«Es muy fácil vivir haciendo el tonto. De haberlo sabido antes me habría declarado idiota desde mi juventud, y puede que a estas fechas hasta fuera más inteligente. Pero quise tener ingenio demasiado pronto, y heme aquí ahora hecho un imbécil.» Fiodor Dostoievski
Me ha hecho pensar en el duelo electoral entre Aécio Neves y Dilma Rousseff en Brasil. El primero ha hecho el tonto, como había hecho por ejemplo, el hijo de los Bush. George, durante mucha parte de su vida -y aún ahora, al parecer, sigue hasta teniendo conflictos con la policía de las carreteras por conducir bebido-. Sus vidas han sido fáciles viviendo a su manera: coches, juergas, tal vez drogas, en fin, su vida «haciendo el tonto» y en el caso de Aécio se le proclama por los medios brasileños como «eficaz», en términos parecidos al hijo de Bush.
Dilma, sin embargo, podría haber hecho la frase de Dostoievski, y siendo como es una persona dedicada, casi seguro honrada y seguro que inteligente, es el caso que tiene dificultades para renovar su mandato y levanta las iras de los poseedores de medios que no quieren verla, tal vez precisamente por ser inteligente, haberlo intentado con buena voluntad y hecho un gran favor a su paìs y paisanos consolidando la obra de su predecesor Lula en sus mandatos anteriores.
¿Cómo puede ser que medidas tan inteligentes y bien pensadas como las que han empezado a regenerar la medicina en Brasil, la de los médicos que al final básicamente han sido cubanos, pueden ser tan controvertidas y en buena medida, ha servido para insultarla e igual verla como una imbécil, siendo sin embargo una cosa buenísima para su país, al alcanzar los primeros auxilios medicinales a casi una cuarta parte de la población brasileña, previamente desatendida totalmente?.
Es muy inteligente que sean cubanos, por ser la medicina que practican mucho más preventiva y con pocas «drogas» de todo el continente americano; es inteligente porque moviliza y responsabiliza a un colectivo subido a la parra como son los médicos, bien pagados, caprichosos, ¿superiores?, ….. ; es inteligente, porque es una solución creativa ante lo de siempre; y sin embargo, continuamente se la echan en cara, se la tiran por tierra y algo estupendo para el país y la gente que no tenía asistencia, se ha convertido en una maldad consciente de la presidenta y su equipo.
Sin embargo, Aécio ha sido un nepotista empleando a todo tipo de parientes en su administración en Minas, y afirma -y se respalda- que ha funcionado mejor la educación, y todos los profesores y maestros se han pasado en huelga años, protestando por sus métodos excesivamente exigentes, protestas que parece ser se desenvolvían mientras pasaba días y días en la Barra de Tijuca, zona rica de Río de Janeiro, disfrutando de «play boy» y «vividor» y tal vez muchas cosas más -a unos mil kilómetros de su puesto de gobernador estatal en Belo Horizonte-.
¿Tendemos a encumbrar al débil, al poco trabajador, al poco responsable, en lugar de a la persona trabajadora, seria y responsable? ¿Por qué? ¡Qué mejor para las clases dominantes que tener alguien manipulable en el poder! Nunca podrá aportar razones para impedir sus negocios, porque está «en falta» y eso se ve en los ojos, se ve, no necesita proclamarse, ni siquiera discutirse, está a la vista. Sólo se necesitan algunos favores para vencer una ¿voluntad? así.
Uno tiende a lo mismo y trata además de fomentar la imitación y semejanza de uno mismo, por lo que el país serio y trabajador del «tornero» Lula y de la responsable Dilma, se puede reconvertir en el país «vividor» y «drogota» del Aécio. Los aires del país pueden cambiar. Están en empate técnico y las fuerzas vivas brasileñas, esa clase alta tan clasista ve en el «pecador» una oportunidad para derrocar la buena voluntad y el trabajo, su buena orientación hacia la reducción de la pobreza y la mejora del nivel educativo y social. Todo lo que Brasil avanzó en los últimos doce y hasta veinte años puede verse «en tela de juicio» si gana Aécio, ese «play boy», demasiado borracho, machista, maltratador de su novia, que parece que sólo quiere recuperar el penúltimo puesto mundial de Brasil en la distribución de la renta, volviendo a los pobres a su pobreza e injusticia secular, y a los ricos a un enriquecimiento sublimado y «necesario» para seguir «creciendo» -más bien, explotando- sus propiedades.
