SI SE ACATARRA LA BOLSA DE NUEVA YORK ……

La Bolsa es el Capital. Mejor aún: la Bolsa de Nueva York es el capital: el centro del universo. En la Bolsa las cosas ocurren como en el Capital, en segundos, casi en nanosegundos, sin que nadie se de cuenta. Tampoco se sabe muy bien por qué ocurren las bajadas, que son las que son noticia (las subidas sólo se cuentan a fin año o de un trimestre, cuando se hace balance. También son noticia, pero no tanto).

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El Capital dominante actual es básicamente especulativo, ¿Qué queremos decir con ésto? Pues que se gana dinero, se amasan fortunas prácticamente especulando, en un juego en gran medida provocado por los que pueden hacerlo, porque pueden generar pánicos o sutilmente introducir en la bolsa esos miedos a las posibles pérdidas. El Capital, como propietario que es, tiene siempre mucho miedo, y el que no puede influir en el conjunto, mucho más. Cuando se desata -le llaman crisis, aunque es una bajada- una crisis se va a producir una redistribución de los que juegan en Bolsa. Los que tengan más recursos y estén bien amparados-asesorados, no sólo no sufrirán, sino que ganarán mucha pasta.

A pesar de que «Marx se equivocó evidentemente» -Es lo que se suele decir o enfatizar sin tener casi ni idea, y sobre todo, sin saber lo que Marx ha escrito-, la concentración y centralización del Capital es cada día mayor, y ese Capital no podía seguir ganando dinero a malsalva si se dedicase a tareas productivas, y poco a poco, y con buena planificación, se ha metido en el mundo del juego y la especulación. La bolsa es eso: especulación. Y la concentración y centralización, lo que se llama hoy desigualdad o concentración de renta y riqueza, es cada segundo mayor y mayor. Las fórmulas para obtener una alta rentabilidad al dinero concentrado, no sólo individualmente, sino en fondos, también buitres, en bancos, siempre en la tajada, y demás, esas fórmulas aunque se actualizan, son más para privilegiados y los demás, hablan sobre ellas, pero no tienen demasiado acceso a ese gran poder. Y consecuentemente, el Capital especulativo, el Capital -y otra vez Marx equivocado- percibe como baja su beneficio medio, sobre todo en actividades productivas. Hay que dar un paso más, y se hace Especulativo, y mucho más agresivo. De vez en cuando tiene que provocar el miedo en la mayoría de los «inversores» -en el fondo, rentistas- (continuará)

Los rentistas-inversores empiezan a acojonarse cuando se produce alguna noticia de movimientos a la baja, y sufren mucho. Los que más sufren son los más rentistas y desprevenidos, sin mucho acceso a las palancas que llevan a más dinero. En cuanto se acojonan, empiezan a vender, y ahí está la trampa. Si venden, acaban entrando en pérdidas, es un «sálvese quién pueda» y si aguantan, porque esperen que «todo esto pase y volvamos a la senda del beneficio», mucho peor para ellos, porque habrá un día en que tendrán que vender y mucho peor.
La Bolsa de Nueva York andaba por los 10.000 puntos como la española, aproximadamente allá cuando se produjo la famosa crisis de las subhipotecas. Unos diez años. En este momento, el Dow Jones, ha alcanzado casi los 25.000 puntos, un 250% sobre los 10.000, y un 150% de beneficio. Parece que todos los inversores han ganado, pero no es cierto, muchos, la mayoría han perdido; pero los que han ganado, «se han puesto las botas». Un 150% en menos de diez años, nos da una rentabilidad media anual de un 15-20% y eso es lo que atrae a las masas inversionistas y no preparadas. Ahora los super-ricos y sus agentes han decidido que es hora de repartir más y le meten el diente y zás «se siguen poniendo las botas».

