Ideario (VIII)
Un león descansaba en Kenya entre unos arbustos, expuesto a las miradas de los del safari fotográfico, y alguien tuvo la mala idea de provocarlo tirándole algo: mirar los ojos …. en un instante … pensamos que saltaría …. luego pensé que la situación se parecía a la que habían vivido los diputados en 1981 con Tejero … todos al suelo de la camioneta …. por una vez, tal vez inconscientemente, yo aguanté con mi cámara …. estaba emocionado con mi Nikon …. a todo el mundo le gustaba …. aguanté y saqué esta foto.
¿Qué significado tiene para mí? Muchos, pero el que más me interesa es este: no hay que tirarse al suelo a la primera … ni darse por vencido. Yo he sido derrotado en muchas batallas, pero sigo intentándolo …. no quiero ganar ninguna guerra …. sólo quiero ayudar a los demás …. no me interesa su dinero, sino hacer algo que sirva para el otro …. no necesito dominar a nadie …. sólo que me lean y que se reconozcan en sí mismos …… ese es mi ideario.
Un ideario que si no se concibe a partir del otro, de la necesidad socialmente sentida, es un sinsentido.
Y aprender a vivir para dar …. sin pensar en ser recompensado …. siendo que dar es ya en sí mismo una recompensa …. es fundamental para avanzar.
No es fácil que ese comportamiento sea bien entendido, y para muchos, que no pueden ni siquiera intentarlo porque ni quieren ni saben, puede constituir una posición engañosa o poco fiable. Allá ellos. Se lo pierden.
Tener un ideario es intentar que lo que uno hace responda a unos principios, y al revés, que los principios se hagan coherentes con nuestros actos. El punto de encuentro es la coherencia, la simpatía entre hechos e ideas. A ese respecto no precisamos de muchas ideas, sino de pocas, pero muy sintetizadas, y para nosotros muy prioritarias, muy esenciales. El ideario lo he puesto en octavo lugar de estos supuestos para innovar, y es porque no es el punto de partida, sino algo necesario para dar coherencia al conjunto. Si partimos del ideario, no sólo nos pueden llamar idealistas -lo cual a veces no está mal, pero otras resulta un poco agobiante y «descalificador»-, sino que además mostramos que damos más prioridad a nuestros intereses y necesidades que a los sociales, y no estoy en acuerdo con ese planteamiento. Uno tiene que saber que es básicamente un ser social, aunque se empeñen los genetistas de encontrar mecanismos automatizadores y no socializadores en nuestros comportamientos y conductas, un ser construído o deconstruído a partir de lo inmediato social y en ello, muchas veces en su pequeñez, le impulsa a constituir un espacio ideológico, o hasta místico, que sustituya su pequeñez, le haga estar con otros «fieles» o «beatos» y el camino no se haga tan penoso, sino algo menos, debido a la masa que nos acompaña. Es una solución fácil en etapas de juventud, pero poco a poco eso se muestra limitado, parcialmente coherente y muchas veces contradictorio con nuestro propio desarrollo humano. Hoy, mi ideario se dice en pocas palabras y sin embargo, es el producto de muchos años de experiencia y de deconstrucción personal y social.
¿Por qué al final, mi modelo de innovación centra su mirada en la intercomunicación? porque siento, tal vez menos científicamente de lo que me gustaría, que el punto clave en el desarrollo humano y social es la capacidad de en-redarse en relaciones más y más amplias, abiertas y complejas …. y de cómo esa potencialidad humana se puede transformar en una fuerza que cambie finalmente este mundo un tanto ruín y primitivo, donde la desigualdad y la falta de «fraternidad» son más vigentes que lo que sería razonable aceptar para el supuesto y extraordinario nivel de ¿desarrollo? tecnológico que hemos alcanzado -eso dicen al menos los tecnólogos-.
