hay ahorro energético alguno, y por otra parte, hay muchas formas de no despilfarrar energía que podían ponerse en marcha y no se hace, porque al poder y a las empresas no les importa el ahorro energético, y es una mala disculpa para tenernos con este huso horario. Los niños gallegos -y todos los españoles- amanecen aceleradamente, por causa del huso horario, y además, siempre pensarán que aún levantandose antes que el sol -es decir, muy pronto, demasiado pronto, de forma casi antinatural-, se levantan «tarde», porque el reloj marca dos horas más.

Claro que eso sí afecta al organismo, claro que si. Levantarse con el sol está bien, o un poco después, porque el amanecer «ha de ir despertándonos». Levantarme media hora después de que el sol «renazca» es lo adecuado, es lo natural, es lo que nuestro cuerpo aguanta sin tensión ni otras cosas. ¡Estan locos! Y aún más, todo eso hace que en verano el día «llegue» casi a las once de la noche. ¿Es posible que esos chicos vayan a dormir antes de las once de la noche? ¿cómo puedes llevarlos a la cama antes de que sea de noche?. Al final, han dormido, si consigues que vayan a esa hora a la cama, poco más de ocho horas. Y un niño necesita nueve o diez horas para ser niño y no un «baldao».
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¿Cúando obligamos a que esta locura se modere? Porque aún poniéndonos al nivel de Portugal, sólo se moderaría. En realidad, precisaríamos de dos horas menos para ir más «a modiño», como se dice por Galicia. España tendría que ir una hora menos y Galicia, dos horas menos. ¿Ustedes saben lo bien que uno se levanta, cuando hace media hora que ha amanecido, y el sol todavía deja que tus ojos poco a poco recuperen su visión, su profundidad, su tensión ….? ¿Cómo serían de diferentes las cosas? ¿Es que nadie se va a preocupar nunca del ser humano, o del ser humano gallego?

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