Ley Wert: ¿ciudadanía o religión católica? (3)

Otro de las disposiciones que asalta la ley Wert es la ciudadanía, ahora entendida desde la educación y la nueva ley en religión nuevamente.

No nos basta con la historia lamentable de un país hiperradical en términos de católico-apostólico-romano; no basta con casi cuarenta años de estado católico a ultranza, perseguidor de todo aquello que no fuera ser un fiel de la iglesia co-dominante; no basta con no haber conseguido ni siquiera una escuela laica o un estado laico, sino una escuela llena de crucifijos, de Iglesia copando lo más substancial de la enseñanza, con una correspondiente escuela pública en pocos grados pública y laica, tal y como se derivó de la Revolución Francesa, hace ahora más de doscientos y pico años; no, no bastaba con todo ese sufrimiento en parte inconsciente y condicionador de comportamientos y formas de vida que hemos tenido que vivir hasta hoy mismo.

El intento de formar ciudadanos y no «hijos de la iglesia», un intento ya tardío, se ve ahora frustrado por la renovación de la importancia de la religión en las aulas, pero no de todas las religiones, sino de la «única», de la «nuestra», faltaba más. De nuevo, religión cuenta para acceder a la universidad; de nuevo constituye una contradicción entre sus dogmas y las verdades relativas del conocimiento y de la ciencia y sus diversas formas, verdades con minúsculas humanas y no divinas e irrefutables; de nuevo «nos sometemos» o nos someten al dogma, y nuevamente dudamos hasta de que Darwin tuviese una amplia razón, aunque no única, sobre la evolución de las especies, y de dónde venimos.

Fíjense: si no hubiera sido por el papa Francisco …… ya es el colmo que tengamos que depender del rara avis del papa actual para que esa iglesia encerrada en sí misma, y más papista que el papa, que es la española, no pueda recibir beneficios de la ley wert-¿edero?. Aún así, los recibe. ¿Cómo es posible que en estos tiempos tengamos que aprender a ser fieles a los dogmas y no a ser ciudadanos libres, religiosos o no, pero ciudadanos y no fieles? ¿Cómo podemos hacer esto con nuestros hijos y nuestros nietos?.

No, por ahí no puede caminar la educación más que si sólo es ideología y dictadura, dogma y recuperar textos tan antiguos que no vale la pena más que estudiar para saber lo que son, condicionamientos …. y esto en una época en que los chicos en muchos países ya tienden a formarse como ciudadanos y no como fieles. Para darnos cuenta de lo que hacemos, miremos un momento, sólo un momento, a lo que ocurre en muchas zonas del mundo, donde es la religión la que «organiza» nuestras conciencias ….. ¿cómo podemos renunciar a nuestra humildad, a nuestra pequeñez como seres humanos, y convertirla en prepotencia y miedos propios de religiones ignorantes y que se aprovechan precisamente de esos miedos para proclamar que sólo en otras vidas viviremos? ¿Por qué no aprender a convivir con principios de cooperación, de respeto, de amor y no creernos que somos los mejores, los únicos, el pueblo elegido, ……? ¿Estamos tan enfermos? Ya sé que dirán que exagero, pero es preciso exagerar un poco para darnos cuenta de lo que estamos permitiendo y de lo que promueve, como regreso, una ley que es un auténtico vertedero desde el punto de vista del aprendizaje y de la sociedad y de la convivencia.

Los principios de convivencia son más simples y menos transcendentes que los religiosos, pero son los posibles, los que nos permiten ser y no depender de los designios de supuestos «seres superiores» que nos pueden castigar o premiar …. ¿es que lo único que buscamos son seres dependientes, que obedezcan nuestras leyes porque temen no ir al cielo y acaban votando reacción? Es más que probable que esa sea uno de los objetivos implícitos, tener sometida y alienada a una mayoría de la población, tenerla acojonada, atemorizada por la ignorancia que se desprende de algo así.

No señores, ser ciudadano es otra cosa, es más simple, pero más cierta. Y en el fondo de cualquier religión hay prepotencia de ser únicos, de ser los elegidos, de ser la religión, lo que significa que se excluye al otro. No se puede convivir si excluyes a otro que piensa de otra manera, y la religión lo incita: somos católicos o somos islamistas o somos lo que sea, al final somos distintos, somos otros, somos mejores, estamos por encima, los otros están equivocados porque son unos ignorantes, ¿sólo los otros?