Y como dice mi compañero Omar de León en estas elecciones no sólo se juega quién va a dirigir un país de 200 millones de habitantes, sino que influiría en los resultados de todo el Mercosur, y se volvería a los contratos bilaterales con U.S.A. y a una posición de mayor dependencia respecto a la agrupación recien nacida y pro-norteamericana de «los Andes», en la que predomina la cultura neoliberal y sus consecuencias de anti-distribución de la renta y la riqueza que ya son lo normal en U.S.A. y en Europa.
Ha ganado Dilma y con ello se han consolidado muchos gobiernos que estaban en peligro si se producía una pérdida. Es curioso que un candidato tan poco sólido y hasta tan play boy pudiera plantar batalla a una señora de la eficiencia y del trabajo, pero las democracias son así por desgracia. Se valora más lo que no se tiene, que lo que se tiene o se ve. >Y hablar de «cambio» impulsa inmediatamente los resortes de una buena parte de la sociedad que sin entender siquiera que es lo que se quiere cambiar, y mucho menos, como se quiere cambiar, opta por cambiar … porque «todo está mal». El «cambio» de Aécio era para regresar. Dilma no ofrecía cambio, sino mejora y continuidad y eso mueve menos, moviliza muchomenos, aunque es más eficaz y posible. El cambio siempre ha dado buenos resultados a los malos políticos, a aquellos que en mi opinion no tienen fundamentos ni teóricos ni prácticos, ni les avala haber hecho alguna cosa bien, ni tampoco se piensa que puedan hacerlas alguna vez bien …. pero precisamente por ser más tontos son más elegibles. Uno de mis maestros decía que la gente valoraba tanto las canciones de tercera de estas vulgares, porque de esa forma, los padres pensaban que cualquiera de sus hijos podría llegar a ser un Julio Iglesias, y también añadiría yo porque es una simpleza y todo aquello que se hace simplón es más atractivo. Es probable que se deba a la ignorancia latente en tantos ciudadanos, ignorancia motivada casi siempre por la vaguería, por el «tirarse en el sillón» y cambiar los canales hasta que llega un partido de futbol y quedarse de papanatas mirando lo que ponen hasta dormirse.
Ha ganado Dilma y con ello se han consolidado muchos gobiernos que estaban en peligro si se producía una pérdida. Es curioso que un candidato tan poco sólido y hasta tan play boy pudiera plantar batalla a una señora de la eficiencia y del trabajo, pero las democracias son así por desgracia. Se valora más lo que no se tiene, que lo que se tiene o se ve. >Y hablar de «cambio» impulsa inmediatamente los resortes de una buena parte de la sociedad que sin entender siquiera que es lo que se quiere cambiar, y mucho menos, como se quiere cambiar, opta por cambiar … porque «todo está mal». El «cambio» de Aécio era para regresar. Dilma no ofrecía cambio, sino mejora y continuidad y eso mueve menos, moviliza muchomenos, aunque es más eficaz y posible. El cambio siempre ha dado buenos resultados a los malos políticos, a aquellos que en mi opinion no tienen fundamentos ni teóricos ni prácticos, ni les avala haber hecho alguna cosa bien, ni tampoco se piensa que puedan hacerlas alguna vez bien …. pero precisamente por ser más tontos son más elegibles. Uno de mis maestros decía que la gente valoraba tanto las canciones de tercera de estas vulgares, porque de esa forma, los padres pensaban que cualquiera de sus hijos podría llegar a ser un Julio Iglesias, y también añadiría yo porque es una simpleza y todo aquello que se hace simplón es más atractivo. Es probable que se deba a la ignorancia latente en tantos ciudadanos, ignorancia motivada casi siempre por la vaguería, por el «tirarse en el sillón» y cambiar los canales hasta que llega un partido de futbol y quedarse de papanatas mirando lo que ponen hasta dormirse.