Sin embargo, los que no cumplan esas condiciones que son la mayoría de los que «inviernen» o apuestan, tendrán muchas pérdidas. Y de esto se trata: la Bolsa atrae a mucha gente porque puedes ganar mucho sin hacer casi nada. La mayoría está ahí por razones propias de «El Jugador» de Dostoievsky y sobre todo, porque es un tipo ambicioso que quiere «ponerse las botas» como los grandes. Los grandes y el sistema bancaario les preparan una trampa, que no puede hacerse todos los días, sino dos o tres veces al año o si es más gorda, una vez cada dos o tres años, y si es más gorda aún son esas crisis como la del 29 aunque no llegue a esos niveles, porque si se alcanza esos niveles, son demasiados de los ricazos los que se ven afectados. Los más débiles van dejando la bolsa en cuanto se ponen nerviosos y se dan cuenta de que no tienen ningún control sobre lo que va a pasar, y eso da una oportunidad perfecta para que los que saben algo o saben todo de lo que puede pasar, se posicionen en el mercado y ganen a la baja, que es cuando realmente se gana y mucho. Claro que pocos pueden jugar a la baja y en las diversas estrategias o métodos aceptados.

Mientras el Dow Jones y demás, se iban a los 25.000 puntos, la Bolsa de Madrid, por ejemplo, se mantenía con dificultades en torno a los 10.000 puntos, o sea, que no ganaba casi nada. Pero bueno, así son las cosas, si Nueva York que son los grandes gana un 150% de beneficios, no vas a pedirle a una bolsita que consiga los mismos rendimientos. Pero es que además, la economía de Estados Unidos está de regular a mal desde hace mucho tiempo. De hecho, hasta Trump ha amenezado a sus empresarios con qué si no invierten en sus extensas praderas les va a poner impuestos especiales y otras lindezas, porque el Capital USA que es muy listo, se ha ido a «paraísos de mano de obra», y a «paraísos financieros» para tener mejores márgenes y para protegerse. Total, que los subordinados, los de Bolsas como las europeos o la de Madrid si quieren seguir el ritmo de Nueva York tienen que invertir en Nueva York, porque en las periferias no se comen una rosca ……….

En Bolsa, en el Capital, todo es una simplificación: es tanta que los brokers, muchos de ellos, no tienen estudio alguno o más bien pocos. Y para ser broker pueden adquirirlos en menos de uno o dos meses. No nos podemos asombrar que sea así, porque una buena parte de los empresarios son casi totalmente iletrados, y parece ser que cuando han ido a una Escuela de Negocios -y peor si es norteamericana- montan unos cirios impresionantes y más de uno se ha cargado en poco tiempo, el capital acumulado por padres y abuelos. Es mi impresión, mi intuición, que a la Bolsa o a los negocios no les sienta demasiado bien ilustrarse, ni la ilustración. Desde luego, si yo tuviese una empresa no contrataría economistas, sino gente que no estuviese todo el día diciéndome que nos va a ir mal o que nos va mal, y amargándome la vida. (qué conste que yo soy economista, de inicio).

El espacio-tiempo del Capital especulativo es una carrera, que no tiene meta, y que los corredores no pueden parar, ni irse de vacaciones, ni dedicar una horita a tirarse al amante o a la amante. Menos mal que la Bolsa «pone cachondo», porque si no fuera por eso, los pobres brokers estarían fatal. Vuelvo al espacio-tiempo bursátil. Hoy hay que trabajar con máquinas que deciden y operan en menos de nanosegundos y a veces, se les va la mollera, y la montan, haciendo lo que les obligan a hacer, debido a la programación y los automatismos consiguientes. En todo caso, los que no tienen ordenadores tan potentes, se quedan en un plano de «relativamente pobres» y pierden con más facilidad, el ritmo. Es como si bailasen a ritmo de bachata y tuvieran que ir a ritmo de salsa. Claro, son escoria, se les ve mal, además, su pareja (su dinero) no está muy contento, porque le hacen quedar mal, y se evapora con otro bailarín que sigue y «ha cogido el ritmo» dominante. Se come comida basura o una simple pizza que se ha pedido por teléfono; se duerme inquieto o no se duerme porque cuando cierra Nueva York, abre Tokyo y después las europeas y nuevamente Nueva York y no hay descanso. Tampoco podemos hacer turnos, porque es algo muy personal.

Me encanta escribir sin miedos. No tengo para invertir en nada, pero no voy a ser tan tonto que voy a meter lo poco que me pagan de jubilado, dejar de comer y de dormir y quedarme «sin un chavo», cuando se les ocurra a esos que tienen poco y que quieren hacer otra montañita de dinero como el famoso Tio Gilito. Puedo hasta cachondearme de algo que es lamentable, un tremendo montaje para que el mundo esté acojonado, que es la mejor manera de «metérsela» por dónde sea.

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