Dialogar con uno mismo es ser constante a la hora de contarnos lo que vivimos, y aprender de eso que hemos vivido. Llevar un diario es una buena fórmula, porque aunque contemos en él cosas más o menos intranscendentes, al final acabamos forjándonos, construyéndonos en ese hablar con nosotros mismos o con las personas o cosas que nos rodean .
Pero …. no es lo mismo escribir por gusto o por ganas o por práctica-costumbre, o por placer, que escribir porque te obligan, porque tienes que responder o examinarte o hacer tal o cual cosa. Escribir para aprender, es escribir desde uno mismo, desde sus propias necesidades, y para llegar a eso, se necesita superar algunos miedos e inhibiciones que conlleva la escritura
Sin duda, como pienso de otras muchas cosas, se aprende a escribir escribiendo, pero también se empieza a valorar lo que uno escribe cuando le han ayudado a mostrar lo que es sin crítica o evaluación o palo que te está esperando para corregirte. El profesor tiene que dar la oportunidad abierta al estudiante de que escriba, y saber tratar lo que escribe, no hacerlo con demasiadas exigencias, sino saber que está aprendiendo, y que no es fácil empezar y hacerlo a la primera bien. Hay que confiar en que escribiendo se acabará mostrando, aflorando las posibilidades de la persona, y cuanto más escriba y por cualquier cosa, mejor. Y escribir va a ser un buen complemento para desarrollar la identidad del estudiante o del participante. No siempre esto es posible, sobre todo cuando no se tienen los recursos técnicos