El león estaba tan tranquilito. Y venimos, como todos los días, una banda de turistas tontos y engreídos, y ya el colmo fue que uno de ellos le tirara algo. Nos puso los pelos de punta, como diciéndonos: «vaya panda de mierdas y lo que molestan». Pues muchas veces, somos en la sociedad leones tranquilos queriendo dormir nuestra siesta o queriendo llegar a ciertas metas u horizontes, y continuamente, tipos egoistas y engreídos nos tiran piedras y nos hacen tremendamente difícil un camino que podía ser agradable, si en vez de tanta fauna de cuarta, hubiera personas que pensaran en los demás, y también en los leones y sus familias.
Y esas personas de cuarta … nacen de la desigualdad, de la falta de coherencia con el que es igual pero se ve como desigual, con pre-juicios sociales contra razas o clases sociales que tuvieron la mala suerte de ser negros o amarillos o pobres, y tienen que soportar que unos mierdas que tuvieron la gran suerte de nacer ricos o blanquitos o rubios, sigan tirándoles piedras y no les dejen ni siquiera tiempo para estudiar, para aprender, para vivir con su familia, tranquilamente, pero más justamente de lo que esta sociedad injusta permite.
Y esas personas de cuarta …. se regocijan de ser lo que son, sin haber hecho mucho, sino más bien poco en relación con los que han tenido menos suerte, y discriminan al que no tiene o es de otro modo. No saben lo que es el otro que como dice Sabato es finalmente el que nos salva, no saben más que mentirse a sí mismos, pensado que han hecho tan bien las cosas que ahora han llegado a ser lo que otros, que no lo han hecho en su pensamiento, no han podido llegar. Pero eso no es cierto, en modo alguno. La mayoría de los otros se han esforzado mucho más que el que es blanquito, rubito o rico, han tenido una vida más dura, han estado menos protegidos y aún así han avanzado mucho, pero no han tenido los recursos necesarios para que toda esa experiencia que han tenido que adquirir viviendo y no siendo unos protegidos de su dinero, se materializase en una posición mejor y más razonable. Luego viene la explotación y la selección que la hacen siempre los mismos. No hay poder que no haga selección y evaluación, todo se convierte en control y evaluación, porque les beneficia. No es que los blancos sean más inteligentes porque lo diga un test de inteligencia tipicamente USA, sino que han tenido más oportunidades de desarrollar su inteligencia, y además, los baremos del test se hacen en función de esas clases «inteligentes», poderosas, con lo que es razonable que salgan mejor en los test. Si sale un chico de clase baja mejor que uno de clase acomodada o alta es que el de clase alta es un sinvergüenza y un despilfarrador de las posibilidades que ha tenido a su disposición. Una sociedad injusta de «nacimiento», una sociedad que fomenta la injusticia y la discriminación, que impide la igualdad, al menos, de oportunidades. Para mí una sociedad que hay que superar. Y todo el poder a nuestra disposición es nuestra capacidad de interrelacionarnos, de conocernos, de apoyarnos en procesos más globales, de fomentar todo tipo de asociación o cooperación. Porque ahí, seguro, somos mucho más fuertes. Ellos, los de siempre, intentarán siguiendo las enseñanzas básicas del poder y la autoridad, separarnos, desunirnos, dividirnos. Tenemos que ser uno y muchos, uno porque somos capaces de cooperar y colaborar y muchos, porque realmente lo somos, mayoría absoluta. Pero los miedos nos desunen, muchos que pensarían como nosotros, no pueden hacerlo, porque tienen miedo, y hay que comprender que tengan miedo, porque un sistema autoritario y desigual impone constantemente, y hasta ni lo disimula, como ocurre con los IMPUESTOS a favor del Estado.
Y el otro no podemos descubrirlos como «pobrecito», sino como aquél que tiene tanta experiencia y conocimiento que nos puede ayudar a lograr horizontes diferentes a los que nos conducen estas prácticas antihumanas y explotadoras en que vivimos.