Y así no se educa, al menos en una escuela pública. El ejemplo del profesor, el de los padres, el de los dirigentes, el de las instituciones, …. es lo que enseña. Yo tuve mucha suerte en pleno franquismo -años cincuenta-sesenta- con tener maestros que enseñaban sin inducirnos a creer, sino a reflexionar, a pensar, a vivir, a ser uno mismo con los demás. Gracias, sobre todo, a Don Rafael, un maestro íntegro, un ejemplo de justicia, de amor por el aprendizaje ….. gracias igualmente a mi padre (Roberto) y a mi madre (Manuela), a mis abuelos, a mis tios ….. a todos aquellos que me enseñaron siendo ejemplares en su vida y en su obra. Todos me ayudaron a pensar sobre lo que sabía y que lo que sabía era poco y todos los días mejorable; todos o la mayoría me enseñaron a pensar que yo podía elegir y que por encima de todo, tenía que respetar al otro, sobre todo, si era más pobre o más desamparado, porque respetar al que tenía poder no tenía más resultado que el peloteo; todos me enseñaron a que la familia era importante, y que no se podía abandonar, pero también que había que exigirles ser buenos familiares, buenos ciudadanos, buenas personas, en caso contrario, se les daba alguna oportunidad y sino, que siguiera su camino; todos me enseñaron el amor, el amor que recibí desde pequeño, el cariño paternal y maternal y familiar, y que siempre he intentado, aunque no siempre como ellos, reproducir con parejas, hijos y mayores; todos me enseñaron a respetar a los mayores, quererlos porque lo necesitan, y escucharlos, porque de escucharlos se aprende de sus experiencias; todos me ayudaron a comprender que «los diferentes», los otros, eran como nosotros, pero con otra cara o facciones; y asi sucesivamente.

IMG_1442.JPG

Y de esto se trata. Esto no es religión, aunque esté en todas las religiones. Ahora pienso que una religión cuanto menos religión sea, mejor. El budismo o el taoismo no están mal, el espiritismo tampoco. Son formas light de creer. Que conste que sólo digo que si uno necesita creer en algo, que lo haga en alguna religión que sea menos radical u obligatoria. Pero cada uno es cada uno. Y yo soy lo que soy gracias al ejemplo de mis educadores. Tuve también suerte cursando ocho años en la Escuela de Comercio, o como se le llamaba de Altos Estudios Mercantiles. Tampoco ahí la religión estaba en primera fila, aún cuando cursé la carrera entre 1954 y 1962, en pleno franquismo. Los profesores de cada materia nos «enamoraban» del conocimiento con su amor por él -había alguna excepción, pero pocas- y el profesor de religión, igual que el de «formación del espíritu nacional» eran marginados como «marías» por todos, hasta por ellos mismos, que en algunos casos eran objeto de comentarios jocosos por su ignorancia -el cura- o por su prepotencia -el falangista-. Íbamos porque pasaban lista, pero notaban que no eran nuestros maestros, ni nunca podían serlo en aquél ambiente. Aún así lo mejor del cura era que prácticamente hablaba en gallego y a muchos nos ayudaba a aprenderlo, y del falangista -de cuyo nombre no quiero ni acordarme- su hija, una chica encantadora y guapa, que nos ayudó a enterarnos un poco del mundo femenino.

Bueno, supongo que todo esto tiene poca importancia para vosotros, mis lectores, pero si lo tiene para mí y para mi formación como ser que aspira a ser libre y le queda todavía mucho para acercarse al horizonte.

La ley Wert me indigna, porque nos hace regresar, intenta que regresemos a tiempos oscuros y llenos de creencias y dogmas, en lugar de experiencias, conocimientos y prácticas de vida. Que nos lleva a la renovación del miedo y la paranoia, en lugar de permitirnos -permitir a nuestros hijos y nietos- abrir las propias alas y volar.

Entradas relacionadas

2 comentarios en «Ley Wert: ¿ciudadanía o religión católica? (3)»

  1. No es fácil en un texto improvisado, escrito a la primera, reflejar toda la complejidad de un tema, y probablemente más en uno como este, tan importante para el hoy y para el mañana de nosotros mismos. Ahora bien, según he ido fraguando el texto, me he ido indignando con este regreso que no merecemos, y que sin embargo, se nos ha impuesto por el rodillo de una mayoría …. que ha sido votada, gracias a los errores globales de otro partido político y que la ciudadanía ha evitado en las elecciones anteriores.

    El PP ha sido y es una losa para la ciudadanía, para la convivencia, para la buena interrelación entre nosotros, para que podamos dedicar tiempo a pensar en los demás, y no en criticar las barbaridades regresivas que ha ido implantando sucesivamente ……

    Llevamos muchos años sin poder pensar en ser, en amar, en compartir, en avanzar humanamente ….. porque cuando se hacen tantos despropósitos, las personas «pierden» en cierto modo su razón y la sustituyen por antítesis, y difícilmente llegamos a avanzar, lo que estaría no tanto en criticar, sino en sintetizar y seguir.

  2. Y yo me pregunto si lo que ha ocurrido de forma tan intensa en nuestro país, no está ocurriendo en otros spuestamente más avanzados ….. como una tendencia hacia la eficacia de las dictaduras, la reducción de las libertades y la acentuación de los miedos, que nos lleva inexcusablemente hacia la regresión y la dificultad para reflexionar, pensar y amar.

Responder a roberto carballo Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *