Los monopolios, rebautizados por los norteamericanos como corporaciones, tendrían que ser odiosas y contrarias al sistema capitalista, pero dado que continuamente lo compran, por medio de publicidad y marketing, finalmente hasta parecen guapas.
Los monopolios, rebautizados por los norteamericanos como corporaciones, tendrían que ser odiosas y contrarias al sistema capitalista, pero dado que continuamente lo compran, por medio de publicidad y marketing, finalmente hasta parecen guapas.