Eduardo Galeano nunca dejará de palpitar en todos

Maestro. Los maestros, pensamos, nunca van a morir. Siempre nos sorprende, y aún muriendo, no mueren.

Una muestra de su arte: Se titula «El maestro» y dice:

Los alumnos del sexto grado, en una escuela de Montevideo, habían organizado un concurso de novelas.
Todos participaron.
Los jurados éramos tres: el maestro Óscar, puños raídos, sueldo de fakir, más una alumna, representante de los autores, y yo.
En la ceremonia de premiación, se prohibió la entrada de los padres y demás adultos. Los jurados dimos lectura al acta, que destacaba los méritos de cada uno de los trabajos. El concurso fue ganado por todos, y para cada premiado hubo una ovación, una lluvia de serpentinas y una medallita donada por el joyero del barrio.
Después, el maestro Óscar me dijo:
«-Nos sentimos tan unicos, que me dan ganas de dejarlos a todos repetidores»
Y una de las alumnas, que había venido a la cpital desde un pueblo perdido en el campo, se quedó charlando conmigo. Me dijo que ella antes, no hablaba ni una palabra, y riendo me explicó que el problema era que ahora no se podía callar. Y me dijo que ella quería al maestro, lo quería muuuuuuuucho, porque él le había enseñado a perder el miedo a equivocarse.

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