Funcionarios ….. siempre me sorprenden y cada día tienen más poder, al menos en este país barrido para el conocimiento, la innovación social y lo renovable.

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4 comentarios en «Alexithimicos»

  1. El habito hace al monje, o bien es el que gusta de ser monje el que aaba con el hábito de monje, que tanto da.
    Rajoy nació funcionario, le gustaba, se hizo una oposición joven, registrador, y por eso piensa que para gobernar hay que haber gobernado, ya que él ya era funcionario mucho antes de dedicar sus esfuerzos a empollarse los temas de la oposición. Ejercía desde casi el nacimiento. Y eso ocurre mucho más frecuentemente de lo que podemos imaginar. La máxima aspiración de muchos jóvenes, aunque menos que hace unos años, es llegar a ser funcionarios.
    El funcionario hace una función especializada y ha de aparcar sus emociones para ejercerla. En la medida en que consigue tal neutralidad emocional es mejor funcionario. El que actúa con sentimientos o con sentido humano no llegará muy lejos en la carrera. Ha de ser o más bien parecer recto, equilibrado, aséptico y neutral. Eso es lo que piden, por ejemplo, a un profesor, para evaluar mejor, o a un juez o a un fiscal. Y si se vive desde joven en ese ambiente se logra la excelencia funcionarial……

  2. Pocos profesores se consideran, aunque ya lo sean, funcionarios. Lo he comprobado continuamente en actitudes y charlas. Lo cual no quiere decir que no lo sean realmente ……. Sin embargo, muchos funcionarios hacen patente su identidad de funcionarios explícitamente …. Sobre todo, si vives en Madrid. Y lo mismo ocurre con los llamados altos funcionarios, de cuerpos especiales. Me he preguntado por qué será ….. Y tengo alguna respuesta …..

  3. Ser funcionario es desarrollar una función donde casi siempre el poder más o menos monopolístico y/o autoritario juega un papel. Tenemos, los ciudadanos que solicitar, suplicar, exponer, pedir ……parece que no tuviésemos derecho alguno, y dependemos del sujeto funcionario, bien en directo – pocas veces- o a través de súplicas o recursos que se resuelven en el anonimato kafkiano de las sucesivas instancias y administraciones. Por ejemplo, Rajoy, que si se siente alto funcionario, nos habla de que su gobierno, el gobierno del PP «nos ha continuado pagando las pensiones» cuando la realidad es que nosotros – ni siquiera el Estado-, nosotros hemos estado toda la vida pagando para poder disfrutarlas. Es nuestro dinero y nuestro esfuerzo y no el del gobierno de Rajoy o del PP, el que permiten, a pesar de los muchos despilfarros políticos y también funcionarial es, que las sigamos cobrando. Es un ejemplo de cómo el funcionario va adaptándose a la cultura de poder y transforma el discurso y la realidad.

  4. En toda profesión hay un horizonte inevitable, que ya estaba antes de que la ejerzamos. Los funcionarios tienden al poder absoluto, al poder monopolista, autoritario, y por tanto, dejan a un lado sus sentimientos y nos tratan como cosas, como objetos, como molestias, que en cierto modo les impide alcanzar su horizonte tendencial.

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