20 pasos menos uno: Del fanatismo a la simpleza

20 tuits menos uno, comunicados en menos de veinte minutos. El tema: el fanatismo y sus raíces. Algo bastante importante en un país de extremos como es el nuestro.

1. ¿Cuanta gente en este país resquebrajado y en descomposición puede evitar caer en alguna suerte de fanatismo?
(Resquebrajado porque tiende a desunirse, a criticarse, a mofarse, a romperse; descompuesto, porque todavía piensa en alguna medida en los tiempos pasados, y la nostalgia siempre nos descompone)

2. No es fanático sólo el que es seguidor de un equipo de futbol …. que lo es …. sino y sobre todo, aquellos que sólo admiten su verdad. (el fanatismo está en su origen tal vez en la religión y en sus dioses, luego en la política y sus líderes y partidos, más tarde en los deportes y en los nacionalismos vinculados a ellos o al «olimpismo» en general, y hoy parece que renace en cada una de sus facetas)

3. ¿Cómo es posible que un «fanático» de un equipo o hasta partido, odie tanto al vecino más cercano? (¿Cómo es posible odiar más al próximo, si casi es como nosotros, es casi de los nuestros? ¿Cómo es posible corromperse en el odio hacia otros?)

4. El fanatismo siempre es producto directo de la ignorancia, de la simplicidad, de la falta de matices y los matices hacen la civilización (ignorancia = simpleza-simplicidad = fanáticos = opio para todos, sobre todo, para el pueblo llano)

5. ¿Es cierto que nos vamos «simplificando» tanto, que llega un momento es que no sabemos ni queremos saber más que lo que hemos abrazado? (el especialista acaba considerándose una especie de «héroe único», todo acaba pensándolo en términos de su pobre discurso, traduciendo su especialización en una generalización casi siempre incorrecta).

6. Y la simplicidad, el que me den las cosas masticadas, es producto de la simplicidad y alienación del sistema capitalista (en el capitalismo industrial se configuró la sociedad sobre la base de la división del trabajo = organización «científica» del trabajo)

8. Y también de uno de sus efectos: la masificación de las ciudades, y la tremenda simplicidad que significa vivir aislado de lo complejo (los mercados «exigen» y priman la concentración, favorecen la centralización. De esa forma, se produce masivamente)

9. Los agricultores no podían ser simples, ni super-especializados, sólo tenían que vivir en la complejidad de la naturaleza y trabajar con ella (el/la agricultor/a tenía que conocer muchas variables complejas que incidían sobre la tierra y su producción. Tenían que saber de tiempo previsible -Calendario zaragozano, por ejemplo-, de cuándo plantar, de cuándo recoger, de cuándo ….. , de multitud de conocimientos)

10. Hemos traducido todo en especialización y la especialización no nos permite comprender, sólo conocer técnicas inconexas (en realidad, son técnicas simples, que se les ha dado nombre en cada especialidad, pero que son como otras muchas. Si no tuviesen un nombre a veces tan sofisticado, no serían más que nada).

11. La especialización sin sentido humano, sin sentido, ni horizonte, es sólo simplicidad. Por eso, hoy cualquiera puede aprender un oficio en dos días. (El sentido humano de la especialización es la necesidad de avance, pero sin perder el por qué y para qué se hace y que consecuencias tendrá lo que se hace o planea. Es la famosa paradoja técnica: invento la bomba atómica, pero no soy responsable de su uso)

12. También por eso, el sistema capitalista no necesita que nos formemos, y si lo hacemos, que seamos unos super-especialistas: tontos útiles (el capitalismo nos ha alienado a tales niveles que hasta cuando logramos una formación, nos hace dependientes de una subordinación al poder establecido)

13. Esta claro que nadie quiere ni siquiera leer lo que estoy escribiendo. Le sienta puede sentar mal, pero es lo que él sabe que está viviendo (no nos gusta la realidad; nos recreamos en una historia casi siempre manipulada o en unas utopías ilusionantes, pero perversas)

14. Sabemos que tenemos que luchar contra la simplificación y la especialización, pero los que siguen esos caminos triunfan en dinero y poder (si, los que «ganan» dinero y poder son «talentos» y los que no lo han sido, son …… ¿escoria? ¿incapaces? ¿inútiles? ¿que no sirven para nada?: ninguna de ambas afirmaciones es cierta, pero está ahí rondando por la conciencia social dominante)

15. Viendo a los políticos de la casta se pueden observar estos fenómenos. Son tan simples, que ni siquiera saben defender una ideología …. (Los políticos de «casta» sólo necesitan de encuestas para cambiar de opinión, en realidad, no tienen opinión, ni posición, sólo la de conservar el asiento que ocupan)

16. Por eso, no tienen ideología, o la ideología está simplificada en el binomio dinero-poder … nada más: corrupción económica y despilfarro social (como no saben, despilfarran; como no tienen principio alguno, son corrompidos)

17. Y …. no me importa que no os guste lo que habéis leído … si es que alguien se ha atrevido y llegado hasta aquí .. porque quiero provocar lo que hay escondido (y nunca se tiene que temer lo que se dice si se está convencido de que puede ayudar a ver más claridad en la oscuridad y simplicidad en gran medida inconsciente en la que vivimos)

18. Y perdonad aquellos que no están incluidos en todo lo que he afirmado. Es evidente que existen alternativas y hay mucha gente en ellas. (Menos mal que cada día hay más gente que puede pensar y piensa. Para algo nos ha servido al menos el crecimiento demográfico, contradiciendo a Malthus)

19. Pero … hay muchos más que siguen el camino de la auto-exterminación mental y de simplificación vital … no es un problema de unos pocos, sino de unos muchos (las causas son múltiples, y los recursos del sistema para alinearnos y alienarnos son cada día más sofisticados. Pronto tendremos que convertirnos en hombres-libro para superar las hogueras de esta inquisición)

20. Mucho amor para todos vosotros y todas vosotras …. ya sé que soy algo pesado, pero esto de promover alternativas no siempre es fácil (El amor consiste en dar sin esperar recibir … sobre todo: ver por ejemplo a Eric Fromm, en su libro «El arte de amar», muy recomendable para estos tiempos).

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