No necesitamos héroes, necesitamos profesores que puedan llegar a ser maestros,
personas dedicadas e interesadas en lo que hacen, que les motiva trabajar con jóvenes,
que investigan, que siguen leyendo aunque ya se hayan doctorado, que se reúnen,
que intercambian conocimiento, que están vivos, que aprenden, que comparten,
que les encanta y aman seguir aprendiendo, seguir enseñando como tarea inacabable.