Espacios de Aprendizaje

ESPACIOS DE APRENDIZAJE

El fundamento último del aprendizaje es la EXPERIENCIA, nacida del trabajo en casa, en el aula o en el grupo de cuatro alumnos. Trabajo cotidiano y experiencia, proporcionan una manera de aprender el método de aproximaciones sucesivas y de prueba y error, con cierta sistemática metodológica.

A) Primero, se introduce al alumno en esa metodología, «obligándolo» a ir a la realidad y posteriormente leer desde el primer día lecturas, que le ayudarán a interiorizar ideas, a comprenderlas, a escribirlas mediante resúmenes y a debatirlas con sus compañeros, mediante un formato nuevo que ellos mismos dirigen, observan y hacen participar.

B) Después, poco a poco, y según van adquiriendo un «lenguaje común», en el sentido más amplio de la palabra, es decir, un lenguaje sobre formas y valores, métodos de trabajo y de debate, formas de hacerlo entre ellos mismos, papeles de los observadores y mantenimiento de memorias del grupo, etc., se les va introduciendo en la definición de su propio tema de investigación, aquél que han de definir, documentarse, relacionar con otros, teorizar y hacer hipótesis, desarrollar sus potencialidades deductivas y exponer tanto por escrito, primero, como oralmente, poco después al conjunto del curso, y todo ello en grupo.

La tarea actúa como integradora de las voluntades y las acerca hacia formas de cooperación, de competencia y de colaboración. La tarea es aquí un gran aliado, y lo que nosotros valoramos más, el esfuerzo, el trabajo, la continuidad.

Para este trabajo es preciso combinar la complejidad de distintos espacios que se van interrelacionando:

– el espacio del grupo grande en el aula,

– espacio del grupo de cuatro alumnos y

– un espacio intermedio de gran importancia que es un espacio que hemos denominado de 4 por 4, que consiste en la agrupación de cuatro grupos de cuatro alumnos por temas amplios

Estos grupos son dirigidos por dos monitores, al menos, del grupo de Colaboradores (El Grupo de Colaboradores se reúne con el profesor una vez al mes para supervisar su trabajo y diseñar y planificar los pasos siguientes. Esto supone un espacio de coordinación de una tarde al mes, que consolida conocimientos y permite profundizar sobre situaciones grupales específicas y sobre énfasis que es preciso conferir al grupo en cada momento, en cada tempo. El grupo de Colaboradores trabaja en docencia, en investigación, normalmente relacionada con la docencia, pero también con desarrollos de otro tipo, por ejemplo, conocimiento de comportamiento y necesidades de pymes; pero en cualquier caso, integra constantemente investigación y docencia y acción. El espacio docente facilita los materiales, que se trabajan y luego se reformula y/o aprende a diseñar nuevos espacios docentes). Los monitores les facilitan el trabajo, aportando referencias metodológicas, pero no les resuelve el trabajo, ni les dice lo que tienen que hacer. Sólo cuando lo han hecho, se han atrevido y los grupos han dado un paso, les contrasta o facilita referencias que les permiten comprender lo que han hecho bien y aquello que pueden mejorar en su planteamiento.

Siempre incidiendo sobre el CÓMO, y, por supuesto, nunca condicionando el qué investigan o lo que se atreven a trabajar -creemos siguiendo las enseñanzas de Einstein que no es conveniente ahogar la espontaneidad, la frescura y la capacidad de innovar de los jóvenes: tantas veces nos sorprenden y tantas veces nos llega a dar miedo sus sorpresas y descubrimientos-.

C) Todo este proceso se van decantando paulatinamente en el aula, donde están todos los alumnos; en las reuniones mensuales del grupo de 4 por 4; y en las reuniones planificadas por cada grupo para trabajar y poner en común materiales y experiencias y reflexionar sobre lo que están haciendo. Poco a poco se va desarrollando un discurso grupal, que se va desgranando en las reuniones de 4 por 4 y en el aula.

