Dice un proverbio chino muy citado: “Antes de iniciar la labor de cambiar el mundo, da tres vueltas a tu propia casa”.
Cambiar es algo muy delicado, y sobre todo, cambiar uno mismo. Es indudablemente mas facil intentar, al menos intentar, que los demas cambien …. aunque los resultados pueden ser igualmente poco satisfactorios. Se cambia, si es que alguna vez se cambia, a partir de la propia experiencia, o como decia Carmen en un comentario anterior, cuando la experiencia es muy fuerte, como tener hambre, sentir hambre. En nuestras sociedades avanzadas, no es facil el cambio, porque nunca opera con tanta fuerza la necesidad, y si mas la conservacion de lo que tenemos.
Cambiar supone, como escribe Jose Luis Sampedro, una revision de nuestra situacion en la pajarera. Y no sabemos si cuando removemos nuestra posicion, vamos a estar mejor o peor. El riesgo del cambio es para “los que no tienen nada que perder”, pero si uno tiene algo que perder, el cambio empieza a ser menos posible ….
Reubicarnos en la pajarera, promover el cambio del estado de las cosas, necesita de una cierta desesperacion-indignacion. Por eso el cambio se promueve cuando las cosas van realmente mal o no hay buenas salidas. Y casi siempre nuestras propias resistencias internas, lo hacen inviable. He vivido muchas situaciones de cambio en organizaciones, casi siempre unos años despues de lo que hubiera sido conveniente. Normalmente se antecede el cambio con un aseguramiento, lo cual ya reduce en si mismo lo que puede pedirse del cambio. Ese aseguramiento casi siempre implica cambiar a responsables o reorganizar las responsabilidades. ¿Se hace esto para cambiar o se hace para conservar? Nunca lo sabremos, aunque me temo que tiene mas que ver con la segunda opcion.
Los cambios se producen a pesar de nosotros mismos. Cuando los promovemos, es que algo falla y viene fallando desde hace tiempo: ¿extrema necesidad?. Por eso yo no recomiendo el cambio, si es posible. Cuando no tiene remedio, hay que abordar el cambio, pero no suele ser muy efectivo, y casi siempre se destruye mucho en el camino. Si es posible, mejorar todos los dias. Mucho mejor que cambiar. Al cambio, ademas, mostramos todas nuestras resistencias o todas las justificaciones para enfrentarlo. Y si nosotros no estamos convencidos, ¿a quien vamos a convencer?. Si el cambio nos va a remover a nosotros mismos, ¿alguien promovera el cambio?. Me temo que solo muy excepcionalmente la respuesta es positiva. En cualquier caso, esa respuesta, no garantiza unos buenos resultados.
Si no queda mas remedio que el cambio, es que nuestro dialogo con la vida y con la realidad no ha sido bueno durante mucho tiempo, y ahora queremos recuperar lo que es realmente dificil de recuperar.