¿Tiene remedio en general el país? ¿Tiene remedio su impuntualidad? ¿Tiene remedio su individualismo? ¿Tiene remedio la corrupción? ¿Tiene remedio el egoismo de la gran empresa? ¿Tiene remedio el apatrismo del capital? ¿tiene remedio la falta de horizonte? ¿Tiene remedio el sin-sentido común? ¿Tiene remedio el poco interés y reconocimiento de la importancia de seguir siempre aprendiendo? ¿Tiene remedio las equis horas que se dedican de media a la caja tonta? ¿Tiene remedio la televisión misma y sus anuncios incontinentes y lamentables en los momentos menos oportunos? ¿Tiene remedio la falta de respeto hacia los ciudadanos? ¿Tiene remedio la mentira como arma de comunicación? ¿Tiene remedio la alianza de poderes mediocres que nos lleva a la ruina? ¿Tiene remedio ……

Es toda una cultura, es tan difícil forjar una cultura, que es difícil que cambiemos mucho. En el XIX cuando los liberales tomaban el poder, ellos, los españoles, que no habían casi publicado nada sobre la libertad y el liberalismo, resulta que eran más liberales que los ingleses y escoceses que parieron el liberalismo. En el siglo XX inventamos un «modelo» (sic) de transición, basada en un formato de neofranquismo que hoy todavía padecemos. En el siglo XXI no damos una a derechas ni a izquierdas. Los gobiernos de izquierda han sido idealistas y fuera de la realidad. Los de derechas han sido mentirosos y casposos y cutres.

Damos ejemplo de lo que no puede ser: ser los «más avanzados en cuestiones sociales de Europa» y pasar en dos años a ser los más atrasados. ¿Qué nos pasa? ¿Somos un pueblo ciclotímico, que sube y baja como un ascensor? ¿Adónde queremos ir llamando de esta forma la atención y no sabiendo ser prudentes, humildes y dar continuidad a los proyectos? ¿Seremos, somos una sociedad enferma? Ahora estamos decaídos, deprimidos, sin energía, sin fuerza, ¿se corresponde con nuestra realidad? Los pesimistas dirán si, los optimistas dirán que no. ¿Para qué ser tan optimistas o tan pesimistas? ¿De qué sirve?

¿No sería mejor ser realistas, saber donde estamos, qué queremos, que podemos hacer, marcarnos un sentido de lo que hacemos, mirar de hoy para adelante, saber adónde nos queremos dirigir, y eso hablarlo, debatirlo, discutirlo, trabajarlo, y todos a una? ¿Sabemos o no sabemos? Pienso que sabemos muchísimo menos de lo que creemos que sabemos, y mira por donde el sabio, el Sócrates de turno pensaba de la forma completamente contraria, era sabio porque sabía que no sabía bastante, o más bien, que no sabía nada o casi nada. Nosotros pensamos al revés, mejor dicho, creemos que pensamos al revés: pensamos que sabemos cuando no sabemos como el sabio que se reconocía más ignorante de lo que era; y realmente sabemos mucho menos de lo que creemos. Tenemos que cambiar el chip, el paradigma, la forma de ver las cosas.

En realidad, no tenemos las mejores empresas, ni tenemos los mejores cerebros, ni tenemos los mejores paisajes o las mejores playas …. Tenemos empresas, algunas buenas, la mayoría malas y sin mucho futuro, los mejores de nuestros cerebros se han ido, y nosotros no hemos sabido reconocerlos ni darles lo que necesitan para avanzar, he visto muchas playas mejores que las nuestras, muchísimo mejores, no son las mejores, alguna es buena y equivalente, pero la mayoría son de una arena lamentable y menos mal que si veraneamos allí no las vemos de tantas sombrillas y toallas que hay en el suelo, que sino no daría un vahído y tendríamos que reconocer que no son tan buenas como pensamos. Y dónde las hay buenas, el clima no es demasiado bueno, ni siquiera en verano …. en fin, no digo que no haya buenas playas, sólo que no todas lo son, ni tampoco que sean las mejores del mundo. Y así sucesivamente …. para que seguir.

¿Reconocen Uds. algo de lo que estoy hablando? Si lo reconocen, al menos en parte, estamos en un camino donde podemos recuperarnos. Si, por el contrario, rechazan todo lo que he escrito, está claro que no tenemos remedio … porque me puedo equivocar en dos o tres cosas, pero no muchas más, y si uds. no son capaces de reconocerlo es que no ven la realidad. Por tanto, seremos optimistas si existe la autocrítica necesaria para saber cuál es la realidad de esta península; y no tendremos remedio ni podremos ser optimistas si no somos capaces de ver delante más que lo que hacemos bien, y no sabemos mirar lo que nos queda por hacer, y lo mucho que tenemos que rectificar.

