La diversidad favorece muchas cosas y nos evita otras muchas.
Favorece la comprensión y el sentido holístico de lo que aprendemos y hacemos-aprendemos. También nos hace más cultivados y más interesados en lo nuevo. Facilita nuestras capacidades de relación entre personas y cosas y entre personas y personas. Nos permite desarrollar nuestra identidad a partir de un perfil diferenciado y enriquecido por los matices. Etc. etc.
Nos evita la «encefalografía plana» y también la superespecialización sin sentido humano ni social. Uno ha de conocer el sentido de las cosas, las interrelaciones y las proporciones entre ellas. La diversidad de aprendizajes o hasta de actividades ayuda a completarnos y a evitar un aburrimiento interno, que no suele ser un buen compañero para la vida.
La diversidad se consigue generando inquietud en las personas, interés por lo diferente, por lo nuevo, por aquello que está «por conocer», al menos para el sujeto o para el grupo. La diversidad te ayuda a construirte sobre bases de conocimiento, de interpretación de lo que es, en cada momento.
La diversidad es imprescindible para generar espacios abiertos a la innovación y al aprendizaje. La diversidad es propia de espacios sociales democráticos, y «perseguida» casi inevitablemente por las formas autoritarias. En el poder autoritario sólo pueden ser diversas las cosas, aunque generadas por especialistas que no ven el conjunto, y «así se evitan problemas», al aceptar el poder como tal y evitar la tentación de pensar para mejorar y cambiar.
En el espacio educativo, el maestro ha de generar espacios complejos, donde la diversidad que está en él mismo, se proyecte como un ejemplo, para que cada participante pueda ir encontrando su propia complejidad y su relación con otras personas y el entorno que le rodea.
La diversidad actualmente está muy poco sintonizada con el sistema educativo, y cada vez menos. Se forjan sistemas educativos basados en un conocimiento que tiende a la especialización y la fragmentación. El maestro, el profesor, ha de ser capaz de introducir en el espacio de aprendizaje piezas de diversidad: diversidad sobre los textos, diversidad en la bibliografía, diversidad en sus posiciones y sus discursos, diversidad en los aprendizajes …. y para ello ha de ser capaz de aceptar la libertad del participante, de sus alumnos, y fomentarla.
¿Qué podemos hacer para fomentar la diversidad en las aulas? ¿Qué podemos hacer para fomentar la diversidad en las organizaciones? ¿Por qué tanto miedo a no estar alineados con los sistemas establecidos? ¿Es posible ser innovador si se acepta la alineación con lo existente? Todos estamos de acuerdo con que la respuesta es no, pero sin embargo, sólo permitimos que sean diferentes los que consideramos muy creativos, o muy heróicos, o muy especiales ….. a los demás, los convertimos en rebaños o casi.
Una de los recursos que he ido desarrollando para generar diversidad en el aula es lo que llamo «la píldora», que es una cita o una poesía o una canción que se lee o escucha a principio de una reunión, en todas las reuniones. De esa forma, se incita a la lectura de ese autor o de otros, se favorece la profundidad de los discursos y en gran medida se consigue que los participantes imiten estos comportamientos con otras personas, generalizando así espacios culturales diversos. «La píldora» nace de la propia experiencia de lectura o de escucha y es una aportación de la experiencia propia del que es facilitador-profesor, con lo que está transmitiendo el interés por la propia experiencia y sus posibilidades.
Otro recurso metodológico, éste más amplio, es el uso de los grupos, como un espacio de intercambio entre iguales, que favorece con cierta metodología, el respeto a los demás y a sus diferencias, casi siempre llegándose a mostrar que «con otros, se amplía el aprendizaje y se hace más completo» y complejo.
Hay otros recursos y métodos y técnicas, pero prefiero que los lectores lo piensen y busquen o se hagan consciencias de cosas que se hacen con otros o para otros que aportan diversidad, y si lo consiguen que se lo cuenten a otros profesores o líderes para que no se enquisten en lo mismo siempre.