¿Se tomaba el poder o se buscaban salidas?
Esto se notaba un poco, todavía demasiado poco, en la Universidad, aunque no cabe duda que había un poco de movimiento, sobre todo, político, en modelo asambleas-huelgas-manifestaciones. Pero poco movimiento real. Nadie –o casi nadie- protestaba porque:
– más de la mitad de las aulas estuvieran en manos de una especie de jerarca que disponía de poder absoluto sobre sus alumnos;
– las clases, en muchos casos, no sólo fueran deficientes, es que eran una auténtica mierda;
– la enseñanza fuera mejor, sino que pareciera que sólo se quería aprobar y sacar el título;
– pensaba que había que esforzarse todos más, que se aprobaba con mucho menos de lo imprescindible;
– pocos pensábamos que hacíamos poco para ser tan privilegiados socialmente, para ver eso tendrían que darse cuenta del “salto” social que suponía estudiar en esas épocas algo universitario.
– que todo se nutría de un sistema de oposiciones que favorecía al que tenía 3 de los cinco votos y reproducía siempre “a peor” la situación . En fin, “lo importante” era el poder y lo político , pero poco acompañado de crítica o autocrítica de lo que se hacía y cómo se hacía, pareciera que sólo se quería cambiar el muñeco y los problemas se arreglarían solos.