Gabilondo siempre nos ofrece su maestría. Una vez más, entre los muchos comentarios sobre el debate de ayer, Gabilondo dixit y vale la pena escucharlo.

http://blogs.elpais.com/la-voz-de-inaki/2015/12/quien-gano-el-debate.html

Todos vivimos algo especial, y quién quiera ver y escuchar, puede darse cuenta de que la «huída» de Rajoy es un acto que puede considerarse casi anti-democrático, como muchas de sus actuaciones desde el Poder, y que esa huida, esa ausencia fantasma, lamentable en su forma y en todo, sin dar la cara para responder de sus actos, de sus responsabilidades, y sobre todo, de esa corrupción en la que parece que no está precisamente exento, tuvo un papel indirecto en el desenvolvimiento del debate.

Sin duda, y aunque, como es lógico, tuvo algunos deslices a lo largo de las dos horas de debate, Pablo Iglesias estuvo a «cien millas» de sus oponentes. No sólo tiene tablas, sino que habla de lo que ha pensado, sòlo y con otros, lo ha madurado, y siempre está en lo que dice. Y ya el final fué de película de Hollywood. Su lenguaje nace de sí mismo. Sólo un pero y es que a veces quiere explicar demasiado o mostrar su conocimiento sobre los temas, y «se pasa» un poco -por ejemplo, cuando le preguntó a Rivera si Albert Camus era argelino o francés: una chorrada, que supongo se le escapó-.

Albert estuvo excesivamente precipitado, a pesar de que tuvo algunos momentos -ya preparados- que dinamizaron el debate, sobre todo, por la corrupción y las portadas, pero estuvo muy por debajo de lo que podíamos esperar. Y es, en cierto modo, lógico, porque está «demasiado» amparado por expertos, y su posición política nace menos de él que de esos expertos -como el de economía, creo que se llama Garicano, que se pierde en su propia indeterminación y tiene todo «cogido» por las puntas: superficialmente-, lo que contribuye a que no se puede creer del todo su propio discurso, al ser aprendido y no generado.

Pedro Sánchez estuvo bien, pero flojo y siempre, se mostró como «descolocado», tal vez porque siendo de «centro» estaba en la izquierda, según mirábamos, demasiado a la izquierda, para lo que realmente es. Lo cierto es que en algunos momentos se sintió en offside, «impedido» como diría un brasileño.

En cuanto a Soraya, se aprendió la lección de memoria, la repitió cuando pudo, pero estuvo fría, lejana y prepotente, como en el fondo parece decir Gabilondo. Desde luego, Rajoy ha conseguido que el proyecto «Menina», si ha existido, se haya venido abajo. Santamaría no estuvo a la altura ….. ni aún pudiendo aprovechar el hecho de ser la única mujer en el debate. El PP no puede ni aprovechar eso: yo diría que no saben o no quieren, más bien lo primero. Se sabía la lección, aún así algunas preguntas le sorprendieron, y eso que fueron formuladas bastante suavemente para lo que podía haber sido -por ejemplo, si le hubieran preguntado por qué estaba Rajoy en Doñana de vacaciones de puente, y no allí: sólo le preguntaron por qué no estaba allí-. En todo caso, estuvo «estúpidamente gelada» como las cervezas en Brasil.

Rajoy sigue huido o escondido, igual que toda la legislatura, menos las cervezas con los del mismo partido o los «baños de masas», como el de Tarragona, donde acabó casi corriendo. En fin, ¡sólo mediocridad!. No esperaba mucho más de él.

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4 comentarios en «Gabilondo, Elecciones y …..»

  1. Pobre hombre. Yo lo entiendo: está muy cansado …. de ver al Real Madrid. Entiendo que se deprima y no se pueda concentrar. Su equipo tampoco se concentra demasiado, excepto cuando juega con equipos de segundo nivel y golea, pero es como él, un bluff …. un escapado.

  2. Alguien habrá pensado que el sorteo de lugares-campos no fue favorable a Soraya. Sin embargo, pienso que siempre es mejor estar de extremo, y tener un interior de más estatura, pero amigo, como Albert, que te pongan al lado de Sánchez, y parezcas una enanita. Los emergentes estaban juntos …. razonable y por cierto, se trataron bastante bien entre ellos. A veces, parecía que formaban un buen medio del campo, aunque como era antes en el futbol, los medios al ataque, en ambos casos.

    Cuando yo jugaba en juveniles o aficionados, a los que no éramos tan buenos nos ponían de extremos. Ahora como se juega sobre todo por el centro, con excepciones -que casi siempre son gol- puede haber extremos como Neymar o como Messi que realmente no lo son, pero juegan desde el extremo.

    Se notaba que Sánchez quería irse hacia el centro, tenía cierta tendencia; pero sin embargo, Santamaría no hizo nunca ningún esfuerzo y se perdió en el extremo, algo solitaria y empequeñecida.

  3. Se me ocurre también, que los dos del centro tenían ventaja, podían maniobrar con más espacio. Sin embargo, los de los extremos se sentían muy agobiados: uno, porque no le salían las cosas y el público no estaba del todo de su lado; y la otra, porque estaba «representando» a un huido, y que además es su jefe todavía, con lo que tenía que hacer una doble interpretación de sus respuestas, una como ella misma y otra dominante, como lo que hubiera dicho su jefe.

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