Cooperación grupal

“Cuando tenemos la oportunidad de vivir la cooperación y el grupo en el trabajo, es difícil que queramos regresar a nuestras primitivas e individualistas formas de hacer las cosas”

Recuerdo que hace dos años tuve una reunión que me inspiró muchas cosas. Igual que me ocurrió el viernes con mi amigo Diego Moya.

Al día siguiente me «encontré» con una frase que me ha salido muchas veces en mis aulas, una reflexión sobre la importancia del grupo en nuestra vida, cuando tenemos la oportunidad de vivirlo intensamente, y no superficialmente. Una reflexión, seguro, muchas veces, aportada por otras personas o sencillamente pensada, sobre la que quiero escribir algo.

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El grupo es otra dimensión, pienso que es otro paradigma social, otra forma de ver las cosas. No sé si nuestros ancestros primitivos, como dicen más de un antropólogo, vivieron de verdad en grupos o los grupos se parecían más a lo que yo llamo equipos, es decir, unos liderazgos como los que se producen en la naturaleza, entre los dominantes y los que se dejan o tienen que subordinarse a los líderes.

En todo caso, tengo el privilegio de haber vivido en muchos grupos, grupos de trabajo, grupos de investigación, grupos de acción, grupos en los que lo importante era la participación, la colaboración, la cooperación, el intercambio, los valores como que dar es más importante que recibir, o que se aprende haciendo las cosas y por el ejemplo de los que están un paso por delante.

«Ayer» me acordé, me fluyeron muchos ideas al mismo tiempo, según hablaba con Juan, ideas que son mi experiencia, no mis ideas, sólo son ideas a partir de experiencias sucesivas de trabajo con los demás, de esfuerzo con otros, y ….. hoy encontré esta frase. Seguro que muchos han dicho cosas parecidas, pero yo la identifico conmigo mismo, o al menos me identifico plenamente, porque yo he tenido la oportunidad de vivir la cooperación y el grupo de trabajo, y no cabe en mi imaginación trabajar de otra forma, de una forma más individualista.

Es cierto que muchas veces asumo el papel de lider, pero siempre pensando en que los otros me acompañarán, pensando que voy a ser capaz de motivar a otros a hacer cosas similares o mejores, o hasta que puede ser que me reemplacen y tomen la antorcha y la conviertan en una llamada más a la innovación social, a la regeneración social y política y la redistribución más justa de la riqueza y del trabajo.

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Los que trabajan conmigo saben que comparto lo que tengo, que cuando algo pienso que puede ser bueno para otros, inmediatamente lo hago transparente y público, y que me siento feliz cuando otros aportan cosas que puedo aprender, imitar y mejorar.

No sabría, no sé vivir sin los demás, sin su compañía …. y siento muchísimo dolor cuando abordo un tema en solitario, aunque piense que en algún momento un grupo acabará acompañándome en la tarea que he emprendido.

Ahora que he ido a conocer en directo algunas cosas de la gran cultura china, que me impresionó, he sentido por una parte que la armonía que destilan sus paisajes -naturales y combinados con lo humano y sus construcciones-, que es preciso sentirlos, pueden dar mucha compañía para generar espacios de colaboración ….. y sin embargo, lo que ves directamente en las grandes urbes es más bien individualismo, aunque como no entiendes el lenguaje, igual es una forma de colaboración …… quien sabe. Yo esperaba encontrarla en vivo en China. La encontré en su historia, la encontré en sus paisajes, también en muchos grupos y su alegría, la encontré en sus calles haciendo tai-chi o bailando, pero ….. me decepcionaron sus aires de nuevos ricos …-y lo son- en sus parcelas más dominantes del hoy mismo.

Me engancha su cultura de compartir, de bailar, de recordar, de convivir …….me decepciona …. como siempre es así, esa prepotencia de nuevos ricos …. en los muchos que ya lo son.

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5 comentarios en «Cooperación grupal»

  1. En esos casos, casi siempre me acuerdo de la última escena de «Con faldas y a lo loco» en la motora, camino del barco del rico, cuando el gran Jack Lemmon es respondido después de afirmar que es un hombre por el apasionado personaje: «Nobody is perfect».

    El diálogo traducido sería más o menos:

    – «Hablé con mamá. Estaba tan contenta que hasta lloró. Quiere que lleves su vestido de novia. Es de encaje blanco «. (Osgoog)

    – «Osgood, no puedo casarme con el vestido de tu mamá. Seguro que ella y yo …no tenemos el mismo tipo». (Jack Lemmon disfrazado de mujer)

    – «Podemos arreglarlo».

    -: «Oh, no hace falta. Osgood, he de ser sincera contigo. Tú y yo no podemos casarnos».

    – «¿Por qué no?.

    «Pues, primero porque no soy rubia natural».

    – «No me importa».

    – «Y fumo. ¡Fumo muchísimo!».

    – «Me es igual».

    – «¡Tengo un horrible pasado!. Desde hace tres años estoy viviendo con un saxofonista».

    – «Te lo perdono».

    – «Nunca podré tener hijos».

    – «Los adoptaremos»
    .
    – «No me comprendes, Osgood. (Se quita la peluca). Soy un hombre».

    – «Bueno, nadie es perfecto».

  2. Descubrí que el grupo era otra dimensión hace ya muchos años …. de pronto, me dí cuenta que no podía hacer muchas cosas sin estar o participar en un grupo. Aunque también descubrí que estaba como programado para hacerlo: me sentaba bien hacerlo, y recorrí mi propia experiencia en busca de cómo yo era «antes» y me di cuenta de que casi siempre busqué la compañía y aprendí mucho con ella, es como si me dinamizase.

  3. He pensado más de una vez que el grupo lo llevamos dentro, pero lo hemos ocultado por la educación social que hemos ido recorriendo. Tal vez en lo profundo de nuestro cerebro somos básicamente grupales o llegamos a serlo ante los peligros en que vivían nuestros antecesores, dado que ahora lo reencontramos fácilmente cuando un peligro es inminente. Seguro que éramos más grupales que en esta sociedad individualista y egoista, pretenciosa y vulgar en la que los que han llegado a «héroes» y en «su ambición» generan desigualdades cada vez más patentes.

    No, no me gustan los ricos, pero aún menos los nuevos ricos, son los bárbaros de este occidente capitalista lleno de bárbaros … y que promueve la barbarie del desprecio y la falta de respeto al que «no ha llegado» (sic)

  4. Estamos tan insertos en la cultura individualista que una de las cosas que nos resulta más difícil es trabajar con otros, a no ser que haya un capataz-jefe-empresa que nos imponga los criterios y limite nuestras posibilidades. Triste, pero real.

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