Ayer quedé a tomar unos cafés con un ex alumno, un gran chaval que intenta abrirse camino en la vida con un grandísimo esfuerzo. Un personaje agradecido, tanto que me preguntó si podía venir con su pareja, porque los dos tenían ganas de conocerme. Gente encantadora. Había visitado una o dos veces mi casa y habíamos hablado, María y yo, y nos habíamos enterado de muchas cosas y muchos obstáculos que continuamente estaba intentando superar.

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Me hizo recordar el gran grupo que tuve en su curso, por la tarde, ya en quinto curso de licenciatura, en un aula adecuada para debatir y aprender entre todos, que pusimos en U y disfrutamos de lo que aprendimos juntos. Diego era arriesgado en sus opiniones, y varias veces concitó polémicas, enriquecedoras, que permitían que el grupo se movilizase hacia la comprensión mejor de lo que nos rodeaba y de qué hacer para enfrentarlo. Fue un curso inolvidable. Recuerdo las caras de muchos de los que allí coincidieron, aunque no me acuerdo de demasiados nombres. Pero si de Yapcy, un canario grandioso y muy especial, de Nasser procedente de Palestina y que regentaba una de las cafeterías de la universidad -le he perdido la pista porque se ha puesto enfermo-, de Alexis y su banda procedente de la diplomatura y que ahora intenta entrar en la universidad, de Luis, parte de esa banda, gente estupenda, como es toda la gente que conoces. Recuerdo también un gallego de Ourense, pero no acabo de recordar su nombre, un tipo también extraordinario y buen estudiante. También me acuerdo de uno de los amigos de Diego, pero no de su nombre, que me perseguía para que le regalase libros de Marx. Al final, se llevó uno de mis «Capital» y algún otro que me pedía con insistencia. Creo que anda por Francia. Me olvido de muchos, pero son los que me vienen ahora mismo a la cabeza. Un gran grupo que todos hicimos maravilloso, en las tardes de una aula del primer piso de nuestra Facultad.

Cuando me encuentro con gente así, añoro mis años de docente con más intensidad que todos los días. Siempre los añoro, pero mucho más cuando recuerdo lo bien que lo pasaba/pasábamos en el aula, y lo mucho que aprendí con todos ellos.

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3 comentarios en «Ayer … siempre»

  1. Esto decía Enrique Arias al final del cuatrimestre:

    «Valoración del cuatrimestre
    No me gustan las despedidas, así que intentaré ser breve:

    Este cuatrimestre me ha llamado mucho la atención por la metodología de la clase (poco común a lo que estamos acostumbrados) y sobre todo, por la simpatía, por el acercamiento entre alumnos y profesorado que se ha vivido (también poco común al resto de asignaturas).

    En pocas palabras, ha sido un cuatrimestre estupendo, en el que considero que hemos aprendido de verdad; racionalizando lo aprendido, y no reteniéndolo cuatro horas antes de un exámen para luego expulsarlo de nuestra mente y olvidarlo; a lo que normalmente estamos acostumbrados con el resto de las asignaturas.

    También ha sido un cuatrimestre, en el que he aprendido más a trabajar en equipo y a compartir en clase y a través del blog información con los compañeros. Ya conocía de antes como blogger la importancia de los blogs a la hora de compartir y difundir información, pero nunca antes había imaginado que se pudiera realizar la misma experiencia en una clase; forjando lazos sociales y redes de información interrelacionadas de lo más interesantes. Si tuviera que dejar escrita una reflexión definitiva sobre el cuatrimestre, creo que he aprendido a conocer un poco mejor a mis compañerxs de clase, y sobre todo, aprender con ellos.

    Sin más, espero que esto sea un hasta luego y no un adiós…»

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