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5 comentarios en «¿Tiene remedio?»

  1. Un país que valora poco la educación y sus educadores no es el mejor caldo de cultivo para desarrollar aprendizaje de calidad. La motivación es básica en todo esto, y si tanto los profesores como los estudiantes, como sus padres, están poco por la labor, bien porque no quieren dedicar tiempo, bien porque prefieren hacerlo de manera tradicional o bien porque hoy en día educarse no conlleva emplearse o emplearse bien como se pensaba en otras épocas …. si esa es la «motivación» (des) …. por muchos que queramos cambiar las cosas, me parece que primero tenemos que ser capaces de reconocer la importancia de saber, de conocer, de aprender continuamente, de constituirse en el pivote en el cual nos movemos en la vida, y no en algo de lo que se puede prescindir o sencillamente cumplir.

  2. En 2004 publiqué un libro que integraba y estudiaba las empresas más innovadoras en este país. Al principio, estudié más de cuarenta, pero finalmente me quedé con cuatro realmente innovadoras. Tenía que haber llegado al menos a seis, pero no pasé de cuatro. No sé como iría la cosa hoy en día, diez años más tarde, pero me temo que el número no ha crecido demasiado, o hasta puede que haya decrecido. Los parámetros de referencia eran estaban analizados científicamente en un trabajo que en ese momento todavía no se había convertido en libro, pero si en varios artículos científicos. Es decir, no elegí subjetivamente si eran o no innovadoras a las que finalmente incorporé como tales, sino que existían unos parámetros científicos detrás de todo ello. En 2004 sólo cuatro empresas plenamente innovadoras, ¿no parece poco en un país con más de dos millones de empresas?

  3. Pero el último párrafo es decisivo: el test es si uno sabe conocerse, como decían los griegos (¿te conoces a tí mismo?) y conoce su propia realidad, y no la fantasea o se la inventa o se cree estar en el mejor de los mundos (recuerdan aquello de «De Madrid al cielo», frase muy utilizada en la capital), porque si nuestro análisis es fantasía, pienso que tenemos poco remedio. Nos dará dentro de diez años un nuevo «patatús» de sentirnos los mejores y nos lo creeremos y, como dice el refrán, nuevamente: «más dura será la caída». Y ya llevamos muchas caídas ….. desde hace cuatrocientos años no hacemos más que retroceder. Y sino miren la historia y véanla un poco objetivamente.

  4. Entonces, ya los veo, me dirán que España es campeona del mundo y de Europa dos veces seguidas. Y yo les diré, pues con lo que hemos invertido en futbol, qué poco. Los brasileños o argentinos o uruguayos no han invertido ni la décima parte que nosotros y tienen cinco, dos y dos títulos mundiales respectivamente. ¿Quiere esto decir que si inviertes en España, no rinde, y si lo haces en esos países rinde muchísimo más? Pues si, así es, no sólo en futbol. Y sino pregúntenle a Telefónica de qué vive y de quiénes vive, y le dirán que de sus inversiones en Argentina y en Brasil básicamente. Aquí pierde dinero. Por algo será, ¿no creen?

  5. Vayamos a otro campo, al de la educación. Se han hecho cuatro o cinco reformas ¿estructurales? o legales u orgánicas en los últimos treinta años de «transición». Muchas leyes y que pocos resultados. Hace 30 años se valoraba más la educación que ahora. Todos debemos ser responsables de tal descalabro, porque sin aprendizaje, sin educación, es mejor que nos vayamos de peones a trabajar a otro país más civilizado. Y así sigue siendo, pero peor. Hoy la educación es en términos medios, mucho peor que hace treinta años: mucho peor. Se estudian y repiten muchas técnicas, muchas cosas memorísticamente, pero no se sabe, porque para saber, hay que saber pensar y no se piensa, se utiliza la memoria y se repite. Y ahora en las universidades hasta se ha llegado al colmo de que lo primero que hace un profesor es pasar lista, como si se tuviera que perseguir a los chicos para que vayan al aula, es decir, eso querría decir que no quieren ir, y que hay que obligarles: ¿se puede comprender que haya tal nivel de desmotivación entre los estudiantes como para no querer ir a aprender, aún pagando, como ahora pagan tres o cuatro veces más que hace veinte o treinta años? Alucinante. ¡Hay que pasar lista para que vayan! ¿Qué son? señoritingos o profesionales cuyo interés es aprender de verdad? No es comprensible, ni tampoco que los padres (madre y padre) le permitan dormir hasta las tantas, y levantarse casi para irse de juerga o de botellón casi todos los días. Impresentable. ¿Tiene remedio la educación? No sé, me temo que no. Y quiero enfatizar: si no hay educación, no hay ni presente ni futuro.

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