Pero es muy importante cuidar los ritmos (La mayoría de las veces, correr mucho es una grave dificultad para el aprendizaje, y es sólo útil en el corto plazo y relacionado con la ansiedad vivida personal o institucionalmente; lo contrario tampoco es lo adecuado, el perfeccionismo exagerado tiende a agotarse en un circulo vicioso de pasos inacabados, que nunca nos permiten resolver, aparte de que el perfeccionista suele aceptar peor al otro y respetarlo menos, porque es más crítico consigo mismo y con los demás. Es preciso un ritmo aceptable. Yo me asombro de que algunos profesores lleguen el primer día de clase y «abrumen» y asusten a los alumnos con bibliografías inalcanzables por su amplitud que luego en la práctica se acaban reduciendo, la mayoría de las veces, a unos apuntes, que no dicen ni la quinta parte de uno de los grandes tomos recomendados. No es necesario asustar, ni tampoco presentar las cosas de color de rosa desde el principio. Es conveniente ser maduro y tratar al alumno como un ser maduro. Los seres humanos que son tratados como maduros, acaban siéndolo; y los que son tratados como inmaduros seguirán también siéndolo mucha parte de su vida y, por desgracia, tratarán a los demás también como inmaduros, como adolescentes o infantes, en lugar de cómo adultos. Tratar a alguien de forma madura significa establecer consciencia de lo que se está haciendo, hacer patente y si puede ser escrita esa consciencia e implicar y comprometer su parte madura, mediante un pacto explícito. Las reglas del juego muy claritas y desde el principio. En los últimos años, no sólo lo presento dos veces en clase al principio de curso -el pacto y compromiso- sino que les entrego unas hojas escritas con las reglas del juego del curso. Quiero que sientan desde el principio que pueden elegir, como es así, su forma de enseñanza y participar libremente en el juego y en sus formas. Es parte de su formación proactiva y de liderazgo de su propio ser); es preciso evitar que los grupos corran mucho o que sean demasiado perfeccionistas y no tengan conciencia de límites. Una y otra pueden ser dificultades que reduzcan la calidad de los trabajos y del aprendizaje.

El ritmo es muy importante. El alumno viene acostumbrado a estar pasivo, reactivo, y con ritmo hipotenso durante una buena parte del curso, para irse acelerando ante la cercanía de un examen parcial o final y ya ahí tensionarse y explotar. En esa metodología formal y condicionada burocráticamente, el individuo no está acostumbrado al esfuerzo continuo, ni al trabajo y acaba interiorizando una actitud que está más cercana al chasquido de los dedos.

Una metodología continua favorece el esfuerzo compensado que poco a poco te acerca al logro, pero que te evita sobresaltos, o loterías o suertes -ya hemos hablado de la importancia que confiere el estudiante al factor suerte a la hora de los exámenes-.

La gran mayoría de los seres humanos hacemos cosas interesantes a lo largo de nuestra vida, pero no cambiamos el paradigma ni científico, ni social, ni político vigente, que a veces, muy a nuestro pesar va por caminos casi inevitables y desde luego, fuera de nuestra voluntad. Es decir, hacer cosas extraordinarias es difícil, y es preciso educar a nuestros jóvenes para hacer cosas buenas continuamente, mejorando su forma de aprender y de resolver, y reducir su necesidad de hacer cosas imposibles, que les llevará fácilmente a una mayor frustración por el desajuste entre el querer y el poder.

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Bueno, pues una de las características de este método de trabajo es que se hacen cosas todos los días y se procura hacerlas un poco mejor cada día y se consiguen satisfacciones razonables ganadas con un esfuerzo continuo, y por tanto, son fuentes de gratificación en sí mismas (El alumno llega a “saber que sabe” a partir del esfuerzo y ésa ruta es una ruta de trabajo y sacrificada -cuando trabajamos, sabemos lo que nos ha costado conseguirlo- y esa ruta es gratificante porque uno sabe que ha trabajado y es consciente de su fuerza; pero no es prepotente, porque se sabe lo difícil que es avanzar porque se ha vivido en directo, y las dosis de prepotencia se limitan. Esta casi siempre tiene que ver más con la “suerte”, la posición social adquirida sin mérito o trabajo, o la ignorancia).

D) Como he indicado más arriba todo el progreso conseguido por los alumnos en los grupos pequeños es volcado en los grupos de cuatro por cuatro o en el aula, y ahí es presentado, es analizado por los demás alumnos, es mejorado por todos, y es contrastado y referenciado por el profesor y por los mismos alumnos. Resulta curioso observar como a partir de una metodología basada en la confianza como es ésta, el alumno aporta muchas cosas que se le ocurren o que sabe o que intenta pensar, aportación que no tendría lugar en un ambiente de menor confianza.

Roberto Carballo

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